Cuando hablamos de la palabra confianza, por lo general, la pronunciamos, sin
hurgar en su verdadero significado, y más bien se ha convertido en una frase
hecha.
En tal sentido, y para que tomemos conciencia acerca de su verdadero valor,
vamos a adentrarnos un poco en su territorio, pues son muchas las cosas y
oportunidades que perdemos por carecer de ella.
Confianza es fe, creencia, seguridad, y ésa la obtenemos desde nuestros
primeros días, me atrevería a decir, desde que estamos en el vientre de mamá y
nos sentimos deseados, amados y esperados, lo cual se fortalece o debilita,
dependiendo de los mensajes que percibimos de las personas con quienes crecemos
o nos circundan, pues ellos, desde su perspectiva de
abundancia o escasez,
actúan movidos por sus paradigmas, y dan lo que tienen, que no necesariamente,
es lo mejor.
Nuestro subconsciente va guardando, sin sentido diferenciador,
lo bueno y lo no recomendable, porque no sabe discernir .Tampoco tiene
capacidad de humor, todos esos bombardeos de comportamientos y actitudes, son
como una figura de arcilla, Poseen una visión de sí mismos y de sus
capacidades realista y positiva.
Perseveran en sus metas, a través de insistir,
persistir y nunca desistir.La aprobación más importante debe ser la propia,
dado que eso genera independencia de criterio y es aceptado en los
equipos de
trabajo como un capital valioso, que aporta.
Vamos moldeando y
nos convertimos en lo que pensamos.
Es muy fácil decirle a una persona “ten autoconfianza”, cuando, a ciencia
cierta, desconocemos toda la carga de paradigmas de escasez, inseguridad,
descalificación que viene cargando consigo, como una penitencia. y ante este
patético panorama, debemos decir NO, NO, Y NO. Ya basta. Despertemos, se nos
pasa la vida, estamos dejando perder nuestros talentos y oportunidades.
Amigo, amiga, eres único e irrepetible, creamos en nosotros mismos, en nuestro
potencial, en los dones que Dios nos otorgó a cada uno, y aunque
lamentablemente, nos hallamos encontrado en la
vida con algunos padres
taladores, maestros descalificadores, reforzadores del miedo y la inseguridad,
tenemos que revelarnos contra eso, romper la coraza que por años hemos llevado,
y lanzar un grito desde lo más profundo del ser y decir:
Soy capaz, soy
inteligente, tengo talento, merezco lo mejor y no voy a permitir que
nadie me dirija, aprenderé a buscar mi norte, pues autoconfianza es creer,
tener fe en que lo que pensamos, en lo podemos lograr, amén de los escollos y
obstáculos que se puedan presentar.
Nadie, absolutamente nadie, tiene derechos de hacerle perder la vida a un
individuo, sea su hijo, hermano o amigo. Dios nos habló del libre albedrío.
Busca tu sueños, busca tu camino, sé feliz, no le bajes la cabeza a otro,
reconoce que eres un ser único, creado para ser feliz, no para morir lentamente.
La autoconfianza es una magia que desarma a los inseguros, a los de falsas
posturas y actitudes, hace exudar atención, genera magnetismo, respeto y
posicionamiento. La autoconfianza derrota a los comportamientos intimidatorios
y da una imagen de quienes somos
.
En efecto, y esto es algo que me da aliento para continuar escribiendo. Existen
muchos profesionales que son técnicamente excelentes, no obstante, por su falta
de confianza en sí mismos, terminan sentados en el banco para toda la temporada
del juego.
Cabe destacar, que aprender a desaprender no es de un día para otro. Atrévase,
comience hoy mismo, mírese en el espejo y dígase a si mismo a partir de hoy seré
una persona más segura de lo que hago y digo, pero para eso prepárese, lea sobre
su profesión, u oficio, asista a reuniones, levante la mano cuando desee hablar,
decida por usted mismo, no deje que otro se corone con sus éxitos, no culpe a
nadie de su inseguridad, abóquese a mejorar cada día, no coma lo que no desee,
no viva con quien ya no ama, no trabaje donde no se siente a gusto, usted es el
único que lo puede lograr, yo solamente le digo que si yo puedo, tú también
puedes, visiona tu futuro, piensa siempre en la solución de los problemas, y no
en los problemas en si.
A mi, me encanta la gente que sufre del síndrome de la autoconfianza y
¿a usted amigo lector?
Por Vianney Vallenilla Peña
Consultora Gerencial
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