Zooterapia: hablando de Jorge y Rafael

Un estudio de caso que muestra todas las posibilidades que tiene la zooterapia para ayudar a los niños con problemas de todo tipo...


La mamá se estaba separando de su marido y esto trajo como consecuencia un
distanciamiento entre sus hijos sobre todo de Jorge, el cual casi no quería
hablar, y se mantenía en el cuarto solo jugando, aislándose de su hermano, y
presento gastritis severa que fue necesario atender por especialista.

Este
encontró después de estudios que el origen de esta era psicológico, por lo cual
lo envió a interconsulta, ella vino a consulta con mi colega que trabaja en el
consultorio continuo al mío, y me envió a Jorge, lo cual era muy cómodo para la
madre porque cada uno estaba en diferente consultorio.


El primer día el niño me preguntaba ¿porque tienes tantos perros?, ¿qué hacen
aquí?, son para jugar con ellos, mira y jugamos a aventar la pelota, a que
bailara Lady, a que apapachara a Lucas y se dejara dar muchos besitos, cuando le
dije ya te tienes que ir se quería llevar a Lucas, “te lo traigo la próxima
semana”, la mamá no entendía porque se lo quería llevar pues nunca habían tenido
mascotas.


La segunda sesión trajo a su hermano y me pregunto la mamá que si  podía tener a
los dos en consulta, Jorge había hablado toda la semana de los perros y le dijo
a su hermano mayor que si se portaba bien y no lo molestaba le daba permiso de
entrar a su terapia, lo permití y fue muy interesante porque el chiquito le
explicaba al grande como jugar con los perros, y donde estaban los juguetes de
niños y los de perros,  y cuando termino la consulta los dos niños le dijeron a
la mamá que si podían tener mascota.


Pasaron varias sesiones donde estuvieron los dos juntos, la mamá me comento que
ya no se peleaban, que Rafael antes lo molestaba mucho pero ahora con tal de
venir a jugar con los perros lo dejaba en paz.


Una vez estábamos jugando a hacer con cubos una fortaleza, yo tenía a Lady,
Rafael  a Tammy y Jorge a Lucas, para ver que perro hacia la fortaleza más
grande y fuerte, y me platicaban de cómo se llevaban con su mamá, y como los
castigaba.


De repente se abre la puerta y entra su mamá a ver que estábamos haciendo, se
acabo la plática de mamá y cambio la conversación a quien tira primero la
fortaleza del otro, después de unos minutos los dos miraron hacia una bola de
estambre y se leyeron la mente la tomaron y entre los dos amarraron a mamá.


Ella se quedo sorprendida y me miro diciendo que hago, y dije si entras son sus
reglas y le enseñe unas tijeras para que se tranquilizara, cuando terminaron con
ella fueron conmigo, y mamá dijo “también a ti te amarran


¿Por qué?, muy fácil problemas con la autoridad y yo simbolizo eso aquí, con
tranquilidad me desate y la desate a ella, los niños se reían a carcajadas, dijo
Rafael “nunca me había divertido tanto, ¡claro!, con el juego sacaron el enojo
que le tenían a la mamá de que ya no estuviera con su papá.

Pero
lo hicieron de una forma sana, divertido, sin enojo, sin golpes, sin castigos, y
lo más importante la mamá también se divirtió, se dio cuenta de los importante
que es jugar con tus hijos, donde aprendes a conocerlos, tienes contacto
emocional y físico con ellos, y las reglas son más laxas, y lo más importantes
los 3 se fueron riendo muy contentos de regreso a casa.


Una vez Jorge no quería entrar a consulta y su madre lo trajo a la fuerza,
Rafael estaba enojado porque el si quería entrar, platique con la madre que no
podía forzar a Jorge pero que me diera 5 minutos para convencerlo si se quedaba
en sesión o en la sala de espera.

A
que saque una bolsa de harina y a ensuciarnos se ha dicho, fue divertido porque
todos nos tuvimos que bañar (cada quien en su casa), tuve dos consultas después,
por suerte mis pacientes no  se incomodaron mucho de que seguía con algo de
harina en cuerpo y el rostro, se los explique y nos concentramos en sus
terapias, aunque si se veían extrañados.


Una ocasión me pidieron sacar a los perros y la mamá nos acompaño, cuando le
pase la correa a Jorge le di a Fiona una perra chihuahua muy tranquila, y la
manejo excelente, luego le pase a Lucas un perro salchicha que le gusta correr y
se jala si siente que el líder es inseguro.

Pero
él con firmeza y asertividad con su cuerpo lo puso a su lado y le dio a entender
yo soy tu líder y yo te manejo, le comente a la mamá que ella creía que Jorge
era un niño inseguro, miedoso, y solo era un niño que se permitía demostrar sus
emociones (estoy triste porque ya no está mi papá conmigo).


Y cuando le pasé la correa a Rafa, no quería pasearlos, le di a Tammy una Pug
gorda que se mueve con una flojera impresionante, y ni así quiso, Jorge insistió
y le enseño como debía manejar la correa, termino manejando a Fiona, pero no
pudo con Lucas.


No quería que su hermano menor le dijera que tenía que hacer, y no se permitió
aprender, los hermanos mayores son los que tienen que ayudar y enseñar al
pequeño, y ya no pudo demostrar fortaleza, su actuación termino,  y  le dije a
la mamá que Rafa estaba devastado por la separación pero al ser el grande tenía
una carga enorme de no permitirse sentirse triste porque se tomo el lugar de el
hombre de la casa y el protector.


Cosa que solo lo debilitó que él era quien necesitaba más ayuda porque estaba
escondiendo sus emociones, y la única forma de sacar sus sentimientos era
agrediendo al chico para sacar su enojo, el chico demostró lo que él sentía
(mucha tristeza), lo cual le provoco una gastritis severa que fue la razón por
la cual llego a mí.


Resultados: mejoró el paciente identificado ya no tenía gastritis y podía
negociar con el hermano, y el que se hizo sintomático fue el mayor aunque
posteriormente se estabilizo, al decir de la mamá, ya comentándolo ella en el
seguimiento puesto que dejaron la terapia al haber mejoría y dedicarse a sus
cosas.


 Por Psc. Vivian Hall Vigoritto
Zooterapeuta

[email protected]


La Dra. Teresita
Caballero, médica veterinaria, tiene la solución para los problemas de
comportamiento de tu perro, en su "Guía de adiestramiento
canino paso a paso
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