Me puse a pensar en los cambios, y definitivamente ha cambiado.
La Mujer de hoy solo es
diferente en que a sabido luchar mucho por estar en un sitio digno, en que su
voz se escuche que tenga libertad de expresar sus ideas, emociones, que pueda
decidir por ella misma sin que sea maltratada ni devaluada en muchos aspectos.
La mujer puede y debe tener los mismos derechos que el hombre, sin perder por
ello su feminidad.
Creo yo que poco a poco va a ir adquiriendo mas derechos ya que hoy la mujer se
maneja en todos los ámbitos sociales, sin ello perder lo más importante como
mujer.
Pero aun tenemos que alzar la voz para que la violencia se vaya erradicando
de este mundo, no debe permitirse ninguna maltrato físico ni psicológico.
Las mujeres de ayer sufrieron mucho, precisamente por el maltrato, porque no
existían instituciones que pudieran defender a la mujer. No tenia oportunidades
de salir adelante. Pero hoy estamos en el camino de lograr una igualdad de
derechos.
La mujer en
la familia
Es necesaria no sólo para el bien privado de cada persona, sino también para el
bien común de toda sociedad, nación y estado.
La familia es una comunidad que brinda siempre al hombre tres dimensiones: Es
educadora en la fe, ayuda a formar su persona, y la mujer es promotora de su
desarrollo.
“La familia es la primera y vital célula de la sociedad”. A la familia van
unidos los valores fundamentales, que no se pueden violar sin daños
incalculables de naturaleza moral
La mujer en el mundo del
trabajo: progresos
En las últimas décadas, los cambios en los perfiles
demográficos y en el empleo han afectado a las vidas cotidianas de los hombres,
las mujeres y las familias.
Ha habido un aumento en la esperanza de vida, una
disminución del tamaño de las familias, mayor movilidad de las personas y se ha
incrementado el número de las familias con dos fuentes de ingresos y de las
familias monoparentales.
Los plazos y las condiciones de participación de los
hombres y las mujeres en el mercado de trabajo se han redefinido. A medida que
se ha introducido mayor flexibilidad en los procesos productivos y se ha
expandido el sector de los servicios, la demanda del trabajo femenino ha
aumentado.
Pero la reforzada participación de la mujer en el empleo
retribuido no se ha debido sólo a factores y acondicionamientos económicos, sino
que responde también a cambios en las percepciones y aspiraciones de las mujeres
con respecto a su papel en la sociedad y a sus prioridades en la vida.
Hoy es mayor que antes la proporción de la mano de obra
que se enfrenta a las exigencias contrapuestas del trabajo y de las
responsabilidades familiares.
Desde principios de la
década de 1980, la participación de las mujeres en el trabajo ha aumentado
significativamente. Las mujeres representan ahora más del cuarenta por ciento de
la fuerza de trabajo total.
Varios factores explican las
diferencias existentes entre los países en cuanto a nivel y plazos de la
participación de las mujeres: la estructura y la organización del sistema de
producción; las condiciones del mercado de trabajo y sus regulaciones; el
sistema educativo y de formación; y las actitudes sociales dominantes, incluidas
las relativas a los roles atribuidos al género.
Pero en todas partes se han
venido creando más puestos de trabajo para las mujeres que para los hombres.
Cada vez son más numerosas las mujeres mejor preparadas que están alcanzando
puestos de responsabilidad y son también más las mujeres que crean sus propias
empresas.
Las mujeres de edad avanzada
y las mujeres sin preparación se encuentran con una discriminación continuada en
el mercado de trabajo y a menudo tienen que asumir responsabilidades de
prestación de cuidados en sus familias, en lugar de ser ellas las atendidas.
A ello hay que añadir que
las mujeres y las jóvenes son particularmente vulnerables a la trata
internacional. E incluso las mujeres que emigran legalmente como trabajadoras
con contrato a menudo se encuentran en el lugar de trabajo con una grave
explotación, que incluye acoso sexual y otras formas de violencia.
En conjunto, al crecimiento
cuantitativo del empleo de la mujer no le ha correspondido un aumento en la
calidad de su empleo. Se han producido algunas mejoras, pero el avance ha sido
desigual y limitado.
A pesar de los avances de las últimas décadas hacia la
igualdad de los géneros en el mundo del trabajo todavía nos falta poder tener
los mismos derechos y oportunidades.
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