Mi mamá es “mi tesoroooo”

Tu hijo, tú y el complejo de Edipo


“¡Qué guapa eres!”
“¡Mi mamá es la mejor mamá del
mundo!”
“Mi papá es el más mejor!”

No es fácil. No es fácil ver
que un hijo te quiere mucho, te pone buena cara y te adula todo el tiempo. No es
fácil verlo y tener la cabeza fría para saber que ahí puede haber algo que esté
mal.


Entre los 3 y 5 años nuestros
retoños nos premian tanto sacrificio y dedicación con un amor sincero,
apasionado, sin límites… y egoísta
, muy egoísta.

 

Porque solo van a querer a uno, y al otro, aunque suene raro,
lo van a ver a ratos como un padre, a ratos como un rival. Son unos amantes muy
posesivos y celosos, estos donjuanes de medio metro, y es que son unos
“baby-amantes en bruto”, a los que vamos a tener que pulir.

 


“Mamá, mírame a los ojos y dime
que no quieres casarte conmigo”

 

Parece extraño hablar de hijos
enamorados de sus padres con apenas tres años, pero la cosa es así. De forma
innata, sin necesidad de que le estimule el ambiente de una clase o un colegio,
empieza a tener sentimientos que van más allá del cariño familiar, empieza a
tener “enamoramientos”.

 

Por lo tanto, pensar que, pase lo que pase, todo esto
no es culpa suya porque a todos, al crecer, “se nos despierta el amor” y él solo
nos tiene a nosotros para dirigirlo.
Quizás su amor no sea como el que ahora
nosotros entendamos, pero sí es tan sincero, profundo e intensamente como el que
más.

 


“Todo ser humano tiene
impuesta la tarea de dominar el complejo de Edipo”
Sigmund Freud

 

Al menos de un modo
inconscientemente llegan incluso a desear convertirse en las parejas de sus
amados. Las niñas soñarán con ser la media naranja de su papá (lo que se conoce
como Complejo de Electra), lo cual siempre encandila a un padre al que conviene
que alguien le despierte del espejismo.

 

Es un tiempo de ponerse guapos,
de pavonearse, de hacerse los interesantes. Un tiempo donde no es extraño que
lancen algún tipo de proposiciones indecentes del tipo: “mamá, cuando crezca y
me haga mayor me casaré contigo”.

 


Si oyes una frase de este tipo,
tranquilo, porque estás ante un chico muy sano que además, no tiene ningún
reparo en

expresar sus sentimientos
,
lo que está muy bien.

 

El problema viene con el lado
oscuro del amor: los dichosos celos. El desarrollo le está llevando a
encontrarse con sentimientos tan fuertes y contradictorios como el amor,

los celos
, y
el odio, por lo que conviene ser muy paciente y cauto en este sentido.

 

Recuerda que para él somos la
primera mujer de su vida, o el primer hombre… la primera relación que mantendrá,
y esta experiencia puede luego arrastrarla durante mucho tiempo, además de
provocar situaciones curiosas.

 


Mi hijo ¿quiere el divorcio o
qué?

 

“Albertito, al cumplir los 4
años, no soportaba que su papá intentara besarme”, relata Diana, madre
colombiana de 34 años. “Se ponía hecho una furia, y empezaba a darle patadas.
Cada vez que llegaba su padre, se ponía tristón, y cuando veía que nos
cogíamos de la mano
o nos queríamos abrazar para ver la tele, hacía lo
imposible por fastidiarnos”.

 

¿Hay que consentir este tipo de
comportamientos? Ni mucho menos. Como hemos dicho, nuestro pequeño empieza a
vivir el sentimiento del amor, de los celos y del odio, y nuestra obligación
es ayudarle a que acomode esos sentimientos de una forma equilibrada
, acorde
con la vida que va a tener el día de mañana. Como dice Freud, “todo ser humano
tiene impuesta la tarea de dominar el complejo de Edipo”, y nosotros estamos ahí
para ayudarle en ello.

 

Aunque parezca paradójico,
tenemos que enseñarle a fracasar, a aceptar que no siempre puede ganar y que no
pasa nada por ello. No todo el mundo sabe fracasar y seguir sonriendo.

 

Para
ello:
 

  • aunque se ponga muy meloso y
    nos guste verlo halagándonos todo el día, no debemos mostrarnos más
    cariñosos con él de lo habitual.
  • no renunciéis a mostrar
    vuestro cariño delante de él. Tiene que aprender a convivir con eso, y con la
    imposibilidad de convertirse “en el marido de mamá”.
  • cuando veáis que se pone
    nervioso
    , lo mejor
    es que

    se lo expliquéis
    pausadamente, sin agobiarle. Decidle que os queréis y os cuidáis, y que en
    esa relación está también él, que un día encontrará a una chica y formará
    también una familia.
  • Si eres el padre o la
    madre “desplazado” ¡OJO!, ¡no te dejes llevar!
    Tienes que superar la
    tristeza y entender que es solo una etapa puntual que tu niño va a superar
    reconciliándose contigo y volviendo con un nuevo propósito: en lugar de
    combatirte, querrá parecerse a ti. Por eso has de evitar ponerte duro con él:
    como tiene que volver a nuestro regazo, lo mejor es ponérselo fácil.
  • Aunque tenemos que enseñarle
    a aceptar que sus padres se miman, tampoco conviene “picarle” todo el tiempo.
    Recuerda que es su primer amor. Hay que andarse con cuidado.
  • Ni se os ocurra discutir
    en su presencia.
    Eso podría ser muy pernicioso para él: por un lado,
    podría hacerse ilusiones y tardaría más en darse cuenta que lo suyo es un amor
    imposible y que la próxima vez tiene que afinar mejor el tiro a la hora de
    elegir de quién enamorarse.
     


Además, eso podría amplificar su natural sentimiento de
culpabilidad. Ahora, por primera vez en su vida, vive emociones que chocan
con sus pensamientos
. Primero sentirá celos y rechazo por su rival, pero
después, cuando se mete en la cama y está más calmado, se va a arrepentir
muchísimo de haber tenido algún mal pensamiento respecto a ese padre al que
tanto quiere. Por todo ello este es un tiempo en el que tendrá pesadillas a
menudo.


Y es que esto de los niños, es
la monda. Todo hay que enseñárselo. ¡Hasta el que no te roben a la mujer o el
marido! Y cuidado que, puestos a tener un rival, no se me ocurriría ninguno más
temible que el propio hijo. Al fin y al cabo, se ha llevado nuestros genes y
eso, forzosamente, le ha dotado de una guapura que se de buena tinta que mi
mujer no podría ignorar.

¡Un abrazo y mucha paciencia
con ellos!


Para
saber más sobre el complejo de Edipo

El complejo de Edipo no es lo
mismo que la mamitis. Cada uno tiene su edad, y, mientras en la mamitis solo se
trataba de una dependencia exagerada, un no saber hacer nada ni sentirse bien
sin la madre, ahora entran en juego los halagos y los celos.



SABÍAS QUE…

el “descubridor” del complejo de Edipo fue el psicoanalista Sigmund Freud. Este
investigador suizo, padre del psicoanálisis y la interpretación de los sueños,
fue el primero en proponer que los niños tenían algún tipo de sexualidad.


Para explicar este complejo
recurrió a la mitología griega, de donde proviene la triste historia de
Edipo, el hijo de un rey al que un oráculo avisa de que, en un futuro, ese niño
matará a su padre, ante lo cual tratará de sacrificar a su propio hijo. Pero
unos extranjeros lo salvan, y, al crecer, avisado de la profecía, Edipo se hace
guerrero para luchar en tierras lejanas.

 

La leyenda cuenta que en una batalla
mató al rey de Tebas, por lo que éste pueblo, como era costumbre en la época, le
coronó sucesor dándole como reina la esposa del anterior monarca. Un monarca
que, como descubriría tiempo después Edipo, era su propio padre. Se cumplía así
su destino.


A modo de disculpa, la madre
de Edipo le dirá: “Muchos son los mortales que en sueños se han unido con
sus madres”.


Fuente:
SomosPadres.com

 

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