Vamos a hablar de
la hiperactividad en los niños y el déficit de atención que tienen y todas las
consecuencias que esto trae.
El
déficit de
atención, que se llama ADD o ADHD (según tenga hiperactividad o no), es un
concepto que engloba 3 cosas fundamentales que le suceden a muchos niños:
– Hiperactividad,
en ingles se llama ¨On the go¨, haciendo referencia a que están todo el tiempo
activos y moviéndose, pero esa hiperactividad no les sirve, no son chicos que
logran muchas cosas, si no que es justamente esa hiperactividad la que les
impide hacer las cosas.
–
Falta de atención. Son niños que se distraen muy fácilmente, tienen periodos de
atención muy cortos, y sobre todo foco de atención muy débil.
Entonces cuando deben centrar su atención en algo, cualquier otro estimulo que
no es lo suficientemente intenso para cualquier otro chico, para ellos si lo es.
Por ejemplo, si están en la escuela y pasa un auto, se distraen enseguida con el
ruido que causa.
– Impulsividad. Tienen problemas de conducta, y son niños que actúan antes de
terminar de pensar que es lo que van hacer.
Un ejemplo es cuando en la escuela, la maestra les hace una pregunta y por más
que sepan la respuesta bien, no terminan de pensarla, y contestan mal,
justamente por esta impulsividad.
¿Qué es lo que genera este síndrome? En primer lugar la familia, ya que es un
niño que requiere de mucha atención y termina agotando a los padres.
Incluso en la casa de amigos puede suceder este agotamiento, si tenemos en
cuenta que no es una actitud que sucede únicamente en la escuela, si bien en
este ámbito se suma el problema de aprendizaje al de conducta.
¿Cómo se determina que un niño es ADD o ADHD? Hay 3 escenarios donde se
manifiesta.
– En
el colegio.
– En
la casa
– En
la salud
Esto quiere decir, que lo puede determinar el médico, ya sea el pediatra o el
neurólogo, el docente o los propios padres. Generalmente la primera línea de
encuentro es en el colegio. Es por esto que si bien, en la escuela no
diagnostican porque no son profesionales para hacerlo, el primer ¨diagnostico¨
se da en el primer ámbito.
Lamentablemente, es una de las cosas en las que más hay que trabajar, ya que
muchas veces los elementos que tienen las maestras son muy pobres, y sobre todo
son elementos traducidos literalmente de versiones estadounidenses o europeas
por ejemplo, y se aplican sin ningún tipo de adaptación, y los resultados
reflejan este déficit.
Ahora, hay que tener en cuenta que para diagnosticar ADD o ADHD, es un equipo el
que tienen que trabajar. Muchos chicos suelen tener alguno de estos 3 factores,
y eso no quiere decir que tengan el síndrome.
Hay que hablar con la familia, ver y repasar la historia del pequeño, como fue
su adaptación desde el jardín, y después ir evaluando como fueron los
aprendizajes, y de ahí en más hablarlo con la escuela (no solo con la maestra,
también con los responsables en idioma, de educación física, etc.). Así, entre
todos se puede ayudar al niño.
Para descartar mitos, también es importante saber que alguien con este
trastorno, no necesariamente tiene un problema neurológico. Todos los chicos con
alguno de los 3 factores nombrados anteriormente, algunos pueden tener el
síndrome.
Si bien no hay datos oficiales locales, las estadísticas mundiales o de los
Estados Unidos, hablan desde un 3% hasta un 8% de la población escolar. Este
rango tan alto, nos habla de la inexactitud que hay para diagnosticar.
De este porcentaje, quienes tienen el síndrome pueden llegar a beneficiarse o no
con medicación neurológica (ritalina como se conoce popularmente).
Esto es un psicoestimulante derivado de las anfetaminas, o sea que darle una
medicación de ese estilo a un niño de 4,5 o 6 años hay que evaluarlo
porfundamente, ya que estamos hablando de una medicación psiquiátrica, pero a
veces es necesaria.
Para terminar, a veces es común decir que los varones sufren más de este
trastorno, pero esto no quiere decir que el porcentaje de hombres sea mayor, si
no que lo manifiestan más.
El varón tiene más hiperactividad que la mujer que tiene déficit de atención,
entonces se nota más. La otra explicación, si bien no está totalmente
demostrado, es que se trata de una causa genética, que prevalece a los hombres.