Contacto
Las
discusiones suelen empezar como tranquilas conversaciones y luego escalan
irremediablemente. Cuando tu pareja empieza a alzar la voz (ya sea al comienzo
de la discusión, o luego de que han llegado a un momento de paz y el fuego
empieza a encenderse nuevamente), es un excelente momento para establecer
contacto físico.
Tocarla
suavemente en el hombro, darle la mano, acariciarle el pelo o cualquier acción
por el estilo, que sea una muestra de cariño, puede ayudar a marcar claramente
que esto es solo un desacuerdo, no el final de nada, que aún hay amor, y que
estamos allí para solucionar el conflicto. Que estamos escuchando y nos
interesa lo que pasa. En fin, un recordatorio de que nos preocupamos y que no
somos el enemigo.
Por
supuesto, el toque no debe tener un cariz sexual.
El ambiente debe ayudar
a la comunicación
El
ambiente en que nos encontramos tiene una relación directa con cómo vemos las
situaciones. Esta es una verdad absoluta.
Un
ambiente hostil dificultará enormemente cualquier intento de discutir las cosas
relajadamente. Por lo tanto, en cuanto tengamos la oportunidad, debemos
intentar modificar el ambiente en que nos encontramos para hacerlo lo más
propicio posible a una conversación madura y seria, sin intentos de pelea de
telenovela, sino de solución de conflictos.
Para
hacer esto, debemos esperar a tener un momento en que podamos estar tranquilos. Probablemente el momento más útil sea cuando nos hayamos separado
por unos minutos para calmarnos, relajarnos y poder enfrentar mejor la
conversación.
Aprovechando
la oportunidad que tengamos, podemos poner algunas velas, bajar las luces, tal
vez poner música suave, de algo que a su pareja le guste especialmente.
Creemos un
ambiente tan romántico y relajado como sea posible. Luego invitemos a nuestra
pareja a volver junto a nosotros y discutir tranquilamente el conflicto. Cuando
entre y vea la forma en que hemos preparado el cuarto, sin lugar a dudas lo
apreciará, y las defensas que se hayan creado por la hostilidad de la situación
se debilitarán, permitiendo el avance hacia una solución pacifica.
La palabra más difícil
Increíblemente,
los seres humanos parecen tener grandes problemas para decir “Perdón” y “Lo
siento”. Estas son, probablemente las expresiones más difíciles de cualquier
lenguaje. Y esto pasa aún cuando la persona a la que se lo tenemos que decir es
la persona que más amamos y con la cual más cómodos nos sentimos.
Pero
es necesario que aprendamos a decir “Perdón”. Y no solo diciéndolo, sino
sintiéndolo. Nadie ha muerto por decirlo, aunque por lo difícil que a alguna
gente le parece, uno pensaría que sí. Irremediablemente, cuando uno ha errado el
camino y actuado incorrectamente, en algún momento tendremos que decir cuánto
lo sentimos. Es un momento duro, pero el único que puede realmente recomponer
la situación.
Por
supuesto, la idea social establecida es que los hombres son los que no pueden
decir “Lo siento”, pero en realidad las mujeres entran tanto en pánico como
ellos en ese momento. No es fácil bajar las defensas y mostrarnos como somos,
admitir que nos equivocamos y que queremos solucionarlo.
No es fácil admitir
que estamos arrepentidos de haber actuado como lo hicimos. Aún más, si no nos
cuesta decirlo, es probablemente porque no lo sentimos realmente.
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