Doctor   Como estar de vacaciones en el trabajo
¿Se pueden mezclar trabajo y disfrute...?
 

 

 

 

Vacaciones, trabajo... trabajo y vacaciones

Playa, sol, flotas en el mar, mientras sientes el agua, la brisa, el calor acariciando tu cuerpo que se relaja y goza.  O, quizás, montaña, colores, caminatas energizantes con pausas para recrearte con vistas despejadas y hermosas.  En cualquier caso, risas, despreocupación, placer.  El tiempo fluye y tú te dejas llevar por las actividades que surgen de acuerdo a las ganas.

De pronto, una nube oculta el sol y corta la respiración... las bien merecidas vacaciones están llegando a su fin... hay que volver al trabajo...

Horarios pautados, corridas, controles, las rutinas de siempre mezcladas con desafíos que crean ansiedad, algunos momentos creativos y novedosos en medio de las tareas habituales, ya conocidas y repetidas.   Poco a poco, el estrés se comienza a instalar. 

Vivimos en una constante dualidad: blanco/negro, bueno/malo, pobre/rico, alto/bajo, dependiente/independiente y todos los etcéteras que se te ocurran.   Si bien generalmente no pensamos en estos términos, la verdad es que pasamos de un extremo al otro.  O huimos de uno e idealizamos el otro, con lo que no encontramos el equilibrio necesario. 

Dejamos para los fines de semana, las festividades y las vacaciones los momentos de placer y alegría (¡cuando podemos!) y el trabajo termina siendo el lugar de la lucha, la rutina, las obligaciones, la competitividad. 

Además de proveernos el dinero para comprar lo que queremos, también esperamos que nos proporcione autoestima, status social, contactos, ¿no será mucho? 

Quizás, está siendo tiempo de INTEGRAR.  La dualidad implica separación y conflicto: es “esto o aquello”.  Una opción superior es “esto y aquello”: lo mejor de cada extremo, armonizado en pensamiento, palabra y acción. 

El tema es que la cultura en la que nos desarrollamos no lo hace fácil, porque, justamente, está basada en la lucha y en vencer las dificultades, no en aceptar y abrazar todo, aprendiendo de cada cosa.  Recuerda todas las veces que te refieres a la vida como si fuera una contienda en la que debes combatir para ganar lo que deseas... y ahí sales tú, soldado inexperto, a lucharla. 

El lugar adónde más se nota esta ideología es, indudablemente, el trabajo.  Así que, ¿por qué querrías ir a tus actividades con alegría?  Seas conciente o no de este tema, muchas de tus resistencias tienen que ver con la actitud con que comenzarás tus labores. 

Por lo tanto, sería interesante que renueves tus creencias (heredadas de tus padres, maestros, de la sociedad en general) e incorpores conceptos que te ayuden a encarar tu trabajo (y tu vida) desde una óptica distinta.  In-corporar: una clave importantísima.   

Tú no sólo tienes un cuerpo: eres tu cuerpo.  Todo lo que piensas, sientes y haces pasa por este extraordinario instrumento, que, a la vez, te expone y te expresa.  ¿Cuánto lo escuchas, lo cuidas y lo disfrutas?  Volvemos al inicio...  El placer y el contento sólo se sienten a través del cuerpo.   

Cuanta más conciencia tengas de él, más conciente estarás de tu vida, porque cuerpo y mente son uno y esta relación es la base de tu existencia.  Cuando te dejas controlar por el bombardeo constante de tus pensamientos (y peor si son ansiosos, negativos, exigentes, perfeccionistas, culposos), te pierdes de la experiencia real que tu cuerpo-mente te facilita, ya que él está en el presente continuo.  Por ello, también desperdicias las infinitas posibilidades que éste te despliega: cuando te dejas llevar por las cargas del pasado y los temores del futuro, te impides cultivar el aquí y ahora.

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