En los tiempos que corren existe la tendencia en la que
las parejas, por muchas razones toman la decisión de postergar la paternidad.
Desde Momento Cero,
institución destinada a trabajar en la prevención primaria de la salud física y
mental de los individuos, indican que "la prioridad de consolidarse
económicamente, en la profesión, o simplemente el gusto de estar en pareja un
largo tiempo son algunas de las razones por las cuales se repiten cada vez más
estos ejemplos de ser padre luego de los 50 años".
Según los especialistas, a
esta situación se suma la tendencia de que los hombres maduros, mayores de 50
años luego de una ruptura matrimonial, del fallecimiento de su esposa, o de una
vida previa en la que no se dio la instancia necesaria para ser padre debido a
obligaciones profesionales, o simplemente la falta de ganas deciden formar una
nueva pareja y asumir todas las responsabilidades que la paternidad implica".
"Aunque parezca una
situación conflictiva o propia de una crisis, los protagonistas no lo viven así.
Se ensambla una familia con condiciones y situaciones especiales, por un lado
vemos un hombre maduro cuya paternidad puede mostrarse más realista, estable y
serena por la experiencia que le dieron los años.
Un niño pequeño que aporta al
hombre la frescura, vitalidad y juventud, y a la mujer concretar su deseo de ser
madre", indica la Lic. Emilia Canzutti, co-fundadora de Momento Cero (MP
90400).
Por su parte, la Lic.
Adriana López, también fundadora de Momento Cero (MN 23655) asegura que "ser
padre siempre implica asumir un rol permanente para cuidar, orientar establecer
límites y acompañar a los hijos en cada etapa evolutiva.
Aparecen miedos,
incertidumbres e inquietudes propios de la tarea asumida. En los padres mayores
los miedos e incertidumbres se incrementan si están preocupados por las
diferencias generacionales y los prejuicios sociales".
El valor
agregado a la situación es que estos hombres hoy tienen la oportunidad de
integrar la paternidad juvenil, a la más madura, con un nuevo deseo, ligado a un
nuevo desafío, con valor propio.
Dado que también pueden estar ejerciendo el rol
de abuelos, dependerá de ellos la integración de sus diferentes roles para poder
dar respuestas afectivas a las demandas de los pequeños (hijos y nietos), además
de acompañar a sus hijos mayores.