A la hora del engaño, sin dudas, los hombres somos los reyes. Mentimos en los
juegos de naipes, mentimos en las declaraciones impositivas y, con frecuencia,
mentimos a nuestras parejas.
Distintos estudios concuerdan al señalar que entre el 50% y el 60% de los
hombres se involucrará en una relación extramatrimonial en algún punto de sus
vidas. Las razones para que ocurra esto son varias, no obstante los signos de la
propensión a la infidelidad son siempre los mismos. A continuación, conocerás tu
propio potencial de serle infiel a tu mujer.
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Creas una red de excusas e historias
Otrora reticente y silencioso, ahora te has convertido en un charlatán de
primera línea. Nunca sales de casa sin una coartada, y constantemente estás
mintiendo acerca de las mujeres con las que compartes tu tiempo. Todavía no has
hecho nada malo, pero claramente te estás preparando para el día en que te
animes a hacerlo.
·
Te sientes atrapado
Te sientes como un ave enjaulada, y ni siquiera estás seguro de cómo llegaste a
este punto. En un momento estabas arrancando felizmente moras silvestres de los
árboles y al siguiente te encuentras encerrado en un espacio de cinco metros
cuadrados detrás de un vidrio blindado. Y lo peor de todo es que cientos de
niños en edad escolar te observan a diario en sus excursiones. Eres como un
animal en cautiverio, que añora su falta de libertad y se muere por volver a la
vida en estado salvaje. Posiblemente te encuentres asustado, y decidas
permanecer con tu pareja, pero ella es la última persona en este mundo con quien
quisieras tener sexo.
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Ya no condenas a tus amigos infieles
Eso de emitir juicios es cosa del pasado. En lugar de condenar a tus amigos por
ser infieles a sus parejas, encuentras razones para simpatizar con sus causas. Y
vaya que simpatizas. Seguro, tu mejor amigo puede estar teniendo una aventuro,
pero su novia no parece tan infeliz cuando él le hace esos hermosos y costosos
regalos.
·
Entablas relaciones con otras mujeres
Parecía que el único momento en que abrías la boca era para gritar los goles de
tu equipo en los partidos de fútbol del domingo por la tarde. Ahora, de buenas a
primeras, no puedes cerrar tu bocota. Te encuentras regalando sonrisas y
simpatía a cuanta mujer se cruza en tu camino. Y a todas les haces saber de tu
relación a punto de romperse. Déjame avisarte algo: las mujeres se tragan este
cuentito más rápido que una bolsa chica de patatas fritas. Una vez que te
encuentres lloriqueando por lo mal que está tu relación y ella haya bebido un
par de tequilas, entonces ya no tendrás forma de volver al buen camino.