Esforzarse por lograr los propios objetivos es una virtud y un buen hábito para
poner en práctica cada vez que hay una meta por conseguir. Sin embargo, hay
límites que deben tenerse en cuenta para no caer en una obsesión.
Síntomas de un perfeccionista:
·
Todo lo quiere controlar en exceso
·
Es exigente tanto con él como con los demás
·
Es muy complejo poder agradarle por más que se hagan todos los esfuerzos
posibles
·
No desea ni se permite tener tiempo libre para actividades de ocio ni para
descansar
·
Es extremadamente competitivo
·
Imposibilidad de delegar funciones y responsabilidades
·
Siente que debe ser el mejor en todo
·
En el fondo se tiene mucha inseguridad y falta de autoestima. Existe un miedo
evidente a conocerse a uno mismo y a enfrentar los propios problemas
Cómo hacer para convivir con alguien exigente:
·
Si la relación tiene sentido, es importante establecer límites. “Ambos
miembros de la pareja deben saber que son humanos y que en consecuencia no son
perfectos, por lo tanto, ejecutar acciones perfectas es imposible.
Hay que partir de esa base para poder armar una relación normal y sana”,
comenta la psicóloga argentina Patricia Romero.
·
Permitirse el poder equivocarse. “Las personas que son demasiado exigentes no
tienen buena resistencia a las caídas ni a las frustraciones.
Entre los dos tienen que trabajar en esto para que la relación se convierta en
humana y con los pies sobre la tierra.
Nadie es superpoderoso, y las exigencias deben estar a la altura de las
probabilidades lógicas para ser cumplidas”, analiza la profesional.
·
El nivel de autocrítica es muy elevado. “Lo que se hace en todos los sentidos
nunca es suficiente. Hay que aprender a aceptarse tal cual se es”, opina la
especialista.
·
“Es fundamental tener siempre en claro que no hay que sumarse a la carrera de
obstáculos y pretensiones que este tipo de personalidad exige en todo aquel que
lo rodea.
Hay que comentarle las veces que sea necesario que no es perfecto, que el nivel
de exigencia que está buscando es inalcanzable y que no podrá nunca mantener un
nivel de perfeccionismo tan elevado. No hay que sucumbir ante sus exigencias”,
finaliza diciendo la profesional.
Los éxitos se disfrutan menos porque siempre se está pensando en la próxima meta
a cumplir que tiene que ser mucho mejor y más lejana en cuanto a las propias
posibilidades de alcanzarla.
“Es una conducta patológica que hay que cambiar porque destruyen no sólo a uno
mismo sino al entorno. Nunca nada está bien hecho o podría estar mejor, son
actitudes que terminan por desgastarse”, reflexiona Romero.
Elena León, autora
del digital "Cómo
recuperarse de la codependencia", te enseña los 12 pasos necesario para
superar la
codependencia en forma inteligente