Decidir enfrentar las consecuencias de un divorcio no es nada sencillo. No
solamente es complejo ya que se está emocionalmente vulnerable, sino que afloran
otros aspectos que se pueden haber descuidado al decidir formar una familia como
el desarrollo profesional de uno de los dos miembros de la pareja o el haberse
dedicado ciento por ciento a la crianza de los hijos en detrimento del
crecimiento profesional.
“La mayoría de las mujeres que se encuentran en evidentes desventajas
económicas son las que tienen miedo de afrontar el divorcio. Pueden estar
sufriendo mucho por sentirse insatisfechas o estar tolerando malos tratos, pero
aún así, asumen una autoestima deteriorada y perpetúan un vínculo insano.
Quienes no pueden ser económicamente independientes son quienes más desean
alejarse de sus parejas, pero se sienten acorraladas, de ahí el miedo a plantear
el tema”, comenta la abogada especialista en temas de pareja, la española
Milagros Saavedra Triviño.
Lo primero que hay que hacer es intentar calmarse para poder ver las verdaderas
razones por las que una persona quiere pedir el divorcio. “Es bueno hacerse
algunas preguntas antes de decírselo al otro como por ejemplo: hace cuánto
tiempo que me planteo el separarme de esta persona, por qué me quiero separar,
por qué no me separé antes, cuáles son las frustraciones y miedos que hay en mi
vida.
La persona con la que vivo tiene algo que ver en todo esto, he hecho todo lo
posible para salir de esta situación crítica, qué me disgusta del otro, cómo me
imagino la felicidad. Estas preguntas darán una idea de la situación por la cual
se está y cuán efectivo puede resultar o no alejarse de la pareja”, comenta
la especialista.
Una vez que se tenga en claro lo que se desea hacer, lo más lógico es hablar con
la pareja. “En muchas ocasiones ambos miembros están de acuerdo y creen que
la mejor opción es el divorcio, pero ninguno se animaba a enfrentar al otro con
semejante propuesta.
En otras oportunidades esto no es así y pueden darse una serie de acciones
malintencionadas o de confusión que minan el camino con piedras. Uno de los dos
no quiere ponérselo fácil al otro, pero lo importante es estar fuerte para
afrontar las consecuencias.
Lo más difícil de resolver para la persona que está en desventaja, que
generalmente es la mujer, es el insertarse al mercado laboral. Actualmente hay
muchas entidades que ayudan a la mujer que está padeciendo una situación de
maltrato, pero cuando hay hijos de por medio es muy complejo establecerse con
ellos en un sitio pasajero que puede no ser la mejor opción.
Lo ideal es llegar a un acuerdo con la pareja, que todo se haga de común
acuerdo y que existan documentos legales que avalen este compromiso por medio de
ambas partes.
Lo más conveniente es poder establecerse en la casa de algún familiar o amigo
hasta que se resuelva la situación, es decir, se consiga un empleo y se pueda
conseguir un sitio acorde a las necesidades y nuevas circunstancias”,
destaca la profesional.
Si la decisión de informar al otro sobre la necesidad de la separación se
dilata, se puede contar con la ayuda de algún amigo en común o familiar que
puedan intervenir.
“Lo importante es poder expresar lo que uno desea sin tener que condenarse a
vivir una vida de angustia y frustración. Si el amor se termina, quedarse al
lado de la pareja por conveniencia o interés no son motivos suficientes y a la
larga pesarán en la conciencia. Hay que llenarse de fuerza, coraje y sobre todo
mucha autoestima para dar este importante paso que seguramente cambiará la vida
de ambas personas y tal vez para bien”, finaliza diciendo la especialista.
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