Mi hijo me llama por mi nombre

¿Cuáles son los motivos que hacen que los niños no digan las palabras “papá” y “mamá”? ¿Es solo una etapa o algo para preocuparse?


Los
padres
no deben sentirse desplazados ni menos queridos por no ser llamados
“papá” o “mamá”. Simplemente hay que tomar esta actitud de los niños como una
experiencia de la cual se debe aprender ya que en muchos casos, esta distancia
puede deberse a un
problema afectivo y el modo que tienen los pequeños de
exponer esta carencia emocional es mediante esta actitud que crea una barrera.

“Hoy en día, muchas parejas trabajan fuera del hogar muchas horas y dejan a
los hijos al cuidado de terceros. Esta falta de presencia en casa por parte de
los padres en horarios claves, puede parecer que no afecta a los niños, pero es
evidente que ellos encuentran el modo aunque no lo adviertan de hacerlo notar.

La interacción con ellos es la única manera, entre otras cosas, de lograr que
los niños llamen a los padres del modo apropiado
”, comenta la psicopedagoga
argentina Telma Ramírez. El escuchar a los hijos llamar por el nombre de pila a
los padres es decepcionante y angustiante.

“Los adultos se preocupan mucho cuando se enfrentan a una situación
inesperada y relacionada con sus hijos y no saben de qué modo asumirla mucho
menos cuando están junto a otra gente que pregunta asombrada por qué ocurre
esto.

Lo más importante es mantener la calma y
no obsesionarse con el tema ya que
cuanta más presión, más difícil será revertir esta realidad. Hay que explicarles
a los niños que a los padres se los llama “mamá” y “papá” y dejar que todo siga
su rumbo
”,  argumenta la profesional.


Muchos niños ven natural el llamar a sus  padres por el nombre porque están
acostumbrados a escucharlos en el hogar. “No todo se debe siempre a un
problema emocional.

A veces es más sencillo de lo que se cree. Los niños al escuchar el nombre de
la madre mencionado por el padre, ven de lo más normal llamarla también de este
modo. Hay que explicar las cosas con calma y los niños en breve cambiarán su
manera de dirigirse”
, opina Ramírez.


No es adecuado cambiar la forma de tratar al niño. “Hay que mantener en todo
momento la calma y seguir dirigiéndose al hijo de modo afectuoso. No escatimar
en caricias ni palabras dulces.

El contacto físico es importante para afianzar la relación y que de a poco
ellos por sí solos sean capaces de comprender de qué manera deben tratar a los
padres
”, aconseja la especialista.


Tampoco resulta una idea acertada el hacerle regalos al pequeño para conseguir
lo que se desea. “Los niños se acostumbran muy fácil a lo bueno y son muy
inteligentes. No hay que dejar que ellos tengan el control de la situación ya
que son manipuladores de primer nivel.

No hay que darles margen para que hagan lo que quieran. Hay que ser lo
suficientemente ingenioso para lograr que los niños hagan lo que quieren los
adultos sin que se den cuenta
”, indica la psicopedagoga.


Pasar más tiempo con los niños es una manera de poder recomponer un vínculo
deteriorad por la falta de tiempo. “Si los padres trabajan muchas horas fuera
del hogar o están separados, deben encontrar la manera de solventar esta
problemática para que los hijos no sean las víctimas de una realidad que no se
merecen.

La falta de tiempo puede resolverse con prestarles atención cuando se está
con ellos, aconsejarlos, acompañarlos y sobre todo, brindarles y demostrarles
mucho afecto
”, finaliza diciendo la psicopedagoga.


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