Hay acciones del pasado que pueden retornar una y otra vez al presente. “Esto se debe a la mala resolución que hubo en su momento de ciertas situaciones complejas o la falta de toda ejecución.
La única manera de poder solventar estos acontecimientos es enfrentándolos. Ignorar lo que la culpa nos quiere advertir es inútil. Hay que blanquear las situaciones por más inútil o tarde que pueda parecer”, comenta la psicóloga española Mireia Valdosiri Mainard.
El sentimiento de culpa afecta la manera de relacionarse con el entorno. “Una persona que vive con constante remordimiento tendrá una vida llena de temores y difícilmente sabrá comportarse en sociedad de una manera sana.
Por más que no se haya cometido falta alguna con el entorno presente, siempre estará presente aquello que ha quedado sin resolver. Lo que está claro es que hay que dar un cierre efectivo a todo aquello que está generando una mala sensación para poder seguir adelante con un presente lo más puro y sano posible”, aconseja la especialista.
La mejor manera de enterrar la culpa no es esquivándola. “El trabajo es con uno mismo. No es necesario reencontrarse con gente del pasado con la que nos hayamos comportado mal, aunque si se tiene la oportunidad, no está de más generar un encuentro, pero sanarse a uno mismo es de vital importancia para hallar la tranquilidad necesaria. Arrepentirse sinceramente de lo ocurrido, intentar enmendar la falta si es posible y sobre todo, perdonarse a uno mismo.
No hay porqué ser tan estricto. Todos cometemos errores, lo importante es tener una actitud sincera ante lo acontecido y hacer lo que haga falta para no caer en una situación similar a la pasada otra vez.
Si hay que hacer un tratamiento psicológico, hay que comprometerse a llevarlo a cabo y si hay que cambiar determinados aspectos de la personalidad que son los responsables de la aparición de la culpa, hay que hacer el esfuerzo, sin esconderse”, revela la psicóloga.
La falta de perdón puede acarrear consecuencias importantes. “Una de las versiones de la culpa que es más dolorosa y frustrante es la que se manifiesta debido a una acción que se ha ejecutado en el pasado y que ha permanecido en secreto.
El no compartir con nadie este suceso, hace que el remordimiento crezca cada vez más y no sea posible ser erradicado. No es de extrañar que muchas personas víctimas de la culpa se obsesionen o desarrollen conductas patológicas”, comenta la profesional.
Estrategias para dejar la culpa atrás
1.- Hay que liberarse. “El poder exteriorizar las emociones es fundamental. Todos tenemos una persona a la que acudir cuando necesitamos desahogarnos. Hablar y poder contar lo que está ocurriendo tiene un efecto estabilizador y liberador que son altamente necesarios para comenzar a dejar la culpa atrás”, determina la psicóloga.
2.- ¿Qué ocurre cuando se convive con la persona a la que se ha hecho daño o que recuerda constantemente el remordimiento? “La única manera de estar en paz y que el peso de la culpa no termine por aplastarnos, es asumir el riesgo que implica el hablar de lo ocurrido.
La valentía es parte del remedio para iniciar la curación y por más duro y peligroso que sea, porque se puede perder lo que se ha obtenido hasta el momento, hay que tener una actitud de respeto sobre todo con uno mismo”, opina la profesional.
3.- Trabajar sobre el interior. “Realizar una introspección, analizar profundamente quién se es en realidad y qué es lo que se desea obtener del presente y del futuro. El análisis, por más crudo y cruel que sea tiene que poder llevarse a cabo.
Esta reflexión sobre la vida hará que se comiencen a entender muchas cosas, se tome conciencia de lo ocurrido, de las faltas que se han cometido y la necesidad de reparar todo aquello que esté inestable para que de a poco se integre al espacio que debe ocupar”, finaliza diciendo la experta.
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