Las
arrugas pueden tener un impacto profundo en nuestra autoestima. El estigma de
verse más viejo es evidenciado por el hecho de todos los años se gastan miles
de millones de dólares cada año en cosméticos para disimular las arrugas.
La sociedad actual premia a la juventud, y hay discriminación en el trabajo por
cuestiones de edad. Y esos condicionamientos de la sociedad explican en gran
parte por qué la industria cosmética y la cirugía estética prosperan.
Causas
de las arrugas: Envejecimiento
Cuando
una persona envejece, la piel sufre cambios significativos:
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Las
células se dividen más despacio, y la capa interior de piel (la dermis)
comienza a adelgazarse. Las células que se encuentran bajo la dermis comienzan
a atrofiarse. Además, la capacidad de recuperación de la piel va disminuyendo
con la edad, por lo que las heridas se curan de manera más lenta. La piel se
vuelve más vulnerables a las heridas y lastimaduras.
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La
red de elastina y fibras de colágeno, que proporcionan el apoyo a las capas
superficiales de la piel, se aflojan y desenmadejan. La piel entonces pierde su
elasticidad. Cuando se la presiona, ya no vuelve a la posición original, y en
cambio se forman surcos.
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La
transpiración, junto con la atrofia de las glándulas sebáceas (secretoras de
grasitud), privan a la piel de sus emulsiones protectoras. La capacidad de la
piel de conservar la humedad entonces disminuye, y se hace seca y escamosa.
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La
gravedad exacerba la situación, contribuyendo a la formación de quijada y
párpados caídos (las cejas, sorprendentemente, suben a medida que una persona
envejece, posiblemente debido a las arrugas en la frente.)
Radiación ultravioleta, luz solar, y fotoenvejecimiento
El
papel del sol no puede ser subestimado, como una de las causas más importantes
de envejecimiento prematuro de piel (llamado Fotoenvejecimiento) y cáncer de la
piel. En general, la exposición a los rayos ultravioletas (conocidos como UVA o
UVB) que emana la luz del sol son culpables de aproximadamente el 90 por ciento
de los síntomas de envejecimiento prematuro de la piel, y la mayor parte de
estos efectos ocurre alrededor de los 20 años:
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Incluso
las pequeñas cantidades de radiación UV puede producir arrugas en la piel.
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La
exposición por largo tiempo y acumulativa parece ser la responsable de la mayor
parte de las consecuencias indeseables de envejecimiento de la piel, y del
desarrollo de cáncer de piel.
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El
melanoma (el cáncer de piel más agresivo) es posible que se relacione con la
exposición intensa al sol cuando se es joven.
Efectos tempranos de la luz
solar
La luz solar posee rayos ultravioleta que penetra las capas de la piel. Tanto
los rayos UVA como UVB causan daños: produciendo arrugas, una disminución de la
inmunidad a las infecciones, envejecimiento de la piel y cáncer. Estos rayos
dañan las células de la piel de diferentes formas:
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Los rayos UVB son el agente primario en el bronceado del sol y principalmente
afectan a las capas externas de la piel.
Los rayos UVB son más intensos al mediodía, cuando la luz del sol es más
brillante. Más del 70 % de la dosis de UVB anual es recibido durante el verano y
sólo el 28 % durante el resto del año.
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Los rayos UVA penetran más profundamente y más eficientemente. Su intensidad
también tienden a ser menos variable tanto durante el día como a lo largo del
año que los UVB. Por ejemplo, sólo aproximadamente la mitad de la dosis de UVA
anual es recibida durante los meses de verano y el resto durante los otros
meses del año. Los UVA no son filtrados por el vidrio de una ventana (como los
UVB).
Tanto
los UVA como los UVB causan daños, incluyendo daños genéticos, arrugas,
disminuyen la inmunidad contra las
infecciones, favorecen en el envejecimiento de la piel y el cáncer, pese
a que aún no está claro el mecanismo por el que lo hacen.
Mecanismos de
producción de las arrugas
Incluso pequeñas
cantidades de radiación UV pueden desencadenar las procesos que llevan a la
formación de arrugas:
- La luz solar daña
las fibras de colágeno (el compuesto fundamental para darle estructura a
la piel) y causa una acumulación anormal de elastina (la proteína que hace
que los tejidos se “encojan”) - En respuesta a
esa acumulación de elastina, se comienzan a producir grandes cantidad de
unas enzimas llamadas metaloproteinasas. - Normalmente, esas
enzimas remodelan el tejido dañado por el sol, produciendo y modificando
el colágeno. Sin embargo, este proceso está lejos de ser perfecto, y
alguna de estas enzimas producidas por la luz solar terminan degradando el
colágeno. El resultado es la formación de una matriz irregular de fibras
colágenas desorganizadas, llamadas “cicatrices solares”. La repetición de
este proceso, lleva a la formación de arrugas. - Parte importante de este
proceso es la sobre-producción de oxidants (también llamados radicals
libres). Estas moléculas inestables se producen normalmente durante los
procesos químicos normales del organismo (a este proceso se le llama
oxidación). Pero las agresiones ambientales, como la de la luz solar,
hacen que se produzcan cantidades excesivas de radicales libres, cuya
acumulación daña las células, e incluso alteran su material genético.
Además, la oxidación activa las metaloproteinasas que específicamente
degradan el tejido conectivo, y provocan las arrugas.
Una observación interesante es que, según un estudio reciente, parece ser que
las personas con más arrugas tienen menor riesgo de desarrollar un tipo específico
de cáncer de piel, el de células basales. Puede que los mismos mecanismos biológicos
que producen las arrugas “protejan”, de alguna manera, contra ese tipo en
particular de cáncer de piel.
Otros factores responsables de arrugas
Además
de la luz solar, hay otros factores que pueden acelerar la formación de arrugas:
Cigarrillo. Fumar produce radicales libres, que
aceleran la formación de arrugas y el envejecimiento de la piel y aumentan el
riesgo se sufrir cáncer de la piel del tipo no melanomatosos. Los estudios
sugieren que fumar y la consiguiente oxidación producen niveles más altos de
las metaloproteinasas, que son enzimas asociadas a las arrugas.
Contaminación ambiental. El ozono puede ser un
problema para la piel. Un estudio reportó que podría agotar la cantidad de
vitamina E en la piel. Esta vitamina es un importante antioxidante y ayuda a
combatir los efectos de los radicales libres.
Rápida pérdida de peso. Si pierde peso rápidamente,
el volumen de las grasas que modelan el rostro también disminuye, antes que el
resto de la piel pueda reaccionar. Esto no sólo hace que una persona luzca
demacrada, sino puede causar que la piel se deteriore y “cuelgue”.