¿Cómo encontrar mi verdadera vocación?

Elegir es un arte que se relaciona con el ejercicio de la libertad. Y como consecuencia directa de una buena elección, surge el buen aroma de la autenticidad

El ser humano no es libre, a menos que se proponga serlo. Está condicionado, por lo familiar, por su entorno, por lo social. El ser humano se “va haciendo”, construyéndose. Vivir implica el compromiso de erigirse en la autenticidad de elegir. 

Pensar es elegir. Y elegir es pensar. Se piensa, se elige, se piensa nuevamente. Consecuentemente, se aprende a saber qué espacios se relacionan con la libertad de la persona que está en la búsqueda de su camino, y cuáles constituyen terreno de invasión ajena, por ejemplo la elección basada en supuestos tales como la “posible conveniencia” de seguir una carrera ejercida por un familiar, estudiar otra que esté de moda, priorizar el ingreso económico  en lugar de la propia vocación. 

La libertad, la vocación, el llamado a uno mismo, requiere una tarea constructiva: saber. Esto implica “revisar”. Re-visar. Tomar todo lo visto de uno mismo y re-visarlo, re-verlo. 

El tema de la vocación es sumamente arduo. Requiere un alto grado de compromiso personal. Involucrarse con el propio destino. Resulta difícil discernir entre lo que realmente queremos ser y lo que “nos “hacen ser”, contemplando posibles influencias del entorno familiar, de amigos y el contexto social. 

La vara de nuestro tiempo es el éxito, el aplauso exterior, el reconocimiento del otro. Eso reafirma a algunas personas. Pero se puede ser muy exitoso realizando vocaciones ajenas y depositar el alma en el olvido de algún proyecto utópico. 

El ser humano en la actualidad se enfrenta a un mar de riqueza cultural y de opciones, pero sin brújula, a la deriva. La verdadera Orientación Vocacional, la productiva y eficiente, no debería consistir en un compilado de tests.  

Debe ser enfocada con una visión integral de la persona, con pleno apoyo en la psicología, una rigurosa información sobre la multiplicidad y variedad de carreras y opciones y las incumbencias profesionales de las mismas, así como su campo laboral. La autenticidad y la seriedad son ejes básicos en el proceso de la elección vocacional. 

La persona que se busca en su vocación, en cualquier edad, se des-cubre, se devela, borra velos de frases hechas, creencias sociales, mandatos familiares. En consecuencia se re-vela. Finalmente se descubre “de verdad”. 

La vocación no deja de ser una aventura. La aventura debería regirse por el orden. La aventura crea; el orden cosecha y atesora. Crecer es dejar de ser para ser “un poco más”, en movimiento constante. Se elige, se crece, se “es”. 

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