No es nada fácil mantener relaciones amigables con personas que no caen bien o que hacen de la convivencia un mundo de disturbios y confusiones.
Hay casos extremos en los que es imposible cualquier tipo de comunicación con la familia política, pero ¿cómo hacer para no llegar a esos extremos en donde la indiferencia y frialdad se convierten en el único vínculo que queda de la relación?.
“Las relaciones que se viven en las familias no son fáciles por más dóciles que sean sus miembros. Los roces son normales y necesarios cuando es la comunicación la que prevalece por encima de todo.
Aquella frase asegura que cuando una persona se casa, lo hace con todo el entorno familiar de la pareja, es veraz, sobre todo si esa familia está cerca, se tiene mucho contacto o incluso se tiene que vivir en una misma casa”, asegura la licenciada argentina en psicología y especialista en problemas de familia, Teresa Jiménez Blanco.
Claves de convivencia con la familia política
- Cuanto más sólida sea la relación de pareja, mejores resultados se obtendrán a la hora de decidir qué camino se debe tomar en relación a la familia que los rodea.
- La confianza, tolerancia y paciencia son las tres virtudes que si existen generarán y asegurarán el éxito de la familia.
- No dejarse llevar por el resentimiento, por más problemas que se haya tenido con la familia política.
- Hay que agotar cualquier instancia de dialogo antes de tomar decisiones drásticas
- Disfrutar del tiempo que se dispone para estar con la pareja sin familiares alrededor. Fomentar la comunicación y el amor, sobre todo en tiempos de crisis con el resto de los miembros de la pareja que hará que la relación entre ambos prospere y se fortalezca a pesar de los inconvenientes.
Tener en claro ciertas reglas que la pareja debe imponer al resto de los familiares:
- Es una buena alternativa, para no generar discusiones, que los familiares avisen antes de realizar visitas. Si madres, cuñadas, hermanas, y suegras llegan sin avisar antes, primero se tolerará y no se dirá nada, pero luego es inevitable sentirse incómoda y molesta y eso solamente logrará que la relación se resienta cuando se pudo haber evitado si se habla desde el principio con claridad y honestidad.
- La familia debe tener claro que no puede tomar decisiones por la pareja, los miembros de la pareja deben ser lo suficientemente fuertes para no dejarse influenciar y respetar lo acordado en pareja.
- Es habitual la manipulación que las suegras y cuñadas pueden ejercer, en casos muy extremos éstas se vuelven muy agresivas y se ensañan injustificadamente, pero lo importante es no perder la calma, no actuar de la misma manera y enfrentar el problema de raíz dejando muy en claro a ellas y a la pareja el lugar que se ocupa y hacerlo respetar hasta las últimas consecuencias.
- No hay que olvidar que es imposible desprenderse de la propia familia por más injusticias de las que se sea víctima.
“Un hijo nunca dejará de hablar con su madre por más mala suegra que ésta sea, por eso lo importante no es alimentar un odio en contra de la pareja, porque no erradica a esas personas de raíz, ni tampoco seguir fomentando un resentimiento en contra de esa familia porque sólo lleva a agravar la situación, sobre todo si hay niños de por medio.
Lo ideal será mantener una relación cordial, si esto no es posible hay que hacerle entender a la pareja de buenos modos la necesidad individual que se tiene de tomar distancia de la gente que está causando un daño que en más oportunidades de las que se cree, es para toda la vida”, sostiene la profesional.
A tener en cuenta;
· Intentar bajo todos los medios generar un dialogo entre todos los miembros de la familia que tengan el problema o desacuerdo, la claridad es la mejor alternativa para solucionar las diferencias.
· Hay casos en los que las desavenencias son tan grandes y graves que lo más saludable es mantener distancia, sin que esto signifique alimentar un odio por lo ocurrido.
· Hay padres que causan muchos problemas a sus hijos casados, nunca están conformes con las mujeres que eligen, nunca nada es suficiente. Más allá de los conflictos no resueltos que éstos tienen, hay que intentar tomar distancia de estas personas que no tienen una actitud sana y que solamente logran hacer crecer infelicidad a su alrededor.
· La terapia familiar grupal es una buena opción cuando se tienen sinceros deseos de solucionar las diferencias.
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