Niños con mal genio: ¿qué hacer?

¿Qué hacer cuando los niños tienen mal genio, peor temperamento y constante mal humor para relacionarse no solamente con la familia sino con sus amigos y resto de su entorno?


Todos los
niños en algún momento tienen rabietas o berrinches. Son conductas
naturales y puntuales que pueden suceder de vez en cuando durante la infancia,
pero que desaparecen a medida que crecen, pero cuando el modo de ser se
caracteriza por un intenso temperamento orientado a una reacción negativa es
para tener en cuenta y hacer algo para revertir este comportamiento nocivo.


Los niños son diferentes unos de otros, algunos se enfadan con mucha facilidad
hasta tal punto de perder el control. Pueden acabar heridos o lastimar a otra
persona ya que el enojo no los deja analizar la situación con frialdad.


¿Cómo reconocer a los niños con mal genio?


– Dan golpes contra la pared para descargar la ira o se auto lesionan

– Rompen y arrojan cosas al suelo sin medir las consecuencias

– Dan fuertes portazos

– Se quejan constantemente y por todo

– Levantan la voz a los adultos y a sus amigos


Cómo ayudar a los niños con mal genio


“Los niños tienen que encontrar el modo de canalizar sus emociones negativas de
un modo tranquilo y positivo. Lo único que se requiere es mucha paciencia por
parte de los padres ya que depende mucho de ellos el guiar la conducta de los
pequeños.


La intención es moldear aquello que es negativo y transformarlo. Lleva mucho
tiempo y es mejor advertir cuál es la personalidad de nuestro hijo lo antes
posible ya que luego cuando son más grandes es muy difícil revertir este tipo de
conductas
”,
sostiene la psicopedagoga española Luisa Oliver Barto


Es importante poder dialogar con los chicos y explicarles lo perjudicial de este
comportamiento. “Necesitan saber que maltratar a la gente y estar siempre con
una actitud de enojo es pernicioso principalmente para ellos porque si este
comportamiento se mantiene en el tiempo, de grandes van a quedarse solos
”,
comenta la profesional.


Determinar la causa del mal humor puede ayudar a disipar este sentimiento o
atenuarlo. “Lo importante es poder controlar un temperamento fuerte por el
bien de los niños y de su entorno.

En muchas ocasiones, el temor por algún problema en la escuela puede
exteriorizarse como mal genio. Lo mismo si hay algún inconveniente en el ámbito
del hogar. Los cambios de estado de ánimo no son gratuitos ni casuales.

Siempre es conveniente prestarles atención y aunque sea difícil mantener una
fluida comunicación con los niños hay que agotar todas las instancias hasta
establecer un contacto con ellos
”, determina la especialista.


Exteriorizar las emociones siempre es positivo. “A partir de los siete años,
los niños comienzan a tener reacciones más maduras. Comienzan a definir lo que
les gusta y lo que no.

Empiezan a quejarse de las obligaciones que deben cumplir y que no les
convence. Sin embargo, los padres deben hacerles entender que estas realidades
no son motivos suficientes para vivir en un mundo constante de enojo
”, opina
la experta.


Lo peor que pueden hacer los adultos para aliviar esta situación es complacer y
dejarse llevar por el mal temperamento de los hijos.


Los límites tienen que establecerse de igual manera y aunque se necesite de más
tiempo y trabajo para modificar ciertos aspectos de conducta, tarde o temprano
se podrán apreciar los resultados.

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