Una de dos, o ya se le ha vuelto costumbre o yo a mi madre ya la tengo calada.
Y…soy mujer y su hija, así que algo de esto, aunque adolescente, voy
entendiendo.
A pesar de que esté en la otra punta del asunto. Shhhhhhhhhh, que
si mi madre lee que escribo: soy mujer, enseguida, no puede con su genio y bien
chapada a la antigua, retrucará: señorita, mi hija, señorita.
Que para mujer le
falta aún y yo insistiría y nos enfrascaríamos en una dialéctica
interminable materna filial, que mamma mia.Yo parada en mis dieciséis y ella
enfrascada en la cuarentena.
En fin, cosas de la vida y del querer, que le
dicen. La cuestión es que como asumo que son cosas de mujeres, como a mi
también me va a pasar, decidí en pleno uso de mis facultades mentales
solidarizarme con la organización del cumple de mamá. Mientras tanto, hago
catarsis con esta nota y que Dios me guarde y me salve. ¡Socorro!.
El cumpleaños de mi madre me vuelve loca
Ya la tengo estudiada.Todos los años, pasados los treinta, hace versión,
actualizada, más o menos lo mismo. Una anunciación rimbombante con bombos y platillos.
Tres meses exactos antes de la fecha señalada, esto es de su
aniversario, empieza: mira que dentro de 90 días cumplo años, eh…
Y sus
variantes: vas a venir ¿no?, no se te vaya a olvidar, mira que no son moco de
pavo los 43, vamos a festejarlo a full y etc. Etc. Etc.
De paso, leo en sus
pensamientos que calla y que por nada del mundo diría, pero yo sé que es así,
mira a la inminente víctima, que por nada del mundo tiene que
olvidarse que es su cumpleaños, y piensa: sino te retiro el saludo para
siempre.
Y si, es un poco extremista mi madre, para algunas cosas. A los dos
meses previos, sigue, insistiendo, mira que te voy avisando.
Y no es por una
cuestión de regalos. No. A mi mamá le gusta su gente alrededor de ella. Pero
una vez arribados, en cuenta regresiva, al 29 día previo, le sobrevienen los
ataques repentinos de arrepentimientos .
Y hace un mutismo por el foro,
sorprendente y con alevosía como si de repente no quisiera saber, absolutamente,
nada con el asunto de andar cumpliendo años.
O sufriera un repentino ataque de
amnesia. Si alguien osa mencionarle la proximidad de sus 43 sufre, de parte de
ella, una mirada mezcla de vas camino a la hoguera o, en su defecto, a la horca,
de todos modos, ninguno de los dos lugares son muy propicios que digamos, según
como le pinte, que lo hace desistir inmediatamente de semejante comentario,
volcándose a las variantes del tiempo y su devenir meteorológico.
Mientras
tanto ella, mi madre,
recobra su aire despistado inicial y con un suspiro acompañatorio dice, como al pasar, ¡¿ah, si…?!como si estuviera hablando del
cumpleaños de magoya o de cualquier otro mortal que no fuera de si misma.
Si
estoy en el medio de la locución evito la mirada del interlocutor/a porque me da
cositas. Y pienso es bueno saber un poco sobre tu madre, todo, creo que es muy
mucho.
El número de años no se constituye en ningún secreto de estado ni ella
se esmera demasiado como para mantenerlo como tal.
Así que por suerte ese es un
detalle menor pero sobre todo menos del que ocuparme al menos mientras dure la
fragilidad del estado de cosas hasta ahora. Hablando en criollo sino se le
ocurre innovar sin aviso previo.
Mi mamá me mima, mi mamá me ama, yo mimo a mi mamá, yo amo a mi mamá. Así me
cuenta mi madre que aprendió a leer antes de convertirse en mamá saurio como
dice, de mi hermano y mía.
Atento a que también a nosotros nos lo enseño y
visto y considerando: por lo tanto
manos a la obra: le voy a dar una mano con
este asunto del cumple. Aunque pensándolo bien y mirándola de cerca, mejor le
doy las dos.
Siguiente:
cumple de mamá y no morir en el intento?
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