Peleas entre hermanos: ¿qué hacer?

Hacer de juez en las discusiones y peleas entre hermanos es la peor de las soluciones. La clave para que no peleen constantemente el uno con el otro es hacer que comprendan que hay amor incondicional de sobra para todos los integrantes de la familia...


Los celos y la envidia siempre se hacen presentes entre
hermanos, sobre todo, si
existe poca edad de diferencia entre ellos. “La actitud que tomen los padres
va a influir de un modo positivo o negativo.

Lo más idóneo es no ponerse del lado de ninguno de los hijos cuando pelean y
restarle importancia a las discusiones más habituales que pueden llegar a
existir. Cambiar de tema y conformar a ambas partes de la mejor manera.

Los niños tienen que aprender a compartir todo lo que tienen, ropa, juguetes,
o momentos con amigos o familiares. Cada uno tiene que respetar el turno del
otro. Si de pequeños son criados bajo un ámbito de generosidad y solidaridad no
deberían de existir los celos ni las envidias.

Los
niños egoístas son los que más sufren ya que se ven amenazados por todo.
Siempre creen que las situaciones son injustas para ellos y aquello que tienen
los demás siempre es mucho mejor a lo que él posee.

Es difícil de erradicar esta sensación, pero hay que hacer lo posible para
que los hijos se vuelvan más sensibles y que aprendan que el compartir es lo
único que ayudará a que no pelee
n”, sostiene la psicopedagoga argentina
Cecilia Melgarejo.


Los hijos deben ser aceptados como son. “Cada niño es diferente con su
personalidad, virtudes y defectos. Claro que hay que acompañarlos y educarlos,
pero los hermanos no tienen por qué ser iguales.

Tampoco hay que presionarlos para que estén juntos en todo momento ya que es
normal que cada uno quiera pasar tiempo con sus amigos. La mejor manera de
tratar las peleas es no obsesionarse con el tema cada vez que emerge y de manera
calma explicar que los privilegios que tienen hasta el momento se irán
reduciendo debido a un comportamiento nocivo. Los niños aprenden con las
consecuencias de sus actos”,
destaca la profesional.


Una de las equivocaciones más frecuentes que cometen los padres es la de
intervenir en los disturbios entre niños. “Si esto ocurre ellos no sabrán
cómo solventar los conflictos y siempre recurrirán a los padres cuando se
sientan disgustados con el hermano. Los niños olvidan muy rápido.

Los hermanos pueden estar peleados a muerte por la mañana y muy felices
jugando juntos a la media hora
”, explica la especialista.


Las comparaciones entre hermanos aumentan la rivalidad entre ellos. “Hay que
hacer lo posible para no hacer paralelismos ya que esto perjudica gravemente la
autoestima de los pequeños y esta sensación puede hacerse permanente a medida
que pasan los años”
, comenta la psicopedagoga.


Es importante que los niños puedan manifestar lo que sienten. “El odio, la
rabia, la impotencia son emociones que se experimentan a menudo. Los pequeños
deben entender que existen maneras de manifestarlas sin llegar a la agresión
física, a los gritos o a los llantos.

La educación que establezcan los padres será fundamental para que ellos
encuentren una manera saludable de expresar las emociones más negativas.
Sentarse a hablar es el mejor modo.

Cada vez que existan peleas entre los niños, una buena manera de hacerles
entender que no hay por qué pelear es sentarlos y que cada uno expresa lo que
siente. Los padres no deben tomar partido por ningún hijo, sino lograr que la
tensión entre los hermanos desaparezca para que puedan volver a la armonía
”,
finaliza diciendo la profesional.


Las peleas, así como los buenos momentos, marcan el estilo de relación que
tendrán los hermanos en el futuro. Por eso es tan importante que puedan aprender
a controlarse, ser generosos entre ellos y evitar los episodios de celos y
envidias.

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