Relaciones sin compromiso
Antes de comenzar, quiero dejar claro que, si en algún momento hablo de que los hombres o mujeres actúan de un modo u otro, estoy hablando de una generalidad que implica una tendencia de género pero que en ningún caso excluye la individualidad y engloba a todos y cada uno de los hombres y/o mujeres. Con ello trato de explicar que existe una propensión a actuar, pensar o sentir de ese modo.
Una vez aclarado este punto entremos en materia.
Hace ya unos años, las mujeres han comenzado a reconocer que pueden disfrutar del sexo del mismo modo que los hombres. Es decir, manteniendo relaciones esporádicas libres y que no impliquen compromiso. Esto ha hecho que éstas sean cada vez más habituales.
Este tipo de relaciones son tan válidas como las relaciones formales pero eso sí, como en todo tipo de relaciones, la condición es que ambas personas conozcan y consientan las condiciones de la misma.
Las relaciones sin compromiso tienes una diferencia muy significativa con respecto a las tradicionales, y es que el matiz “Sin Compromiso” hace referencia a que no hay cabida a sentimientos o demandas relacionadas con amor. Sin embargo no siempre posible mantener al margen los sentimientos de amor por alguna de las partes.
Es aquí donde nos encontramos con la mayor dificultad, “Controlar los Sentimientos”.
Este tipo de relaciones se inician por la atracción, morbo, pasión, fascinación… y pueden mantenerse en el tiempo por años. Sin embargo, pueden darse dos casos:
- Que ambos conozcan la situación que tiene cada uno y que no está en la intención de llegar a más que encuentros apasionados.
En este caso, aunque pueda darse el caso de que uno empiece a enamorarse y con ello el sufrimiento, ambos saben las reglas del juego y están prevenidos.
- También puede ocurrir que uno o ambos no sean del todo claros con respecto a su situación y pretensiones, en cuyo caso las expectativas, frustración continua y sufrimiento son un continuo.
Son relaciones que se viven con mucha intensidad. Uno de los mayores atractivos es que permiten que la persona salga de su monotonía y se sienta viva y plena, con lo que hacen que ambos queden “enganchados” y se resulte difícil salir de ella con facilidad.
Es cuando ya llevan un determinado número de encuentros cuando pueden comenzar los “problemas”.
Con el paso tiempo, la complicidad y el cariño comienzan a aparecer, las caricias, los besos y las palabras atentas y afectuosas están aún más presentes. Todo esto es caldo de cultivo para que los sentimientos hagan su aparición.
Cuando esto les ocurre a ambos todo es maravilloso, la Relación SIN Compromiso se transforma en relación CON Compromiso y todos contentos. Pero ¿Qué ocurre cuando sólo le ocurre a uno de los dos?
Aunque esto les puede pasar tanto a hombres como mujeres, sí existe una evidencia científica de que es más frecuente que sea la mujer quien comience a enamorarse de su compañero.
El motivo es que, normalmente, a la mujer le resulta más difícil separar el sexo del amor y cuando hay sexo no tarda en aparecer los sentimientos.
No hay una estimación exacta del número de encuentros necesario para que surjan esos sentimientos. Depende de varios factores como de la situación que atraviese, del tipo de vida que tenga y que desee, de su personalidad, vivencias…
Pintemos el escenario:
Ya ha habido varios encuentros y ambos se van conociendo cada vez más. Este conocimiento suele ser en las mejores condiciones: sin obligaciones, libres compromisos, demandas, rutinas, problemas cotidianos como reparto de tareas, problemas económicos… todo se desarrolla en un entorno idílico.
De hecho aunque existan problemas, justamente es esta relación la que se utiliza para evadirse y por ello se pone más esfuerzo en que todo sea idílico.
Además, ha quedado claro que nada de eso puede darse en su relación libre, con lo cuál sólo queda espacio para el disfrute y los buenos momentos.
Con el paso del tiempo, conocen más sus gustos, comparte más cosas, y las caricias, besos y palabras de cariño salen solas.
Ante esta situación uno de ellos, normalmente la mujer, comienzan a sentir algo más que atracción, le empieza a gustar y trata de que los encuentros sean más habituales.
También empieza a estar más atenta a los detalles más amorosos en lugar de los más carnales como sus piropos, caricias,… tratando de comprobar el interés o enamoramiento de su compañero.
Ante esta metamorfosis, normalmente el hombre, se percata de que su compañer@ se comporta más cariñosamente, le llama más, hay más mensajes o wats app y con otro tipo de contenido.
El/ella está tranquil@ porque han hablado en muchas ocasiones de su libre relación, incluso es posible que conozca que tiene una relación CON compromiso con otra persona y se consiente
Llegado a este punto pueden ocurrir dos cosas:
- Que se distancie y los encuentros sean cada vez menos frecuentes, el contacto entre sus encuentros más frío,…
- O que se aproveche de la situación y confunda aún más a su pareja con arrumacos, carantoñas y palabras que la hacen creer aún más su ilusión. Este tipo de hombre merece un nombre que no le daré pero, como comprenderéis no es nada bonito.
Es aquí donde entra en juego la diferencia entre unas personas y otras, en especial entre hombres y mujeres, en cuanto a su “La implicación sentimental en este tipo de relaciones”.
Hemos dicho que, aunque cualquiera de los dos puede verse desbordado por el amor, es más común que le ocurra a la mujer. El motivo es que sí es capaz de diferencias entre Amor y Sexo y mantener sus sentimientos al margen.
Aunque también pueda ocurrir que él sucumba al amor también.
Lo que ocurre en estas situaciones es que el hombre recuerda el tipo de relación que mantienen y la mujer se desespera tratando de entender cómo puede ser tan cariñoso y amoroso en su encuentro y luego desaparecer, no tener ciertos detalles, no querer verse con más frecuencia,…
Sin embargo el hombre se siente tranquilo en su posición pues es algo que estaba pactado y considera que el acto sexual incluye esas caricias, trato y palabras amorosas,… pero que no significan amor ni compromiso.
El problema principal radica en considerar que lo que nosotros pensamos, sentimos o hacemos es lo que debe estar pensando, sintiendo o haciendo la pareja sexual y eso no es cierto.
Aunque a las mujeres y algunos hombres no les ocurra, hay personas que se ven totalmente implicados en la relación en la que estén en ese momento y se dejan llevar por ella.
Sin embargo, eso no les despista de sus intereses principales y cuando salen de esa situación vuelven a ellos. Claro que les gusta su pareja y les tienen cariño, incluso les querrán pero no hasta el punto de desear tener un compromiso pues otros aspectos les pesan más.
Los hombres que tienen relaciones libres consideran que las caricias, besos, palabras cariñosas,… forman parte del sexo pero no implican amor ni compromiso
Son muchas las personas, mujeres en este caso, las que me hablaban del inicio de estas relaciones. Siempre me juraban y perjuraban que tenían la situación controlada, pero siempre se han visto envueltas en una relación dolorosa pues el amor se apoderó de ellas.
Además, el hecho de no verse correspondidas y ver que, durante su encuentro, el comportamiento de su amante era el mismo que el de una pareja tradicional, les ha confundido más y ha causado más sufrimiento.
A tenor de todo lo visto, te daré un consejo, si tienes claro que puedes separar tus sentimientos del sexo, disfruta de la vida y de cualquier tipo de relación que consideres, sin herir a nadie.
Ahora bien, si eres de las personas que:
- Desean tener una relación sentimental y mientras llega y no llega la persona adecuada.
- Sólo ha tenido relaciones estables.
- Eres muy sensible.
- Deseas cariño y atención.
Ve con precaución pues tienes muchas probabilidades de enamorarte y, después de este artículo, ya no tienes excusas para decir que no lo sabías o esperabas que finalmente se enamorara.
Y si ya estás viviendo esta situación, puedo ayudarte con alguna de mis Terapias.
Por Elena Calvo
www.quieroquerer.com
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