Un estudio realizado en Inglaterra por un afamado psicólogo, asegura que el nombre que los padres eligen para sus hijos puede traer consecuencias tanto negativas como positivas en la vida del niño.

La investigación contó con la opinión de las de 6000 personas.

Las conclusiones fueron las siguientes:

·         Los nombres James o Elizabeth son nombres propios que la gente relaciona con el éxito.

·         Los nombres Helen y John están relacionados con la mala suerte

·         Los nombres Lucy y Jack se los asocia con la buena suerte

·         Los nombres más seductores han resultado ser Sophie y Bryan

·         Los nombres con menos glamour: George y Ann 

En la actualidad hay una variedad que antes no existía en cuanto a la selección de nombres.

“Muchas veces lo que pretenden los padres es destacar y no caer en los clásicos nombres que todo el mundo tiene y no se dan cuenta de que cuanto más extravagante es el nombre, más contraproducente es el resultado en el niño, ya sea por burlas en el colegio o porque ellos no se identifican con él y aún así deben cargar toda la vida con esa identidad”, comenta la socióloga uruguaya Sofía Martell.

Aunque el éxito o el fracaso no pueden deberse a un nombre, “hay algunos con mucha intensidad y fuerza.

Sostener estas características no es fácil y de manera inconsciente un niño desde el primer momento está presionado a cumplir una expectativa de los padres y de un entorno que muchas veces y aunque parezca una tontería es muy hostil.

El peso del nombre existe y los adultos deben tener mucho cuidado con aquel que eligen porque es para toda la vida y para bien o para mal marcan para siempre”, opina la profesional.

La mejor manera de no influir negativamente en los hijos es seleccionando nombres que no conlleven una carga excesiva de energía.

“Hay nombres muy bonitos que no tienen por qué ser los más habituales o utilizados y que no se encuentran en los extremos.

No tiene sentido poner un nombre que suene ridículo, pero como nadie lo tiene es ideal. Los niños sufrirán las consecuencias y ese disgusto puede traducirse en problemas de aprendizaje, inconvenientes sociales, aislamiento e inhibición”, explica la especialista.

Consecuencias de elegir un nombre de pila inapropiado:

·         Baja autoestima

·         Problemas de aprendizaje

·         Timidez

·         Expectativas insatisfactorias

·         Blanco de críticas y burlas constantes

·         Peleas constantes con los padres

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