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Después de pasar por el baño, y entre dormidas pegamos un alarido al ver esa
bruja que nos mira desde el espejo, con una especie de aspecto de “que horror”
tratando de negar que, “esa” pueda ser yo…pero sí soy yo, dice mi parte
conciente que rara vez me abandona; pero un poco desfigurada me digo
cariñosamente para no dañar demasiado mi
autoestima y sigo
a los tumbos hasta la cocina y me preparo un café, pero por alguna razón el
agua tarda mas que otras veces en hervir, o a mi me lo parece, y yo sin poder
fumar!!!!
Claro no les conté, que deje de fumar hace siete meses, ya, pero el deseo me
carcome cada día de mi vida, entonces tomo agua, una copa, dos, o más… dicen los
que saben, que calma la ansiedad…pero casi nada.
Entonces me digo mientras pongo música, de ritmo africano, podría hacer un poco
de gimnasia, de paso, gasto un poco de calorías, ya que al dejar, el pucho,
aumenté unos cuantos
kilos de más,
que por alguna razón que desconozco, se me han instalado y no hay forma de
bajarlos.
Entonces me digo, basta de lamentos!! Y escribo unos pasos, para intentar
mejorar este día y otros que por ahí, tenga en el futuro de color gris acero,
gris perla o similar:
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Vuelvo a entrar al baño y busco en el botiquín, mi mágica crema
anticelulítica, reductora y otras yerbas, que tiene un rico olor a menta o
quizás a alcanfor, vaya uno a saber.
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Me masajeo todo el cuerpo con cariño, porque lo noto maltrecho.
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Busco en el botiquín, algo para el alma, pero no hay, entonces pongo música
suave, programo mi computadora para que suene por un rato largo.
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El paso siguiente, la cara, primero limpio bien todos los restos de
maquillaje y trato de arrastrar también con un algodoncito embebido en
loción limpiadora los signos de malhumor, rictus y arrugas que aparecieron
de la noche a la mañana.
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Me doy una ducha, reparadora, me seco con cuidado y de nuevo en cremo mi
cuerpo, y mi cara, pero esta vez con
cremas
suavizantes e hidratantes.
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Envuelta en una toalla, tomo el teléfono con toda la intención de llamar a
alguna amiga que quiera tomar un café conmigo…pero nadie contesta…
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Decido salir a caminar, sola, en mi agradable compañía, me pongo un pantalón
cómodo, zapatillas, un sueter bien grande, ya estoy lista.
El día está hermoso, el sol a pesar de ser de invierno calienta
agradablemente, el perfume de algunos arbustos y flores mas el canto de los
pájaros, hacen que el conjunto haya transformado mágicamente o no tanto, mi
día gris en un día azul.
Por Angélica Kovac
Licenciada en psicología
Elias Berntsson es autor de "15
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