Manejando las luchas de poder con su hijo pre-adolescente

La pubertad, puerta de entrada a la adolescencia, suele ser la etapa donde los hijos comienzan a desafiar a los padres. Si estás pasando por esto, ten en cuenta estas sugerencias

Las luchas de poder parecen ser una compañía
natural de aquellos tiempos en los que los niños del pasado empiezan a
convertirse en púberes y adolescentes. Y durante las mismas, suele estar
presente una gran cantidad de pasión, donde ellos se enojan con nosotros, y
nosotros nos enojamos con ellos.

Así, comenzamos a sentirnos culpables,
preocupados, y preguntándonos al mismo tiempo en donde quedo aquel dulce niño
del pasado, y en que fallamos nosotros. Sin embargo, es fundamental que en estos
tiempos reine la calma y la reflexión.

En primer lugar, es necesario saber que
todas las actitudes de sus hijos adolescentes, son parte de una conducta normal,
y que tanto para usted como para ellos, todos los sentimientos que se
experimenten también serán muy normales.

En efecto, cuándo alguien está enojado
con uno, es normal que uno se enoje con esa persona. No importa si se entiende
el natural desarrollo de los adolescentes, o si se trata de aplicar ciertas técnicas
para manejar la situación, pues muchas veces se experimentan sentimientos
heridos y defraudados, y eso causa mucho enojo.

La clave, en este sentido, será aprender
que hacer y como manejar estas situaciones de lucha de poder, tanto si se
experimentan los sentimientos señalados anteriormente, como si simplemente se
vislumbra una situación desagradable.

Entendiendo el desarrollo
natural

Existen muchas razones por las que muy
posiblemente comenzará a ver un aumento en las luchas de poder con su hijo púber.
Aquí están las tres principales:

1.
Las hormonas. Generalmente el gran cambio en las mismas comienza
incluso dos años antes en las chicas que en los chicos. Los chicos que
atraviesan la pubertad comienzan a ver grandes cambios en sus cuerpos, por lo
que podrían sentirse muy ansiosos y ni darse cuenta de por qué discuten esta
semana sobre un asunto que no los molestó la semana pasada.

2.
El desarrollo de una capacidad de pensamiento crítico. Los chicos
en la etapa de la pubertad comienzan a ser capaces de hacer reflexiones sobre
cuestiones muy sensibles. Ya no es más todo blanco y negro, y si se combina
esto con el hecho de que ellos todavía quieren mantener sus fantasías de la niñez,
se comenzará a entender cuantos aciertos, pero también disparates, podrán
comenzar a gestarse en la cabeza de sus hijos.

3.
El descubrimiento de las verdades.
A esa edad, los chicos comenzarán a
descubrir muchas verdades, como el hecho de que sus padres son seres humanos que
pueden fallar. No sólo podrán ver que ellos podrían tener razón y sus padres
equivocados, sino que comenzarán a proyectar todos los problemas en sus
progenitores. Y desde que usted es una figura estable y de mucha confianza en su
vida, seguramente será el primer objetivo, y posiblemente el único, al que se
apuntará la mayor parte de las veces.

Tomando medidas 

Aquí le proponemos algunos pasos que podría
utilizar para evitar las luchas de poder. Para ello, en primer lugar, será muy
importante que determine las consecuencias previamente, y se apegue fielmente a
las mismas de ser necesario.

1. Aprenda a hablar en un tono firme,
directo y franco. Gritar y ponerse a la misma posición del chico nunca ayuda.

2. Tome un profundo respiro y cuente hasta
diez antes de reaccionar. Recuerde siempre que su objetivo es tener un adulto
joven, sano y feliz, y no alguien reprimido y con constante temor.

3. Sea
coherente, es decir consistente, con los límites y las reglas.

4. Lleve a cabo acciones que demuestren
que las acciones de sus hijos tendrán consecuencias naturales y lógicas. Sea
firme y apéguese a ellas.

5. Espere ciertos incumplimientos, pues
probar los límites es una conducta normal en los adolescentes.

6. Escuche atentamente los sentimientos
que ellos expresan, y mantenga una mente abierta. Usted tiene todavía la
posibilidad de decir no, por lo que nunca debería dejar de escuchar lo que
ellos tienen para decir.

7. Permanezca racional, recordando siempre
que usted es el adulto. Si lo necesita, tómese un “recreo intermedio” para
calmarse a sí mismo.