¿Por qué los hombres son infieles?

¿En qué consiste ese extraño impulso que nos lleva a acercarnos a otras mujeres? ¿Por qué encontramos tanto placer en lo prohibido?

Engaño es una palabra a la que nadie es ajeno. En lo que se refiere a la pareja, el engaño implica que se han violado las reglas de la fidelidad. Reglas que, una vez rotas, pueden marcar un antes y un después en la relación; incluso aunque la otra parte de la pareja no sepa de la traición. A partir de ahora, tienes cinco segundos para adivinar cuál es la causa principal de divorcios. 

Correcto. La infidelidad marital se encuentra en la cima. Existen otras culturas que permiten abiertamente a un hombre tener más de una mujer; tal es el caso de los musulmanes. Uno de los hombres más ricos del planeta en la actualidad, El Sultán de Brunei, tiene más de 100 mujeres. Sin embargo, aquí en Occidente, la poligamia no es vista como buenos ojos. 

Los seres humanos existimos en dos planos o niveles: el corporal y el mental. En ese sentido, nos esforzamos por establecer un conjunto de reglas morales puritanas que contradicen a nuestros deseos físicos. Ésta es otra, una de tantas, ridículas hipocresías que las personas tratan de imponer sobre sí mismas y sobre las demás. 

Instinto y represión 

Si tan sólo fuéramos honestos con nosotros mismos, tendríamos que reconocer que nos sentimos atraídos sexualmente por más de una persona. Por supuesto, ésta no es una violación a una promesa de amor hecha a una mujer; es sólo instinto. Y el instinto es como un programa de computación precargado en tu cerebro. 

En un plano puramente físico, todos tenemos instintos y hormonas constantemente influenciando nuestros pensamientos. Esta combinación entra en juego cuando un hombre, por ejemplo, ve a una mujer atractiva caminando por la calle. Ella estimula sus sentidos. Él no sabe ni se interesa en lo que ella está pensando; sólo ve sus atributos físicos. Le hacen sentir bien… 

Él tiene fantasías sobre cómo sería besarla o sentir su cuerpo junto al suyo; sobre cómo sería hacerle el amor. Segundos después, un segundo pensamiento, de culpa, aparece en escena. “Soy un hombre casado” o “Tengo novia” o “¿Cómo podría traicionarla así?”, son algunos de los pensamientos más recurrentes. Sin embargo, es absurdo que un hombre sienta culpa por algo que no puede controlar; por algo que incluso se siente como una represión. 

Los medios y la infidelidad 

No nos olvidemos de las películas, la televisión y los medios impresos. James Bond, el don Juan por excelencia, es el primero en venir a la mente. ¿Y qué hay de aquellas telenovelas que millones de mujeres miran atornilladas a sus sillones cada tarde? A decir verdad, la atracción de la mayoría de estos programas de televisión es ver a los personajes principales teniendo incontables affaires.  

Hasta hace poco, la cadena Fox emitía un reality show, protagonizado por jóvenes y deseosas parejas alojadas en una isla, llamado “Temptation Island” (la isla de la tentación) que en realidad debió llamarse “Supervivencia Sexual”. Los hombres y las mujeres eran separados en lados opuestos de la isla, a la vez que eran seducidos por personas del sexo opuesto cuya única misión era lograr romper el pacto de fidelidad de estos participantes comprometidos.  

En caso de que una infidelidad fuera cometida, un video se encargaba de mostrarle todo a su contraparte del otro lado de la isla. Por supuesto, las planillas de audiencia demostraron que el show fue un éxito. 

Y que hay de las noticias de primera plana que hicieron tambalear a la Casa Blanca hace un par de años. ¿Recuerdas a Bill Clinton diciendo “no he tenido relaciones sexuales con esa mujer”? 

Con la aparición de la Internet, existe una nueva definición del engaño. Los amoríos a través de la computadora; la infidelidad del texto. Los hombres pueden tener sexo virtual con las mujeres y viceversa. Las citas pueden arreglarse a través de un mensajero instantáneo, mucho menos comprometedor que el teléfono.   

Culpa 

Aquí, sin embargo, es donde debe marcarse la diferencia. El deseo físico vs. la traición emocional. ¿Cuál de los dos piensas que es más importante? Un hombre puede acostarse con una prostituta, y una vez que el acto sexual ha terminado, convertirla nada más que en un vago recuerdo. La mujer, generalmente, no tiene esa capacidad. 

Desde que el mundo es mundo, hombres y mujeres han luchado; han sido protagonistas de innumerables batallas que, muchas veces, terminaron desgastando las relaciones. Así, los matrimonios se han desmoronado, y demasiada agonía emocional ha sido desperdiciada en intentos de resucitación. Hoy existe una crisis en los matrimonios. La crisis en la fidelidad, ¿es algo de ahora? 

Finalmente, es necesario señalar que los hombres continuarán sintiéndose atraídos por otras mujeres y, efectivamente, las mujeres continuarán y sintiéndose atraídas hacia otros hombres también. Cuando podamos aceptar la realidad, tal vez comencemos a ser una sociedad más madura. ¿Tú, qué harás al respecto? 

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