Hace mucho tiempo me dijeron:
“El encanto se rompe cuando en el baño ya están los dos cepillos de dientes”:
Convivencia
Todo estaba tan pero tan bien, que decidieron ir a vivir juntos (o sea dejar de estar taaan bien).
En ese preciso momento empieza el franco ascenso de horas: no no, de pasión no (o puede ser), pero me refiero a las horas con “su mamá”. Lo que venían siendo encuentros semanales, pasa a ser una necesidad casi diaria.
Quedate tranquila, porque es preferible eso a que vos te transformes con el tiempo en la Mujer-Mamá (de todos modos sólo un milagro podrá evitar que esto suceda).
De a poco cuando ya estás por adaptarte a la convivencia, notás que las últimas veces que se bañó mojó todo el piso, el toallón no levitó hasta el patio (como él creía) y la bañadera quedó llena de pelos (de todo el cuerpo).
Ahí te empezás a preguntar:
-Qué le sucede a este hombre cuando entra al baño? Se le alteran las funciones motrices?: la tabla meada, el rollo de papel higiénico vacío tirado en el piso y los dedos marcados en los azulejos. Tiene vahídos cuando orina?
Bueno (pensás)… tendremos que adaptarnos (escúchese: seré la mucama).
Un día te despertás y le pedís que haga el café en la cafetera eléctrica nueva y…
Sorpresa!!! Donde iba el café puso el agua y viceversa (es lógico, si mami no se lo preparaba lo tomaba en un bar).
Un domingo mientras él miraba la tele, vos estabas en otro ambiente leyendo (por ejemplo) y de repente aparece llorando:
-Qué pasó? Tu mamá?-fantaseás
-No, no.
-Te llamaron del trabajo?- te preocupás
-No, no.
-Tu hermana? (y aquí se te agota el stock de posibilidades lógicas y en esta última palabra, radica tu error).
-Argentina!!! Quedó afuera del Mundial!!! Buah.
Si en algún momento deciden tener un hijo, deberías aclararle con bastante tiempo de anticipación que: no es un ladrón de horas tuyas el que va a llegar.
No le saca la mujer a nadie. Ni viene a competir por tu amor con él. Porque el que está en camino es un Hijo y él tu Marido.
Te levantás una mañana y al lado tuyo tenés los restos de un hombre… Entonces preocupada:
-Qué te pasa?
-Me siento realmente mal, casi agonizar. Me tomás la temperatura? Debo estar volando de fiebre…
El termómetro marcó 37,1C. Volvés a ponérselo, previa sacudida del mismo, porque no puede ser y…37,1ºC.
-No debe andar-balbucea el moribundo.
-No “anda” mi amor. El mercurio sube cuando hay aumento de temperatura, no cobardía por dos líneas de fiebre!!!
Si sumamos a esto, las pequeñas cositas como: el dentífrico apretado en el medio del pomo, medias volando por toda la casa (porque nunca encontraron solas el rumbo como él suponía), la leche derramada en la hornalla (porque siempre se les vuelca). Porque:
-En un segundo que me descuidé, se calentó de golpe mi amor…-(como yo pensás).
No encuentra lo que nunca guardó y la culpa siempre es tuya (hasta que nazca el niño, que llega también para que haya un verdadero responsable del “caos hogareño”).
El televisor: motivo de litigios y serios enfrentamientos, porque vos querés ver a la gordita del canal Cosmopolitan, para variar sexualmente e improvisar posiciones que logren que él toque, aunque sea por error, tu punto G.
Pero él se enganchó con el interesantísimo partido: Chechenia vs Indonesia. Pasás de tener un ser humano al lado, a algo que saca aire por todos los agujeros posibles sin el menor pudor.
Bueno…con un poco de paciencia y viento a favor, quizás sobrevivís…
Ahora si ya sos separada y tu gran duda es: Convivo o no?
Yo te diría que…NOOO!!!
Es tan lindo estar de novia.
El tiene su casa, vos la tuya. Es ideal.
Para qué romper ese encanto? Para qué lavar más ropa, cocinar más comida, reorganizar el placard para hacerle un lugar, más para planchar.
PARA QUÉ???
Además empezaría a verte a cara lavada en lugar de perfumadita y arregladita lista para la acción. Conocería tu cara pálida y tus ojeras y lo que es peor, se daría cuenta que te depilás (ja con suerte. Porque casi todas imponemos los pelos por falta de tiempo).
Se sorprendería viendo que en realidad, podés romper las bolas mucho más de lo que ya lo hacías (cosa que le resulta realmente increíble!).
Por eso pensalo bien y cuando te proponga de irse a vivir juntos, reite locamente como si te hubiera contado el mejor de los chistes.
Abrazalo, besalo y susurrale en el oído:
-No mi amor…así estamos bien. La convivencia es la tumba del amor!!!
Y ambos tendrán la posibilidad de seguir siendo FELICES!!!
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