Familias ensambladas que se van de vacaciones
El modelo de familia tradicional está en crisis, y hoy en día no es nada extraño que uno o ambos miembros de la pareja convivan, o tengan relación, con los hijos del matrimonio anterior de su esposo/a.
Esta situación, que de por sí debería ser tratada con sumo cuidado, podría ser aún más compleja al momento de salir de vacaciones juntos por primera vez, donde la familia estará obligada a mantener una convivencia durante la mayor parte del día, y por un tiempo prolongado.
Es posible que muchas parejas de padres o madres con hijos, ya hayan convivido o pasado un período de convivencia con el niño o adolescente, durante una excursión o salida de fin de semana. Sin dudas que esta experiencia será de mucha utilidad, pero no se debe dejar de tener en cuenta que salir de vacaciones es un proceso muy diferente, que excederá al mero hecho del divertimento, para abarcar también la convivencia prolongada en un mismo sitio, durante gran parte del día.
Según afirman los especialistas, los chicos suelen ser también mucho más difíciles de tratar en estas situaciones. A menudo, los mismos tratan de “probar” a la pareja de su padre o madre, o a la pareja en su conjunto, para saber si estará dispuesta a aceptar sus gustos o caprichos.
En los casos más complejos, como por ejemplo cuando aún queden en el chico secuelas de la separación, o cuando haya un mal vínculo con su padre o madre sanguínea, es posible que los hijos intenten boicotear la relación con toda la familia, por lo que será necesario que los padres tengan una larga y comprensiva charla con los mismos, sin excluir la posibilidad de aplicar férreos límites.
Otra situación que podría hacer más difícil la convivencia, es la posibilidad de que en la familia se encuentren tanto los hijos de la mujer, como los de los padres. En estos casos, es habitual que surjan celos, competencias y enfrentamientos, que, si bien pueden no ser de fondo, por el hecho de que los chicos se conozcan y quieran, no por eso dejarán de ser un gran traspié para la paz de la convivencia.
En este caso, será fundamental que la pareja sea totalmente ecuánime en sus premios y castigos, y que muestren una actitud justa tanto con los hijos propios como con los de la pareja, sin hacer preferencias “sanguíneas” ni buscar ser más contemplativo y paciente con el chico de la pareja, para buscar una especie de “compensación”.
El ABC de la convivencia en vacaciones
Las siguientes son recomendaciones que debería ser tomadas muy en cuenta para pasar la mejor de las vacaciones con su nueva familia.
En primer lugar, sería muy bueno que, si no se convive, antes de salir de vacaciones se realizaran cortas experiencias de convivencia, como por ejemplo una excursión de fin de semana pernoctando afuera, para comenzar a evaluar el comportamiento de los chicos tanto con su padre o madre como la pareja del mismo, y para que los mismos puedan ir acostumbrándose a la nueva convivencia.
Durante las vacaciones, será importante que se hagan los menores cambios posibles a la rutina de vida del niño: el mismo ya tendrá bastante con el hecho de tener que mantener una nueva convivencia, por lo que cuantos menos cambios pueda enfrentar, le resultará más sencillo. Para esto, se podrían llevar sus pertenencias preferidas, juegos, vestimentas, o almohadas, e intentar mantener los horarios de sueño y hábitos de comida.
Lo mismo debe suceder con la conducta de los mayores, que se debe mantener como de costumbre, mostrándose segura, firme en sus decisiones, y no excesivamente preocupada por agradar al chico, aunque si más paciente que de costumbre, siendo conscientes del cambio que significa este proceso para lo chicos.
Además, por el hecho de existir más tiempo, también se podrían llevar a cabo largas y profundas charlas, donde cada uno exponga las decisiones que lo afecten especialmente, y que cosas creen que se podrían cambiar para que todos sean más felices. Ser equitativos con todos los chicos será clave para llegar a buenos acuerdos.
Por último, será muy importante que la pareja hable a solas, para no contradecirse en sus decisiones, y llegar juntos a concebir la mejor forma de enfrentar las diversas situaciones. Además, una vez que se tome una decisión, no se deberá dar marcha atrás.
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