El deseo sexual y la frecuencia del coito disminuyen conforme las mujeres envejecen, aunque en general retienen su interés por el sexo y siguen teniendo el potencial de disfrutar de este placer durante toda su vida.
La necesidad de tener cerca a su compañero de amor e intimidad, no pasa con la edad. La manera en que funcionan las mujeres desde el punto de vista sexual conforme envejecen, depende en gran medida de la disponibilidad de su compañero y de la frecuencia con que efectúan las relaciones sexuales, lo mismo que la intensidad con que disfrutaban el sexo cuando eran más jóvenes.
Los cambios anatómicos experimentados por el envejecimiento, predisponen a las mujeres a las crisis más frecuentes de vulvovaginitis y de infección de las vías urinarias, que junto a la disminución de lubricación vaginal pueden producirle dispareunia.
En cuanto a las mujeres que se conservan sexualmente activas después de la menopausia, esta claro que tienen menor atrofia vulvar y vaginal que las abstinentes.
Las enfermedades que acompañan al envejecimiento pueden tener un impacto sobre la función sexual. La arteriosclerosis puede disminuir el flujo sanguíneo vaginal y mermar la excitación, la lubricación y la intensidad del orgasmo.
Tambien, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica puede disminuir las concentraciones de testosterona, con lo que disminuye el deseo sexual. El dolor de una cadera artrítica puede volver difícil que la mujer encuentre una posición cómoda para el coito.
Factores psicosociales como la carencia de un compañero sexual, o que éste presente disfunción eréctil y aspectos de la intimidad como vivir en una casa de asistencia, resistirse a masturbarse si no se dispone de un compañero y actitudes negativas de la sociedad también son factores que repercuten en la sexualidad.
En algunos casos las parejas se sienten cómodas sin efectuar el coito como parte de su relación.
Efectos de la menopausia y el envejecimiento sobre la sexualidad
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Aumenta el tiempo para excitarse correctamente
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Producción de menor lubricación vaginal y tiempo más prolongado para lograrlo
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Orgasmos menos intensos y aumento de la necesidad de la estimulación para alcanzarlo
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Las mujeres que sufren ooforectomía en etapa premenopáusica pueden tener un efecto dañino sobre el deseo sexual, lo mismo sobre la excitación
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Un fenómeno que afecta a la mujer en general, pero todavía más al aspecto de la sexualidad, y más aún en la etapa perimenopáusica, es el problema de la violencia.
La violencia sexual conyugal ha estado presente en todas las épocas, cuando el marido toma a su compañera en contra de su deseo como un objeto sexual.
En la violencia del compañero íntimo, el abuso psicológico o emocional está dado por insultos, intimidaciones, aislamiento y controles excesivos tendientes a aislar a la mujer de la familia y amigos, vigilar sus movimientos y restringir su acceso a recursos importantes como la comida, vestido, dinero, etc.
Es precisamente durante la etapa perimenopáusica de la mujer; período durante el cual sufre una serie de cambios, por los cuales muchas veces no accede a los requerimientos sexuales de su pareja, que se ve sometida a la violencia por parte de su compañero sexual, lo que puede relacionarse a efectos negativos de la salud sexual, física y mental, y que hace que las mujeres no se sientan seguras en el lugar donde debe existir la mayor protección, el hogar.
La sexualidad al llegar a la edad mediana puede verse afectada si no hay una adecuada información y preparación por factores biológicos, psicológicos y socioculturales.
La sexualidad se reconoce en todas las épocas de la vida como una fuerza integradora de la identidad que contribuye a fortalecer y/o producir vínculos integrales, además de ser el placer sexual el centro de bienestar físico, psíquico, intelectual y espiritual, que cuando está libre de conflictos y angustias promueve el desarrollo personal y social.
En un estudio realizado en Cuba, el 80,6% de las encuestadas saben qué es el orgasmo, sin embargo el 87,7% no llegan a lograrlo. El 89,3% no tiene deseo sexual, el 91,5% no han intentado darle solución a su disminución del deseo sexual.
Si bien existe un enlentecimiento de la respuesta sexual, se puede seguir disfrutando del sexo y tener orgasmo después de la menopausia, pero para ello es necesario que sus inquietudes y dudas sean encaminadas correctamente.
Encuestas efectuadas a las pacientes revelan que desean que su médico sea capaz de ayudarlas con sus preocupaciones relacionadas con el sexo y creen que es apropiado que incluyan preguntas sobre esto como parte sistemática de la historia ginecológica, de ahí que el médico debe estar documentado con lo relacionado al tema de la sexualidad.
Por Dr. Omar Araujo Noda
Especialista de Primer Grado en Ginecología y Obstetricia
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