La
convivencia entre familiares nunca es sencilla. “Por más que la familia
esté en la misma sintonía, siempre habrá peleas y opiniones encontradas. Es lo
más normal del mundo.
Lo que hay que lograr es mantener un equilibrio y poder
solucionar los problemas cuando aparecen y no dejarse estar”, sostiene la
psicóloga española Nora Moncalvo Prat.
Cómo evitar las peleas familiares
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“Cada integrante de la familia tiene que entender que deben estar unidos ya que
todos están conviviendo juntos y se supone que se desea lo mejor para todos.
Más
allá del carácter de cada uno y saber que cada uno quiere hacer respetar el
lugar que ha conseguido hay que tener la suficiente generosidad para entenderse
y aceptarse”,
explica la terapeuta.
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La contención es un factor clave. “Esta virtud a desarrollar es más una tarea
para los padres que para los hijos ya que los adultos deberían tener la
suficiente madurez para poder comprender las rabietas de los niños sin ofenderse
y poder dar una respuesta positiva sin entrar en conflicto.
Es fundamental no
entrar en el juego de los más pequeños y ponerse a la altura de ellos ya que la
idea es evitar los encuentros negativos y reforzar lo positivo que es el vivir
en familia”, aconseja la profesional.
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Las
peleas entre hermanos generan mucha tensión. “Los padres tienen que poder
conciliar y no ponerse de un lado u otro. Los hijos deben ser juzgados de la
misma manera y siempre intentar encontrar una solución y no crear un
inconveniente peor”, argumenta la terapeuta.
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Hay que tener en claro que un conflicto siempre debe afrontarse y nunca
evitarse. “Si el problema se esquiva lo único que hará será reforzar más un
sentimiento negativo y pasará lo que suele ocurrir.
Se irán acumulando las
sensaciones y llegará un momento en que la persona explotará. El conflicto hay
que enfrentarlo ni bien surge para evitar lastimarse a uno mismo
innecesariamente.
Siempre manteniendo la calma. Hablar sobre los problemas que
afectan a los integrantes de la familia es importante y debe poder hacerse
tranquilamente sin perder los nervios”, opina Moncalvo Prat.
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El contacto físico y visual con la familia es muy importante para sentir que hay
una verdadera conexión y que se puede confiar uno en el otro.
“Es fundamental
demostrar el afecto que cada miembro se tiene, abrazarse, besarse y disponer de
tiempo para que cada uno se entere de lo que hace el otro”, reflexiona la
especialista.
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Es importante estar bien con uno mismo. “Si uno mismo está satisfecho con la
propia vida, será más fácil tener una buena relación con el prójimo.
Hay que
recordar que la se pasan muchas horas con la familia y que las relaciones pueden
llegar a ser muy desgastantes si ésta no fluye de modo natural”, relata la
terapeuta.