Las mujeres son responsables de la mayoría de los
homicidios de lactantes y
niños, la mayor parte de los malos tratos físicos a niños y la cuarta parte de
los abusos sexuales infantiles. Infligen el 50% de la violencia contra los
hermanos y los ancianos y cometen aproximadamente la mitad de las agresiones
contra las parejas. Negarse a admitir esa realidad es una actitud social
peligrosa que cuesta vidas.
Un experimento aterrador
En
noviembre del 2000 la revista Pediatrics publicó los resultados de un
experimento aterrador. Ante la falta de explicación para las dolencias de bebés
internados en condiciones de extrema gravedad, los médicos de varios hospitales
de Gran Bretaña habían decidido grabar mediante cámaras ocultas a los
progenitores -en su mayoría, madres- de los que el personal médico había
empezado a sospechar que ponían a sus hijos al borde de la muerte
deliberadamente.
Lo
que descubrieron fue asombroso. En 30 de los 39 casos grabados, se observó que
los progenitores trataban de ahogar intencionadamente a sus hijos; en otros 2
casos, trataron de envenenar al niño; en otro, la madre rompió deliberadamente
el brazo de su hija de tres meses.
Muchas de esas personas parecían actuar
metódicamente: “los malos tratos se infligían sin provocación previa y con
premeditación, e iban seguidos de complejas y creíbles mentiras para explicar
las consecuencias”, señalan los autores del estudio.
Lo
extraño, lo verdaderamente escalofriante es que en su mayoría esas personas eran
mujeres que fingían ser buenas madres y llevaban rápidamente a sus hijos a la
sala de urgencias cuando tenían trastornos respiratorios, y se quedaban a su
lado con fortaleza y abnegación mientras que los médicos trataban de averiguar
dónde estaba el problema.
Muchas de ellas eran consumadas farsantes. Podían
pasar de la más temible actitud amenazante contra sus hijos a convertirse en
madres solícitas en el minuto exacto en que el doctor o la enfermera entraban en
la habitación, advertidos por las cámaras de lo que estaba ocurriendo.
Las madres actuaban movidas por el prestigio social de una enfermedad
misteriosa; les gustaba la proximidad de poderosos profesionales médicos; les
gustaba la atención que suscitaban y el dramatismo de las situaciones. Y sobre
todo experimentaban una ácida satisfacción aterrorizando a sus hijos.
El síndrome de Munchausen
Todas estas mujeres son víctimas del síndrome de Munchhausen que es el tema de
este ensayo, a lo largo del cual, trataremos los síntomas de este síndrome, sus
especies, su origen y su tratamiento.
Una investigación médica grabó en una clínica de Atlanta a decenas de madres
maltratando a sus hijos. Caso como el de Kathy Bush, una madre diagnosticada
con síndrome de Munchausen que ha sido condenada por abuso infantil y puede
pasar el resto de su vida en la cárcel, llegó a embaucar a la propia esposa del
presidente Bill Clinton, Hillary.
Hace tres años, la primera dama la presentó en una conferencia en la Casa Blanca
como ejemplo de padres que sufren por los altos costos de los seguros médicos.
Su hija, Jennifer Bush, había sido operada 34 veces en sus once años de vida a
causa de una misteriosa enfermedad que le hacía vomitar todo lo que ingería y
que la obligaba a alimentarse a través de un tubo en su estómago.
Poco después se descubrió que Kathie padecía una enfermedad mental que la
empujaba a envenenar a su propia hija.
Un estudio hecho público esta semana,
prueba que el caso de esta mujer no era aislado: en un hospital infantil de
Atlanta, las cámaras de vídeo sorprendieron a 23 madres -11 de ellas enfermeras-
inyectando orina a sus hijos, cambiandoles los medicamentos o intentando
ahogarles.
La
tragedia de Kathy Bush puso por primera vez al descubierto un problema
sanitario y criminal cuyo alcance exacto todavía se desconoce. Dos años después,
en California, se descubrió que otra mujer, Mary Noe, había matado, poco a poco,
a sus diez hijos a causa del mismo síndrome.
El
informe elaborado ahora por los médicos de la Universidad Emory de Atlanta y
publicado en la revista Journal of Pediatrics, aporta datos inquietantes sobre
la frecuencia con que repiten este tipo de historias en EE UU.
Las madres con
síndrome de Munchausen causan daño deliberadamente a sus hijos y luego mienten
sobre el origen de las extrañas dolencias para satisfacer su enfermiza necesidad
de llamar la atención, a veces para salvar su matrimonio o ganarse la simpatía
de los demás apareciendo como víctimas.
En
el hospital infantil Children’s Health Care de Scottish Rite, Atlanta, los
doctores no lograban encontrar respuesta para los repetidos ingresos en el
centro de niños con inexplicables enfermedades crónicas. El doctor David Hall,
director del estudio, decidió hace cuatro años, instalar cámaras ocultas en 41
habitaciones con casos sospechosos.
Había por ejemplo niños que padecían
infecciones bacterianas que durante meses eran resistentes a cualquier
tratamiento. Las cámaras revelaron que la causa era el orín que sus madres les
inyectaban a través de los catéteres intravenosos por los que les administraban
los medicamentos.
La
edad promedio de los niños era de 2 a 3 años, y de no haber sido por las cámaras
ocultas muchos podrían haber muerto.
En varias ocasiones, el equipo que
controlaba los vídeos alertó a las enfermeras para que entraran en las
habitaciones. "Las madres paraban lo que estaban haciendo", explicó Hall. "Ha
sido una tarea muy poco placentera, porque éste no es el hallazgo que hubiéramos
querido obtener".
La
enfermedad mental de Munchausen es responsable de al menos un 10% de las muertes
infantiles en Estados Unidos, en opinión de los médicos de Emory University que
confirmaron las conclusiones de otros estudios anteriores de la doctora Judith
Libow, en el Children’s Hospital de Oakland, California, y de la doctora
Patricia Siegel, del Children’s Hospital de Michigan. Sin embargo, todos
advierten que la cifra exacta podría ser bastante más alta, dada la dificultad
con la que frecuentemente se topan los especialistas para diagnosticar el
síndrome.
¿Conoce a alguien así?
Las señales de alarma descritas por los expertos incluyen:
·
las madres se niegan a que los hijos se separen de su lado o que alguien
distinto los cuide;
·
siempre están dispuestas a que al niño le hagan pruebas médicas, tratamientos y
operaciones;
·
otros niños que han estado bajo el cuidado de la persona también han padecido
enfermedades crónicas inexplicables.
Según el psicólogo especializado en Munchausen Gordon Harper, profesor de la
Universidad de Harvard, el hábito de mentir se convierte en una actuación tan
perfecta que las madres realmente llegan a creerse que están ayudando a sus
hijos. Las 23 madres del hospital de Atlanta han perdido la custodia de sus
hijos y están en manos de la justicia, acusadas de maltrato infantil.
¿Por qué?
A
estas madres les gusta el prestigio social de una enfermedad misteriosa; les
gusta la proximidad a los profesionales médicos poderosos; les gusta la atención
y el drama, la prisa de la adrenalina del la Sala de Urgencias. Además de eso,
algunos parecían obtener satisfacción por aterrorizar a sus niños.
Estas madres asesinas que se escaparon de purgar sus crímenes durante años
porque muchos de nosotros nos negamos a reconocer que las mujeres son seres
crueles capaces de actuar con brutalidad en contra de sus propios hijos, esto
es, habitualmente, pensamos que la violencia es privativa del género masculino,
todavía se considera universalmente que solo varón es capaz de ser violento.
Los hombres son la causa de él, y las mujeres y niños son los la que sufren. La
sabiduría convencional, nacido de paternalismo anticuado y del existencialismo
feminista, sostiene que cuando las mujeres lesionan o matan, ellas tan solo lo
hacen en defensa propia. Lo cual es un grave error ya que la mujer puede ser
como violenta y cruel, tan ávido o tan vicioso como un hombre y estas mujeres
delincuentes deben tomar la responsabilidad por sus crímenes.
¿Qué es el Síndrome de Munchausen?
Aunque no raro, este síndrome es difícil de descubrir y confirmar. En 1951, los
Dr Richard Asher usaron el término “síndrome de Munchausen” para describir a
adultos que se inventaron enfermedades para conseguir la atención médica, para
adoptar el papel de enfermedad y recibir los procedimientos médicos totalmente
innecesarios si como los tratamientos, pero sobre todo recibir la constante
atención del personal médico y la fama y celebridad de padecer una enfermedad
“rara” o desconocida.
El
término fue acuñado en referencia al Barón Von Munchhausen mercenario militar
de Münchhausen que era conocido por los cuentos de ficción y mentiras de
grandes viajes. El Prado de Roy acuñó el término el síndrome de Munchausen para
describir a 2 madres que en 1977, mintieron respecto a síntomas que dijeron
padecían sus dos niños, los cuales eran provocados por ellas mismas.
Uno de los
niños tenía una historia afecciones respiratorias que se prolongó mucho tiempo,
pasando de asfixia recurrente a la orina sangrienta, y el otro tenía una
historia de hipernatremia (exceso de sodio en la sangre) recurrente.
El
primer niño cuyos síntomas sólo ocurrieron en la presencia de su madre, mejorado
durante el tratamiento psiquiátrico de la madre por su conducta abusiva. Los
síntomas del segundo niño sólo ocurrieron en casa, y él murió como resultado de
hipernatremia severa.
En 1994, el médico informó que la madre del muchacho
admitió a su psiquiatra que ella mató a su hijo con el envenenamiento de sal.
Estos 2 casos subrayan la importancia de reconocimiento temprano del Síndrome
Munchhausen por la gravedad de sus consecuencias.
En
esta discusión, se repasan varios aspectos de este síndrome, incluso el
predominio, las características de los delincuentes y sus víctimas,
complicaciones, diagnóstico.
Un problema preocupante
Aunque no precisamente conocido, la incidencia y predominio de este síndrome es
preocupante. Más de 700 casos se han documentado en los países de habla hispana,
pero estos casos sólo reflejan los casos más severos del Síndrome de
Munchhausen. Un equipo de estudiosos informó incidencia inconstante del
Síndrome.
Un estudio encontró que 1% de niños con el asma sea víctimas de sus
madres que padecen este síndrome. En otro informe de niños con las alergias de
comida, 16 en 301 niños (5%) se identificó como las víctimas de este síndrome.
En un pueblo inglés pequeño con una población de 200,000, se informaron 39 casos
de sofocación intencional de niños encima de un periodo del 20 xaño (1 en
25,000). En 1991, Schreier y Libow dirigieron un estudio de 880 neurólogos
pediátricos y 388 gastroenterologos pediátricos en el EE.UU. con las
proporciones del retorno de 21. 8% y 32. 4%, respectivamente.
Entre los 316
médicos que respondieron al estudio, 212 informaron un contacto con 192
sospechoso y 273 víctimas inveteradas del Síndrome de Munchhausen Un estudio
por la Unidad de Vigilancia de Asociación Pediátrica británica encontró 128
casos de este síndrome, informado en el Reino Unido e Irlanda en un periodo del
2 x año, con una incidencia de 2. 8 por 100,000 niños menores de 1 año de edad
y 0. 5 por 100,000 niños menores de 16 años.
Usando éste criterio, aproximadamente 625 casos de envenenamiento y sofocación
atribuible a este síndrome puede esperarse en EE.UU. cada año. En más de 95% de
casos del Síndrome de Munchhausen, la madre es quien ocasiona las enfermedades
del niño.
Cómo se presenta
Los síntomas del niño normalmente ocurren solamente en la presencia de la madre
y menguan en su ausencia. A veces se llama al compañero de la madre, u otros
miembros familiares, y vecinos para que den testimonio de los "síntomas" que
padece el niño.
Estos eventos los usan las madres para probar la enfermedad supuesta del niño a
los médicos, frecuentemente se describen a las madres muy cuidadosas y atentas
y por supuesto consagradas a sus niños.
Sin embargo, no todas las responsables encajaron este "perfil de madre abnegada"
y también pueden presentar se como hostiles, emocionalmente débil, y
evidentemente ímprobo. Aunque desde luego estas personas pueden ser muy
engañosos y manipuladores.
Su
habilidad de convencer a otros no debe infravalorarse. El abuso se premedita,
calculado, y sin provocación. La madre puede tener un conocimiento anterior o
entrenando en la profesión médica y a menudo se fascina con el campo médico.
Ella aspira establecer relaciones íntimas con el personal médico y
frecuentemente se vuelve una fuente de apoyo para miembros del personal o las
familias de otros pacientes.
La
madre normalmente se muestra calmada ante la confusión que denotan los médicos
ante la enfermedad misteriosa que su niño está experimentando.
Ella tiende a
seguir más el diagnóstico y los tratamientos prescritos por el médico, sin tener
en cuenta el dolor que ellos pueden infligir en su niño, y casi siempre resiste
las órdenes de alta hospitalaria y los resultados diagnósticos negativos.
La
sospecha de un médico o el rechazo para continuar las evaluaciones pueden animar
a que la madre lleve al niño para consultar a otro médico. Las madres que
padecen este síndrome, reconocen su conducta injusta, pero tienen gran cuidado
para ocultar sus acciones y raramente admitir sus actividades abusivas.
Y, ¿qué pasa con el esposo?
El
compañero de la madre es a menudo desinteresado de la familia y raramente juega
un papel activo en el cuidado médico del niño. Confiando en la madre de su hijo,
los compañeros pueden apoyarlas e ignorantemente pueden volverse cómplices
pasivos del abuso continuado.
En
algunos casos, la madre abusiva ha sido sospechosa de fabricar los síntomas de
su niño para intentar que su compañero regrese a la familia.
¿Están locas estas mujeres?
Una minoría (10-25%) mujeres también induce los síntomas en ellas mismas. La
madre en cuestión, raramente tiene una enfermedad mental severa (como la
esquizofrenia), aunque todo parece indicar que la presencia de uno o más
desórdenes de personalidad es común.
También puede tener una historia familiar en la que fue ignorada por sus padres
y siempre se sintió relegada. La historia familiar de esta mujer puede revelar
los tipos constantes de abuso, o de enfermedades raras en miembros de la
familia.
En
más de 95% de casos de este síndrome, la madre es la culpable de las
enfermedades del niño. Los estudios han informado que, rara vez, es el padre,
el responsable en estos casos. En estas situaciones, los padres se presentaron
como perturbados y mentalmente inestables. Otros tipos de responsables de esta
clase de abusos, incluyen: abuelos, padres adoptivos, y niñeras.
¿Cuándo comienza?
El
abuso del niño normalmente empieza temprano en la vida. Según Rosenberg, la edad
promedio del diagnóstico del síndrome Munchshausen era 3 a 4 años de edad,
aunque también se hicieron víctima los niños más grandes. Semejantemente, en un
reciente informe por el McClure , la edad del promedio del diagnóstico era 20
meses, con distribución sesgada hacia el grupo de edad más joven.
En
un informe médico, la sofocación empieza entre los primero y terceros meses de
vida y dura durante 6-12 meses o hasta que el paciente muera.
¿Cuáles son los síntomas aparentes?
Los niños normalmente se presentan con una serie de dolencias que provienen de
órganos diferentes. La revisión de los primeros 20 años de la condición
describió 68 síntomas diferentes, señales, y resultados del laboratorio en 117
casos de Síndrome Munchshausen, con aproximadamente 70% de síntomas inducido o
ficticios que ocurren en el hospital. Actualmente, se han informado más de 100
síntomas.
Los más comunes incluyen el dolor abdominal, vomito, diarrea, la pérdida de
peso, cólicos, el apnea, las infecciones, las fiebres, sangrando, envenenamiento
y letargo. Un estudio informó las enfermedades múltiples en 64% de 56 niños del
índice que eran víctimas de este Síndrome.
Otros informes indican que algunos niños presentan del principio con un solo
evento serio, como el episodio de apnea severo sin la historia anterior de
fabricación.
¿Qué hacen los niños?
Niños más grandes que son a menudo víctimas de este síndrome conspiran con sus
madres confirmando las historias más improbables incluso sobre sus historias
médicas, a veces por el miedo de contradecir sus madres y otros debido a la
persuasión de sus madres. Algunos de estos niños creen que ellos están muy
enfermos, con un desorden misterioso que los doctores no pueden deducir.
En
otros casos, el niño es consciente que la explicación de la madre es improbable,
pero no habla, por miedo a la venganza de la madre o que nadie les creerá.
Señales de alarma
Por lo anterior se han propuesto varias señales de advertencia para alertar al
personal médico de la posibilidad del Síndrome de Munchshausen. Éstos incluyen:
·
que extraordinariamente se prolonguen síntomas inexplicables;
·
los tratamientos médico son totalmente ineficaces o malamente tolerados;
· y
el niño presenta alergia a una gran variedad de comidas y medicamentos.
Siegel y Fischer sugirieron que los pediatras se pregunten lo siguiente:
1.- ¿la valoración clínica del estado médico del niño es consistente con la
descripción de la madre?
2.-¿el diagnóstico objetivo evidencia para que la condición médica del niño
exista?
3.- ¿tiene cualquier miembro del personal, incluso el pediatra, dado testimonio
de los síntomas?
4.- ¿Es la madre tranquilizada por los resultados de prueba negativos?
5.- ¿el tratamiento está proporcionándose al niño principalmente debido a las
demandas persistentes de la madre?
Los médicos deben recordar que la fabricación persistente, exageración, y
simulación de los síntomas del niño, reflejan un problema patológico de la
madre.
En algunos casos de síndrome de Munchausen, la fabricación de síntomas
puede una escalada si la madre desea continuar su relación con el sistema médico
o si la contestación del médico le parece inadecuada a la madre o poco
satisfactoria. Finalmente, es importante recordar que la existencia de una
enfermedad real en el niño no significa que no pueda coexistir con el síndrome
de Munchausen.
Los hermanos
Los hermanos pueden ser víctimas del mismo abuso por el mismo padre. Según
Rosenberg, se abusaron 5% de hermanos. En una serie que estudio la muerte de 27
infantes que fueron sofocados, 48% tenían un hermano que según se alega se murió
de síndrome de muerte infantil súbito (SIDS).
Las consecuencias
La
incidencia de muerte y las complicaciones médicas serias precisamente no se
conoce. La mortalidad tasa el rango de 9-31% entre los casos del índice, con la
mayoría informando una proporción de mortalidad de 9-10%.
La
morbilidad puede ser el resultado directo del abuso o una consecuencia de
diagnóstico múltiple e intervenciones de las terapéuticas realizado por los
facilitadores del médico inconscientes. Los McClure informaron que se
admitieron 122 de 128 niños abusados en el hospital como resultado del abuso.
De
los 128 niños, 119 (93%) tenía intervenciones innecesarias, 45 enfermedades
médicas mayores sufridas, 31 dolencias físicas menores tenidas, y 8 murió.
En
un estudio más temprano de 51 clínicas de apnea infantiles, 54 de 20,090 niños
(0. 27%) era víctimas del síndrome de Muchausen. Veintiuno de estos 54 niños
recibió resucitación cardiopulmonar, y se hospitalizaron 24.
Las víctimas de este síndrome no se presentan sólo con las dolencias físicas
induciddas, sino que también pueden manifestar síntomas psicológicos fabricados.
Además, el impacto de abuso de este síndrome no sólo es físico. Similar a las
víctimas de otros tipos de abuso, los niños con síndrome Muchausen padecen
también desórdenes emocionales y psicológicos a largo plazo.
McGuire y Feldman describieron a 6 niños que exhibieron problemas conductuales e
incluso desórdenes de alimentación en los bebés; el retiro, la hiperactividad, y
conductas conflictivas en los preescolares; y síntomas de conversión en los
niños más grandes y adolescentes. Los niños más grandes toleraron a menudo y
cooperaron con sus padres en su propio abuso y las enfermedades médicas
fabricadas.
Algunos de estos niños desplegaron problemas conductuales que incluyeron
trastornos emocionales y desórdenes de la conducta, inasistencia escolar, miedos
y anulación de lugares específicos o situaciones, trastornos del sueño, y rasgos
de desorden nervioso. Los muchachos tenían más perturbaciones que las muchachas.
La
mayoría de los niños que permanecían con sus madres se expuso a la fabricación
repetida. Los niños con "resultados inaceptables" estaban más grandes en el
momento de abuso y más probablemente habrían hecho víctima a los hermanos.
Consecuencias en la adultez
En
una encuesta realizada a 10 adultos que se identificaron como sobrevivientes del
síndrome de Munchausen durante la niñez se encontró que en el momento del abuso,
estas víctimas se sentían inseguras y no queridas por sus padres.
Siendo niños, experimentaron tensión emocional y problemas de depresión serios.
También presentaron problemas de educación, como son el ausentismo, falta de
atención, o ansiedad.
Obstáculos al diagnóstico
Varias barreras retardan a menudo el descubrimiento y confirmación de un
diagnóstico de síndrome de Munchausen oportuno. Estas barreras incluyen a lo
siguiente:
· El
fracaso para considerar el Síndrome de Munchshausen en el diagnóstico
diferencial
·
Falta de familiaridad con el síndrome de Munchshausen por pediatras y otros
miembros del cuerpo médico
·
Falta de certeza diferenciando ansiedad paternal y/o preocupaciones de la
patología, por la tendencia de del médico a creer la historia médica
proporcionada por la madre.
· La
habilidad de la madre para presentar un muy persuasivo y complicado historial
médico de médicos múltiples, a menudo en hospitales diferentes y a veces de
varios ciudades
·
Temor a una imputación falsa y a las repercusiones legales subsecuentes
· La
reticencia para separar al niño de la familia, para evaluar la condición médica
del niño sin la cercanía de la madre.
Métodos diagnósticos
Varios estudiosos de la materia han intentado formar un criterio múltiple para
la identificación del sindrome de Munchausen para lo cual desarrollaron 18
pautas basadas en su experiencia y las recomendaciones de prestigiados
psicólogos. Estas pautas están divididas en 3 categorías basadas en rasgos
específicos identificados en la víctima, la madre, y la familia.
Estas pautas se resumen como sigue:
·
Obtener y verifica la víctima y las historias médicas y sociales pertinentes de
familia, hospitalizaciones anteriores, y los archivos médicos.
·
Entrevistas el padre y cualquier otro miembro familiar solo cuando la madre no
está presente con el fin de validar las historias de la madre.
·
Internar al niño en hospital para observar la interacción madre-hijo,
vigilancia cercana de la madre, para obtener una relación temporal entre los
síntomas y la presencia de la madre.
·
Separar al niño de la madre de requerirse para proteger a la víctima y confirmar
cesación de los síntomas del niño durante la ausencia de la madre.
·
Durante la hospitalización y bajo la observación íntima, obtenga del cuerpo del
niño las muestras fluidas para las pantallas de toxicología y cualquier otra
investigación pertinente. Si un equipo multidiciplinario está de acuerdo en el
procedimiento, pueden usarse las cámaras ocultas para grabar las interacciones
del niño y la madre en la escena del hospital.
·
Obtener la evaluación psicológica, y psiquiátrica del niño y la madre.
·
Reuna un equipo para examinar los archivos objetivamente ante la madre y
confrontarla Informe a las autoridades que tenga a su cargo la protección del
niño y sobre los delitos y penas a las que se hace acreedora la madre antes de
confrontarla.
·
Asegure la separación del niño y otros hermanos al riesgo después de que la
madre está informada del diagnóstico. Para protección adecuada, ubique al niño
en un lugar inaccesible para la madre.
·
Insertar en un tratamiento psicológico y psiquiátrico a corto plazo y a largo
plazo para la madre.
·
Supervisar a largo plazo y de manera cercana por las autoridades es esencial
para garantizas seguridad del niño.
Hace falta un equipo multidisciplinario
Varios autores están de acuerdo que un diagnóstico oportuno se logra mejor si el
niño es atendido por un equipo multidisciplinario:
·
Los psicólogos señalan que el papel del médico es establecer la presencia de una
patología que hace sospechar conductas que han llevado al abuso
· El
papel del psicólogo es evaluar la relación madre-hijo, la condición psiquiátrica
de la madre, y el entorno psicosocial de la familia.
· El
papel del profesional de la medicina es la protección del niño y asegurar la
seguridad inmediata y a largo plazo del niño.
· El
papel de las instituciones de protección al menor debe ser proteger al niño
haciendo un compromiso fuerte a la vigilancia a largo plazo e intervención de la
familia la cual no podrá negarse.