El finasteride es un inhibidor del tipo II de una
enzima llamda 5 alfa reductasa, que convierte a la testosterona en DHT,
responsable de la alopecia. Sin embargo, no tiene efecto sobre el tipo I de
esta enzima, que es responsable de 30% de sus acciones en el cuerpo.
Entonces, incluso con el uso de el finasteride, siempre hay alguna conversión
de testosterona en DHT. Aunque limitada,
esta cantidad de DHT puede ser suficiente para mantener la alopecia
androgenética en algunas personas.
Por otro lado, es sabido que drogas como el
finasteride son menos efectivas en gente que sufre de calvicie desde hace
muchos años.
Esto es debido a la destrucción de los folículos
pilosos. Al principio de esta patología, los folículos se vuelven pequeños pero
aún producen algo de cabello. Esos folículos pueden ser reactivados para
producir pelo definitivo, nuevamente.
Pero después de varios años de reducción paulatina, los folículos dejan de
trabajar del todo y se destruyen. Una vez que esto ocurre es imposible
estimularlos, sin importar lo potente que sea la droga que se use.
Existen probablemente diferentes tipos de calvicie,
en los que difiere el factor productor del problema.
Por ejemplo, la DHT puede ser una causa importante de la pérdida del cabello en
algunas personas, y en otras ser un factor menor.
O la actividad de la enzima tipo I puede ser mayor que la del tipo II en una
persona, y lo inverso en otra.
O puede suceder que alguien tenga más receptores de andrógenos en las células
de los folículos, y entonces pequeñas cantidades de hormona tienen un impacto
adverso mayor.
Por lo tanto, la extensión de la pérdida del pelo
puede ser la misma en dos individuos pero deberse a causas diferentes, con la
consiguiente variación en los efectos del finasteride.