Las risas, el buen humor y las bromas afianzan la relación de pareja ya que
ayudan a establecer un nivel de complicidad que no se puede alcanzar mediante
otras estrategias.
“La alegría y la diversión no tienen por qué limitarse a aparecer cuando se
está con amigos. No hay por qué mantener una actitud solemne cuando se está con
la familia o con la pareja ya que estas relaciones son básicas en la vida de un
ser humano.
Se pasa más tiempo con la familia y con la pareja. Por tal motivo hay que ser
abiertos, alegres y manifestar el buen humor es muy necesario para que sea
agradable el estar juntos”, determina el sociólogo español Jorge Godes
Arana.
Ser una persona agradable es muy importante cuando se pasan muchas horas en
contacto con alguien. “Nada peor que llegar a la casa y encontrar caras
enojadas o actitudes de lamento constante.
Los comportamientos y
gestos negativos influyen para que se asome el
aburrimiento, se instale el tedio y no se esté a gusto con la gente del entorno.
Si esto ocurre en su familia o pareja hay que hacer algo para revertirlo
inmediatamente porque el mal humor constante puede hacer que una relación acabe”,
destaca el profesional.
Cómo estimular el buen humor:
1.- Pensar en todo lo positivo que se tiene en la vida. “Muchas personas se
quejan constantemente sin un fundamento, sino porque han sido acostumbrados
desde pequeños a la inconformidad y a la ingratitud.
Si nos ponemos a pensar, seguramente seamos capaces de encontrar más cosas
válidas en nuestra vida que aquello que nos ensombrece. Valorar lo que uno tiene
es el inicio para mantener una actitud frente a la vida más sana y más alegre.
Las vicisitudes que se enfrentan con buen humor se solucionan mejor”,
revela el experto.
2.- Permitirse la distensión para jugar más. “No solamente es posible
divertirse con los amigos. También los padres son capaces de pasar buenos
momentos y compartir espacios con sus hijos adolescentes o adultos.
Una salida con toda la familia incluidas las parejas de los hijos es una
buena manera de ejercitar el buen humor, la tolerancia y la alegría. Si no
estamos acostumbrados a reír o siempre estamos de mal humor, apelar al niño
interior que todos tenemos dentro y recordar un poco cómo éramos, cómo nos
reíamos y sacarlo un poco a la luz”, comenta el sociólogo.
3.- Ser capaz de provocar las situaciones que predisponen el buen humor. Buscar
actividades como el baile, canto o práctica de algún deporte que se pueda
compartir y que saque a la luz lo mejor de cada uno.
4.- Ser paciente con uno mismo. “El buen humor se cultiva, se trabaja
constantemente ya que siempre encontraremos situaciones que no nos gustan o que
nos resultan difíciles y lejos estamos de dibujar una sonrisa.
Sin embargo, el poder manifestarla es un ejercicio que hay que hacer”,
aconseja al experto.
La vida actual pone a prueba constantemente la capacidad de cada uno para
afrontar los momentos cotidianos y las situaciones adversas, pero siempre es
recomendable intentar que aflore lo mejor de cada uno en beneficio propio y
ajeno.
El sentido del humor es un gran aliado para que las complicaciones no se asuman
como si se trataran de cuestiones de vida o muerte. El buen humor otorga más
recursos que un estado de ánimo negativo para encontrar respuestas y salidas a
situaciones complejas que impiden la fluidez de las acciones de todos los días.
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