Punto G y eyaculación femenina
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“El Punto G”, bestseller mundialmente conocido, fue publicado en el año 1982, sobre la base de evidencia producida por una investigación del año 1940. Y aquí estamos nosotros, algunos años después, todavía discutiendo sobre qué es el punto G, qué no es el punto G, si el punto G puede hacer que una mujer eyacule, y, en caso afirmativo, el hecho de eyacular significa que la mujer se ha hecho pis.
Las cosas han cambiado un poco en los últimos años y nuevas investigaciones han echado algo de luz sobre la cuestión. Y lo mejor de todo es que esa piedra insalvable (que no todas tienen punto G), con la que todos tropezábamos una y otra vez, ha sido eliminada del camino. Nuevos estudios sugieren que todas las mujeres tenemos punto G, aunque la cantidad de tejido y el número de terminaciones nerviosas varían de una a otra.
Entonces, ¿donde está el punto G?
La mayoría de las personas conocen su uretra, o al menos la han sentido nombrar.
¿Es el cañito por donde sale el pis, cierto? Bueno, hay un tejido esponjoso
alrededor de la uretra que es eréctil, lo que quiere decir que se expande al
llenarse de sangre. La parte de la “esponja uretral” que puedes sentir en la
pared superior de la vagina es conocida, damas y caballeros, como el punto G
(esta es la definición con la que la mayoría de los especialistas coincide en la
actualidad). Es parte de la misma red de terminaciones nerviosas que constituye
la zona interna del clítoris, a la que a veces se hace referencia como próstata
femenina (lo que tiene sentido, dado que la próstata masculina es el “punto G
masculino”).
¿Cómo se relacionan el punto G y la eyaculación femenina?
El tejido de la esponja uretral también contiene entre 30 y 40 glándulas parauretrales y ductos (para simplemente significa “cerca”). Se cree que estas glándulas son responsables de la producción del fluido que algunas mujeres eyaculan. Durante la eyaculación, este fluido corre por los conductos desde las glándulas y hacia la uretra, antes de terminar escapando del cuerpo.
¿Cómo encontrar el punto G?
No es difícil de encontrar, aunque hacer una guía por escrito puede ser algo extraño. En cualquier caso, aquí vamos: desliza un dedo dentro dentro de tu vagina, con la palma apuntando al techo, como si estuvieras intentando tocar tu barriguita. A continuación, flexiona algo el dedo, como si le estuvieras haciendo a alguien la seña de “ven aquí”. Busca unos cinco o seis centímetros en tu interior, hasta encontrar un tejido ligeramente más rugoso en la pared frontal.
Al tacto puede sentirse como la versión más suave del tejido frontal del paladar. Presta atención a tus sentimientos mientras “rascas” la zona. ¿Se siente más sensible que otras áreas? Experimenta con diferentes movimientos, y no tengas miedo de usar firmeza y presión; no es tan irritable como el receloso clítoris. Mientras más excitada estés, más se hinchará el área y más fácil será de propinarte buenas sensaciones.
Existe una razón por la que las mujeres suelen optar por a los orgasmos clitorianos durante la masturbación. Para producirte un orgasmo a través del punto G, debes doblar tu brazo en una posición realmente incómoda, difícil de sostener en el tiempo. Sin embargo, es posible hacerlo, y podrías estar a punto de saber cómo.
En busca del orgasmo G
Claro que existe un truco para poder alcanzar el orgasmo a través del punto G, y
es utilizando un vibrador especialmente diseñado. Si tu vibrador tiene una
pelotita en cada extremo, se supone que debes sostenerlo de una y usar la otra
para producir el masaje.
Los vibradores para punto G suelen venir con instrucciones específicas (y realmente explícitas), pero la clave siempre está en apuntar el vibrador hacia la pared superior de la vagina. No realices movimientos de entrada y salida, como harías con tu vibrador habitual. En cambio, realiza un movimiento circular, como intentando darte un buen masaje interior.
Si te gusta la sensación, puedes probar un vibrador de punto G durante el sexo oral (o dárselo para que él lo manipule). Otro truco: pídele a tu pareja que ejerza una presión suave sobre la parte baja de tu abdomen mientras el vibrador G (o su pene) está dentro de tu vagina. Esto agregará una buena dosis de placer a tu punto G.
¿Por qué siento que estoy por hacerme pis?
Cuando el tejido esponjoso se expande, presiona contra la uretra y la vejiga,
generando una sensación similar o comparable al que produce una vejiga llena.
Será necesario que sobrepases esta sensación para alcanzar el orgasmo, de modo
que si sospechas que tu vejiga podría estar realmente llena, detente, vé hasta
el baño, y regresa llena de ímpetu para continuar con lo que estabas haciendo.
Si de pronto vuelves a sentir la misma sensación, es muy posible que te
encuentres a las puertas de un orgasmo G, y de una eyaculación. Felicitaciones.
¿Cómo saber si mi eyaculación no es pis?
Tanto la orina como la eyaculación provienen del mismo conducto, de modo que la eyaculación suele tener parte de orina. Recuerda, asimismo, que el jurado todavía no se a expedido en cuanto a lo que las mujeres eyaculan, de modo que hay mucha investigación por delante en este plano. Hay mujeres que dicen que el fluido que eyaculan no es amarillo, y que a veces luce un tanto lechoso. La escasa investigación disponible hasta el momento sugiere que está hecha de antígeno prostático específico (que también se encuentra presente en el semen).
¿Son diferentes los orgasmos clitorianos a los vaginales (punto G)?
Los orgasmos G, u orgasmos vaginales, provienen de las mismas terminaciones nerviosas que los orgasmos clitorianos, pero las sensaciones parecen variar de mujer a mujer. Los orgasmos clitorianos, por otra parte, son decididamente más comunes o frecuentes. En cualquier caso, es un poco difícil ser precisos al responder esta pregunta. El hecho de haber encontrado tu punto G no significa que tengas un orgasmo vaginal.
En este sentido, algunas mujeres sostienen que no encuentran la zona demasiado sensitiva. Por el contrario, otras dicen que la sensación es excesivamente irritante a raíz de su intensidad. De hecho, hay quienes afirman que es como si fueran a morir si no consiguen orinar en ese preciso instante, y todas coinciden en que esto no es demasiado sensual. La investigación disponible al momento sostiene que dos tercios de las mujeres son sensibles a esta clase de estimulación, aunque sólo un tercio será capaz de disfrutar en serio de la experiencia.
¿El punto G me hará eyacular?
Podría hacerte. Todas las mujeres tienen la “esponja”, pero no todas las mujeres eyaculan. En cualquier caso, es más factible que eyacules si:
· Estás increíblemente excitada.
· Si tu punto G es estimulado.
· Si tienes músculos pélvicos fuertes (si, por ejemplo, has estado practicando ejercicios Kegel).
· Algunas mujeres eyaculan unas pocas gotas, mientras que otras una taza o más. En la mayoría de los casos, la eyaculación y el orgasmo serán simultáneos, aunque puede ocurrir que se den en forma independiente.
¿Cuál es la diferencia entre mojarse y eyacular?
La lubricación normal es algo que se da en forma gradual y regular. La eyaculación, en cambio, suele ser algo rápido, que generalmente ocurre en el momento del orgasmo.
¿Podemos aprender a tener orgasmos?
Hay una respuesta ambigua a la pregunta de si es posible aprender a tener orgasmos. En nuestra opinión, si quieres intentarlo, pues inténtalo. Realiza tus ejercicios de Kegel, invierte en un vibrador para el punto G, explora tu cuerpo y, si sientes la urgencia de hacer pis, prueba dejándolo salir en lugar de aguantarlo. Las más entendidas dicen que será de ayuda remover también el vibrador, el dedo, o el pene de tu amante, dado que cualquiera de éstos podría detener el tránsito del fluido hacia el exterior.
Desde luego, si detienes todo en forma un tanto ruda, el orgasmo podría desaparecer junto con la preciada eyaculación, de modo que la precisión también será un factor fundamental. Como ocurre con cualquier práctica sexual, es saludable buscar un orgasmo de punto G, pero no es bueno obsesionarse. Y, después de todo, recuerda que no existen evidencias que digan que la eyaculación hace que los orgasmos sean mejores.
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