Guía para salir de un día gris

Hay días, que no sabemos porque, pero nos levantamos con un humor de los mil demonios. Consejos para sobrevivir a uno de esos días...

Tengo un día demasiado gris…

Después de pasar por el baño, y entre dormidas pegamos un alarido al ver esa bruja que nos mira desde el espejo, con una especie de aspecto de “que horror” tratando de negar que, “esa”  pueda ser yo…

Pero sí soy yo, dice mi parte conciente que rara vez me abandona; pero un poco desfigurada me digo cariñosamente para no dañar demasiado mi autoestima y sigo a los tumbos hasta  la cocina y me preparo un café, pero por alguna razón el agua tarda mas que otras veces en hervir, o a mi me lo parece, y yo sin poder fumar!!!!

Claro no les conté, que deje de fumar hace siete meses, ya, pero el deseo  me carcome cada día de mi vida, entonces tomo agua, una copa, dos, o más… dicen los que saben, que calma la ansiedad…pero casi nada.

Entonces me digo mientras pongo música, de ritmo africano, podría hacer un poco de gimnasia, de paso, gasto un poco de calorías, ya que al dejar, el pucho, aumenté unos cuantos kilos de más, que por alguna razón que desconozco, se me han instalado y no hay forma de bajarlos.

Entonces me digo, basta de lamentos!! Y escribo unos pasos, para intentar mejorar este día y otros que por ahí, tenga en el futuro  de color gris acero, gris perla o similar: 

  1. Vuelvo a entrar al baño y busco en el botiquín, mi mágica crema anticelulítica, reductora y otras yerbas, que tiene un rico olor a menta o quizás a alcanfor, vaya uno a saber.
  2. Me masajeo todo el cuerpo con cariño, porque lo noto maltrecho.
  3. Busco en el botiquín, algo para el alma, pero no hay, entonces pongo música suave, programo mi computadora para que suene por un rato largo.
  4. El paso siguiente, la cara, primero limpio bien todos los restos de maquillaje y trato de arrastrar también con un algodoncito embebido en loción limpiadora los signos de malhumor, rictus y arrugas que aparecieron de la noche a la mañana.
  5. Me doy una ducha, reparadora, me seco con cuidado y de nuevo en cremo mi cuerpo, y mi cara, pero esta vez con cremas suavizantes e hidratantes.
  6. Envuelta en una toalla, tomo el teléfono con toda la intención de llamar a alguna amiga que quiera tomar un café conmigo…pero nadie contesta…
  7. Decido salir a caminar, sola, en mi agradable compañía, me pongo un pantalón cómodo, zapatillas, un sweter bien grande, ya estoy lista.

    El día está hermoso, el sol a pesar de ser de invierno calienta agradablemente, el perfume de algunos arbustos y flores mas el canto de los pájaros, hacen que el conjunto haya  transformado mágicamente o no tanto, mi día gris en un día azul.  

Por Angélica Kovac
Licenciada en psicología

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