¿Cuál será el motivo de celebración que estos adultos mayores pueden tener el próximo 28 de agosto? ¿Será acaso que la edad y las enfermedades les han arrebatado la fortaleza? ¿El olvido de sus hijos? o ¿qué las calles, para algunos, o el asilo, para otros, es el lugar donde esperan sus últimos días?
Ser abuelo no es sólo motivo para festejar un día. A la luz de la enseñanza bíblica, la vejez se presenta como un «tiempo favorable» para la culminación de la existencia humana, permitiéndole de este modo comprender mejor el sentido de la vida y alcanzar la «sabiduría del corazón».
Pero, ¿cuál será el consejo que estos hombres y mujeres en abandono darán, de acuerdo con su dura experiencia, a las nuevas generaciones que, inevitablemente, algún día alcanzarán la «edad de los recuerdos»?…
La voz callada de esos diez mil ancianos, que pueden ser más, responde a esa pregunta con el acento urgente del mandato divino: «Honra a tu padre y a tu madre». El Papa Juan Pablo II lo ha dicho: «Donde el precepto es reconocido y cumplido fielmente, los ancianos saben que no corren peligro de ser considerados un peso inútil y embarazoso».
El problema no es que sean diez mil muchos más. Con uno que viva esa realidad, ya es un problema. Y más si consideramos que en un futuro, esos ancianos podemos ser nosotros.
Xóchitl Zepeda León Escribe sobre los Abuelitos algo tan cierto que comparto con ustedes:
El arte de ser abuelo
• Nadie puede hacer por los nietos lo que hace el abuelo.
• No es viejo aquel que pierde su cabello o su última muela, sino el que pierde su única esperanza.
• Cuando seas viejo en la carne, sé joven en el alma.
• Dicen que el tiempo pasa. No es verdad. Somos nosotros los que pasamos por él, y cada momento puede darnos fortuna si entendemos.
Ojalá que todos pensáramos eso de nuestra querida Xochitl.
El 28 de agosto ha sido instituido en México como el Día del Abuelo, y aunque no lo parezca, ser abuelo es un arte que requiere aceptación de la condición de la persona, paciencia, amor y humildad que, por otra parte, son elementos esenciales para vivir con dignidad esta etapa de la vida.
Cuando una persona pasa a un segundo plano en el seno familiar, ya sea por su edad avanzada como por el surgimiento de un nuevo jefe familiar, no le resulta fácil; dejar de ser cabeza en el hogar y reducir sus actividades drásticamente, hasta convertirse en una simple voz auxiliar de los hijos –o de los nietos, cuando se lo permiten–, requiere dosis de sensatez, cordura y preparación que no se adquieren en las universidades, pues sólo se consiguen con la experiencia que brindan los años.
Los abuelos tienen mucha influencia en la vida familiar. Hoy por hoy, muchos de ellos atienden a los nietos, los cuidan con cariño y paciencia mientras sus padres salen a trabajar.
Sin embargo, algunos, al pasar los años sienten y viven el abandono y la soledad, debido, quizás, a la falta de consideración de parte de sus hijos y nietos, y también porque muchos de ellos acusan cierto dejo por vivir la vida, el desinterés los aleja de la vida en sociedad y familiar.
Debemos recordar que todos tenemos familia, o quizá, desgraciadamente, ya no la tenemos, pero eso no deja de lado que el cariño que solamente la familia puede dar, nos ayuda a crecer y en ella aprendemos a ser felices.
Nuestro primer educador
Cuando somos pequeños, pasamos gran parte de nuestro tiempo compartiendo diversión y aprendizaje con nuestros abuelos, porque ellos, con cariño y paciencia, siembran en nosotros el bien y la fe; además, son los primeros educadores en cuestiones religiosas, nos enseñan a persignarnos y a saber decir nuestros primeros rezos.
Mas, hay miles de abuelos que viven solos, recluidos en asilos, sufriendo la ingratitud del abandono o se quedaron, por la ley de la vida, sin familia. Allí, echan de menos la compañía y el cariño, y añoran la familia que un día formaron.
El papel trascendente del abuelo
Es importante considerar que el abuelo tiene un papel trascendente en la convivencia familiar. Una encuesta realizada por esta Pastoral, arrojó que los adultos mayores son una pieza clave en la vida familiar.
La actual situación de crisis económica, ha propiciado en los matrimonios que tanto el hombre como la mujer se desempeñen laboralmente; en virtud de ello, reciben la ayuda de los abuelos para cuidar a sus hijos, contribuyendo así con su tiempo y dedicación a que los niños sigan sintiendo el calor de un hogar.
El Concilio Vaticano II habla mucho de la familia y sus valores humanos cristianos: «El bienestar de la persona y de la sociedad está estrechamente unido a la situación favorable de la familia.
La familia es escuela del más rico humanismo. Así, la familia, en la que coinciden distintas generaciones que se ayudan mutuamente, constituye el fundamento de la sociedad. Gracias a los padres que preceden en el ejemplo y la oración, los hijos y los demás que viven en el círculo familiar, encontrarán con más facilidad el camino del sentido humano, de la salvación y santidad.
La convivencia en familia es necesaria para no sentirnos aislados. El abuelo cuyo deseo es ser útil en la familia, necesita ser escuchado, aceptado, comprendido y valorado.
En ocasiones existen barreras que nosotros mismos levantamos entre las personas, lo cual dificulta la convivencia en familia; pero en medio de esta situación están los abuelos, procurando no echar más leña al fuego, no estorbar sino unir, sembrando la paz, la comprensión, sabiendo disculpar y sonreír.
La serena presencia de las personas de edad avanzada es una bendición para todas las familias y comunidades. Habéis trabajado duramente y por largo tiempo para legar a los jóvenes un mundo mejor. Quiera Dios que experimentes el respeto y la atención afectuosa de las personas que nos rodean. ¡Dios los bendiga siempre!
Deseo que vivas con paciente abandono los años que el Señor establezca para cada uno, siendo portadores de paz y alegría cristianas en vuestros hogares y comunidades, siempre dispuestos a dar razón de la esperanza que hay en nosotros, por la fe en Cristo, Nuestro Salvador».
Juan Pablo II, Jubileo de la Tercera Edad. Domingo 17 de septiembre de 2000
EN ESTE DIA PROCUREMOS QUE SEAN FELICES, Y QUE DIOS PUEDA DARNOS EL ENTENDIMIENTO PARA VALORARLOS SIEMPRE, TODOS LOS DIAS DEL AÑO.
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