Hay muchas cosas que
como padres se pueden hacer para aminorar los daños. Muchas veces los adultos
temen que el daño sea permanente, entonces guardan información. Por esto, una de
las mejores cosas es hablar directamente con el niño siendo honesto:
Cuando ya la situación
está dada, lo ideal es avisarle al menor con una anticipación considerada. El
discurso dependerá mucha de la edad. Primero debemos decidir qué es lo que le
queremos informar y lo mejor es decirle la verdad.
A partir de los 2,3
años ya se les puede avisar que va haber un cambio. No hay que subestimar al
pequeño, los niños sientes y se dan cuenta de la situación antes que se lo
digamos, por eso lo mejor es charlar sinceramente con ellos.
Por más que tomemos
todos los recaudos, siempre existe la posibilidad de que el niño no reaccione de
la mejor forma o se angustie.
Lo demuestren o no, siempre el niño está de duelo, esta sufriendo un cambio
internamente.
Muchas veces los padres tienen miedo porque no quieren que los niños sufran pero
eso no se puede, sino que hay que acompañarlos en el proceso dejando siempre
abiertas las vías de comunicación.