Mucho
tiempo atrás, los médicos identificaban dos zonas aisladas, la mente -el software
donde se almacenaban los afectos, las emociones, o las pasiones-, y el cerebro
-el hardware donde se encontraban las
neuronas, los neurotransmisores y otras funcionas biológicas-, sin conexión
entre sí.
Con el
tiempo se encontró que las enfermedades mentales, como por ejemplo el estrés o
la depresión, podían incidir de hecho en el cerebro y todo organismo,
especialmente en su capacidad para combatir las enfermedades.
Por
ejemplo, existieron estudios que indicaban que la depresión estaba
estrechamente ligada con las enfermedades cardíacas, así como otros en donde
se demostraba que el estrés hace más susceptible a la gente a experimentar
gripes y resfríos. También, tiempo atrás, se descubrió que las mujeres que
debían cuidar a pacientes con Mal de Alzheimer tardaban más tiempo en curar
sus heridas.
Una
prueba concluyente
Luego de
un estudio llevado a cabo por científicos norteamericanos de la Universidad de
Wisconsin, se pudo detectar que la activación de las zonas en el cerebro
relacionadas con las emociones negativas, parecerían debilitar la respuesta
inmunológica contra algunos ataques.
El
estudio fue llevado a cabo con más de cincuenta mujeres de alrededor de sesenta
años, a quienes se les pidió que pensaran durante un minuto y escribieran
durante cinco, hechos muy gratificantes, de intensa felicidad, o muy tristes, de
mucho enojo y frustración, que habían experimentado en sus vidas.
Mientras
tanto, toda la actividad eléctrica que se producía en la zona de sus cerebros
que tiene que ver con las emociones, es decir la corteza prefrontal, era
registrada mediante un electroencefalograma. Acto seguido, todas ellas fueron
vacunadas contra la gripe.
Seis
meses después, los investigadores pudieron observar que aquellas mujeres que
habían demostrado una mayor actividad en la corteza prefrontal derecha del
cerebro, es decir la zona que se activa frente a las emociones negativas, fueron
también quienes tuvieron una menor cantidad de anticuerpos.
De la misma manera,
aquellas que tuvieron una mayor actividad en la corteza prefrontal izquierda,
demostraron tener una actividad inmunológica más fuerte.
De esta
forma, los investigadores pudieron deducir que el estado de ánimo de una
persona, puede con el tiempo hacerla más o menos vulnerable frente a algunos
tipos de enfermedades.
Una de
las razones que encontraron para esto, es que la corteza preforontal derecha se
comunica con algunas células del sistema inmunológico, y el estrés parece
alterar el funcionamiento de un mensajero químico de dicha zona, la dopamina.
Incluso, esta corteza interactúa con el eje hipotalámo-hipofisario-suprarrenal,
que está relacionado con el sistema inmunológico.
Pero
más allá de todo esto, los expertos afirmaron que tampoco se debe pensar que
haya una ligazón univoca y directa entre el estado de ánimo y las
enfermedades.
Por caso, la creencia de que el cáncer se genera por emociones
negativas, no esta científicamente comprobada, y de hecho, los especialistas señalaron
que el estado de ánimo es solo uno, y tal vez de los menos importantes, de los
factores que inciden en la vulnerabilidad a las enfermedades.