Para tocar la guitarra, una dieta balanceada de ejercicios

Hay solamente seis cuerdas, pero una gran variedad de cosas para practicar. Para salir de la rutina de los tres acordes y las mismas escalas una y otra vez se requiere esfuerzo… pero tampoco es para tanto


Tener una rutina variada para que la práctica diaria no sea tediosa es esencial
si se quiere ser un guitarrista versátil. Si sólo se practican dos o tres cosas,
seguramente seremos muy buenos en ciertas áreas… pero todo lo buenos que seamos
allí se compensará con nuestras falencias en lo que dejamos de ejercitar.

 


En esta nota intentaremos sentar las bases para aprender a crear una rutina
variada y adaptada a las necesidades de cada guitarrista. De este modo, nosotros
mismos iremos viendo hasta dónde podemos tocar y qué conviene practicar más para
lograrlo.

 


Generalmente, lo que se puede ejercitar se categoriza en siete áreas:

 

*
Técnica

*
Repertorio (temas propios o versiones de temas ajenos)

*
Composición

*
Improvisación

*
Audioperceptiva

*
Teoría musical

*
Lectura (partitura o tablatura)

 


Todo lo que practiquemos se enmarcará en una o varias de estas áreas. Por
ejemplo, si estamos intentando aprender un cover (tema de un intérprete
conocido) escuchándolo de un CD y transcribiéndolo, básicamente se estará
ejercitando técnica, repertorio y audioperceptiva al mismo tiempo. Además, al
escribir la canción en el momento de transcribirla, estamos sentando las bases
para ejercitar más adelante nuestras nociones de lectura.

 


Pero la pregunta que debemos hacernos siempre es la siguiente: ¿es necesario
practicar con la misma intensidad en las siete áreas? Esto es uno que cada uno
deberá evaluar durante las distintas etapas del aprendizaje o el ejercicio en el
instrumento, teniendo también en cuenta qué se quiere lograr mediante la
práctica.

 


Por ejemplo, si uno desea ser un guitarrista clásico sobresaliente, no tendrá
sentido practicar improvisación durante largas horas, que serán más útiles
dedicadas a la lectura musical o la técnica. Repetimos: todo depende de cuáles
sean nuestros objetivos, que son los que determinarán en última instancia el
ordenamiento, las prioridades y la intensidad de nuestra práctica de
instrumento.

 

A
continuación, algunos ejercicios:

 


Ejercicio uno:

 


Empezamos con un ejercicio mental. ¿Qué tipo de guitarrista deseamos ser dentro
de diez años? Una vez que tengamos esta imagen claramente definida en la cabeza,
empezar a pensar ejercicios específicos que ayuden a que esta imagen proyectada
se vaya convirtiendo lentamente en realidad. Escribir todos los ejercicios que
se nos ocurran, por más pequeños o disparatados que nos parezcan a primera
vista.

 


Ejercicio dos:

 


Al lado de cada ejercicio pensado en el ejemplo anterior, escribir una
categoría. Por ejemplo si se escribió “debo aprender a tocar más rápido”,
escribir un ejercicio de técnica a continuación. Si se piensa en un objetivo que
quepa dentro de más de una categoría, escribir todas las que puedan relacionarse
con él.

 


Ejercicio tres:

 


Mirando las respuestas de los dos ejercicios anteriores, priorizar las
categorías que interesen más teniendo en cuenta el objetivo final. Por ejemplo,
si se piensa que la técnica es lo que más debemos ejercitar, colocarle el número
1 al lado para resaltar su importancia.

 

A
continuación, un ejemplo gráfico de cómo funcionaría esto:

 


Área de prioridad (1-7, siendo 1 la más alta)

 


Técnica 1


Repertorio 3


Composición 6


Improvisación 4


Audioperceptiva 2


Teoría musical 5


Lectura 7

 


Lo importante a tener en cuenta es que, luego de la categorización, tenemos que
dedicarle más tiempo a lo que hayamos colocado más alto en la lista de
prioridades. Pese a ser algo obvio, mucha gente no lo hace si no lo tiene
presente constantemente y con el suficiente énfasis (si es por escrito, mejor).

 


Ejercicio cuatro:

 


Programar cuánto tiempo por día se dedicará a cada categoría. Escribirlo al lado
de cada una de las categorías. Por ejemplo:

 


Tiempo invertido diariamente en cada área

 


Técnica 1 3
horas


Repertorio 3 1 ½
horas


Composición 6 45
minutos


Improvisación 4 1 hora


Audioperceptiva 2 2 horas


Teoría musical 5 45
minutos


Lectura 7 30
minutos

 


El próximo paso es pensar en un ejercicio específico para cada área. Y
escribirlo, por supuesto.

 


Una manera de expresarlo sería de este modo:

 


Técnica: 10 minutos por día dedicados a ejercicios con púa alternada. Empezar
con velocidades no superiores a las 80 negras por minuto e ir incrementando de a
4 por día. No buscar la velocidad por la velocidad misma: practicar hasta el
punto donde cada nota pueda distinguirse perfectamente.

 


Audioperceptiva: 10 minutos por día serán utilizados en practicar ejercicios de
audioperceptiva sobre la pentatónica de LA mayor.

 


La idea es tener por lo menos un ejercicio específico por área para poder
empezar. Si se tiene mucho tiempo para practicar (más de tres horas por día), se
tendrá que pensar en más de un ejercicio por área para no aburrirse. Este método
sirve y vale la pena probarlo. Y no para quedarse en el mero método, sino para
irlo enriqueciendo y agregándole variantes. Los resultados no tardarán en
llegar.

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