Quienes cometen un
engaño amoroso se ven luego en la disyuntiva de tener que aclararlo con su
pareja o guardar el secreto para siempre.
Hay estudios que aseguran que la
traición amorosa aislada no existe y quien la comete una vez es capaz de
reincidir la cantidad necesaria como oportunidades tenga o quiera encontrar. Sin
embargo, eso no los libera de sentirse culpables y querer explicar a sus esposas
o esposos de lo cometido.
Muchos opinan que mejor ser sincero y que si hay amor todo se perdona, pero es
un riesgo que muchos no están dispuestos a correr. Ventajas y desventajas. He
ahí la cuestión que pesa sobre una balanza que no sabe bien hacia qué sitio es
mejor inclinarse.
¿Se puede vivir con
el cargo de conciencia?¿Se puede destrozar una pareja de años por un error
pasajero?. “Si se mantiene el engaño en secreto, se estará traicionando la
intimidad de la pareja”, asegura la psicóloga española Cristina Herraez.
“Es cuestión de tiempo ya que la relación no vuelve a ser lo que era. El que
miente se escuda en su farsa para recurrir una y otra vez al engaño hasta que la
otra parte comienza a intuir que algo va mal.
Si no se blanquea la situación,
termina por descubrirse así que siempre aconsejaré que es mejor ir con la verdad
y asumir las consecuencias de los propios actos aunque eso signifique la
disolución de la relación que en definitiva por algo es que pasan estas cosas y
hay que profundizar el porqué uno de los miembros de la pareja se decantó por
tener una relación clandestina y paralela”, continúa diciendo.
Hombres y mujeres
engañan por igual, pero para ellas es más difícil confesar una traición ya que
es más probable que una mujer perdone un engaño a que lo haga un hombre.
Muchos especialistas
opinan que un desliz ocurre cuando de manera inconsciente se intenta solucionar
un problema de pareja. “No creo en que un engaño sea el intento disfuncional
para estabilizar un matrimonio. Si una pareja tiene un problema debe hablarlo y
no buscar emergentes que nada bueno traen consigo para solucionar una crisis”,
comenta la especialista.
Sin embargo, hay
otros profesionales que opinan que no siempre decir la verdad es la mejor
opción. “Si es una aventura pasajera, ¿qué pasa con los hijos que se tengan
en común?, ¿los años de convivencia, los conflictos por los que se han
atravesado juntos?, ¿los proyectos en común?.
Todos los seres humanos cometen errores y el tener un amorío puede ser lo mismo
que cualquier otra traición que sí se perdona”, sostiene el psicoanalista
mexicano Antonio Egarza, quien coordina varios grupos para divorciados de los
cuales muchos se arrepienten por haber confesado la verdad a sus parejas ya que
ahora se encuentran solos.
Según el
profesional, la mujer es más proclive a perdonar infidelidades esporádicas como
por ejemplo, las que se pueden mantener con prostitutas, pero rara vez asumen
que su marido pueda tener una amante fija de por vida con la que tengan que
compartir bienes afectivos y materiales.
En el caso del hombre, éste no suele perdonar ningún tipo de infidelidad ya que
el daño a su orgullo y fidelidad han sido expuestos y menospreciados de la
manera más cruel haciendo mella en su autoestima.
Ventajas de decir la
verdad:
-
Se
apuesta por la confianza y el entendimiento de la pareja.
-
Poder
reorganizar la relación desde otro punto de partida más saludable y sincero.
-
Entender, muchas veces con la ayuda de un profesional y con la contribución de
la terapia de pareja, el por qué se ha llegado a cometer la traición.
-
Apostar por la comunicación y demostrar que se está arrepentido.
-
Sentimiento de alivio.
Desventajas de la
confesión:
-
El
cargo de conciencia que implica mantener un engaño en secreto.
-
Asumir
el riesgo de una posible separación.
-
Hacerse cargo del resentimiento y el deseo de venganza del perjudicado. No todos
toman una infidelidad de igual manera. Si la persona es violenta o rencorosa hay
que tener sumo cuidado.
-
Separación de la familia, si se tienen hijos, más gente se verá implicada.
Contar una
infidelidad no siempre es el final, sino el comienzo. Una pareja se puede
rehacer con nuevas reglas. Las reacciones ante una infidelidad son difíciles de
intuir y muchas veces los resultados son sorprendentes.
Aquellos que pensaban que jamás podrían perdonar un engaño pueden ser los que
deciden continuar con la relación y dar vuelta a la página, mientras que para
otros resulta imposible de llegar a una actitud así. La decisión, sea cual sea,
debe ser meditada por ambos y en el clima más ameno posible, para evitar
continuar dañando lo que siempre en primera instancia, parece estar derrumbado
por completo.
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