El tiempo libre suele
abrir la posibilidad del reencuentro en la pareja, así como también abre la
posibilidad de sentir, de amar o de recuperar la armonía perdida.
Dependerá
de la forma de ser de cada miembro, del contrato implícito y explícito que hayan
acordado, de las necesidades y de los sentimientos a los que cada uno le dé
predominancia.
Cuando dos personas se eligen, modelan estilos particulares de relación.
Les propongo dar una mirada a los más comunes. Es probable que se encuentre en
alguno de ellos.
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Para la pareja romántica
sólo el amor es el alimento fundamental de la relación. “Contigo pan y cebolla”
es la frase que los identifica. Cada uno está incompleto sin el otro. Nada más
es necesario.
¨ En la pareja parental- infantil uno se comporta como
el maestro, el salvador, el padre bueno, el amo de la pareja, gobernando,
celando o tratando al otro como a un niño o a un esclavo. El miembro
infantil también se coloca en ese lugar y suele desear ser salvado, mostrándose
exigente e indefenso.
¨
La pareja racional
domina sus emociones. La sensibilidad es considerada como una debilidad. La
relación es lógica, ordenada y normatizada por acuerdos intelectuales entre
ambos.
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La pareja amistosa no
busca el amor, sólo necesitan intercambiar cuidados, afianzar la seguridad
económica y evitar la soledad.
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En la pareja paralela
no hay una pareja. Cada uno es una isla dentro de un mismo ambiente. Hacen su
vida personal y raras veces se cruzan. Son distantes y desafectivizados.
Mantener las tradiciones, los bienes económicos o la conviviencia con los hijos
suelen ser los motivos que los unen.
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La pareja sexual da
excesiva importancia al sexo. Confunden sexo con amor. Se unen para tener la
seguridad del encuentro erótico sin correr los riesgos y las angustias que
implica la conquista y la posibilidad del rechazo. Generalmente se casan en el
primer período de la relación, durante el enamoramiento. Consideran que el goce
sexual resuelve todos sus problemas y mitiga las angustias.
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La pareja simbiótica es
mutuamente dependiente. Ninguno puede prescindir del otro, ya que son como el
aire que les permite vivir. Aunque la relación es escasamente gratificante,
tienen pocas relaciones sociales. El estar siempre “pegados” da a los demás la
impresión de que son “tal para cual” como un modelo de armonía.
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En la pareja disociada
uno es activo, inquieto, con proyectos y realizaciones personales, en tanto que
el otro es pasivo y dependiente. Es una pareja despareja. Tienen frecuentes
peleas. La armonía sólo es posible cuando uno se somete al otro.
Los tipos de
parejas mencionados hasta ahora suelen estructurarse alrededor de acuerdos
rígidos, estáticos y únicos. Le dan importancia sólo a determinados elementos
para el funcionamiento de la relación.
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