Lo
que llamamos nuestra identidad personal o “ego” es un conjunto de imágenes
diferentes acerca de nosotros mismos construidas a lo largo de la historia
personal, cada una de las cuales representa una identificación con un aspecto
parcial y fragmentario de nuestro ser total.
Así caemos en la ilusión de creernos que somos lo que nuestro limitado “ego” nos
dice que somos, dejando de lado aquellos aspectos negados o no reconocidos de
nosotros mismos, que son arrojados al inconsciente y proyectados en el mundo
exterior (“como es adentro es afuera”).
En
la medida en que logramos trascender las identificaciones del “ego”, vamos
ampliando el espectro de la conciencia y logramos percibirnos como una totalidad
dinámica y abarcativa en constante cambio y evolución.
El
ejercicio que te proponemos a continuación, formulado originalmente por Roberto
Assagioli, creador de la “Psicosíntesis”, apunta a promover la
desidentificación respecto del “ego” y a conectarnos con nuestro ser esencial.
Encuentra una posición cómoda, siéntate derecho….Cierra
los ojos…. Respira lenta y profundamente….Relaja completamente tu cuerpo….
Deja que las emociones y pensamientos que puedan aparecer se
desvanezcan….simplemente obsérvalos y déjalos fluir….Permanece en actitud
receptiva y alerta….
Cuando estés listo, afirma las siguientes declaraciones lenta y cuidadosamente:
“Tengo un cuerpo pero soy más que mi cuerpo.
Mi
cuerpo puede encontrarse en diferentes condiciones de salud o enfermedad, puede
estar descansado o cansado, pero eso no tiene nada que ver con mi Ser, con mi
verdadero Yo.
Valoro mi cuerpo como instrumento precioso de experiencia y de acción en el
mundo exterior, pero es solo un instrumento.
Lo
trato bien, intento mantenerlo sano, pero no es mi Yo.
Tengo un cuerpo, pero soy más que mi cuerpo.
Tengo emociones, pero soy más que mis emociones. Mis
emociones pueden ser diversas, cambiantes, a veces contradictorias, y sin
embargo mi esencia –mi verdadera naturaleza- no cambia.
Como yo puedo observar y entender estas emociones, y
entonces aprender gradualmente a dirigirlas, usarlas e integrarlas
armoniosamente, es claro que ellas no son mi yo.
Tengo emociones, pero soy más que mis emociones.
Tengo deseos, pero soy más que mis deseos.
Los deseos surgen por impulsos físicos y emocionales, y por
otras influencias.
Con frecuencia son alterables y contradictorios, pero no son
mi Yo.
Tengo deseos, pero soy más que mis deseos.
Tengo una mente, pero soy más que mi mente.
Mi
mente es una herramienta valiosa de descubrimiento y expresión, pero no es la
esencia de mi ser.
Su
contenido está en constante cambio, ya que abriga nuevas ideas, conocimientos y
experiencias.
¡Con qué frecuencia se niega a obedecerme!.
Por lo tanto no puedo ser yo, mi Ser.
Tengo una mente, pero soy más que mi mente.
Participo de varias actividades y juego muchos papeles en la vida.
Debo jugar estos roles y los represento de buena gana tan bien como me sea
posible. Pero no son mas que roles, roles específicos pero parciales, los cuales
estoy representando, accedo a representar y puedo observarme y contemplarme
representando.
Por lo tanto no soy ninguno de ellos.
Asumo roles, pero soy mas que ellos.
Después de desidentificar a mi ser, al Yo, con el contenido de la conciencia,
tal como sensaciones, emociones, deseos, pensamientos y roles, reconozco y
afirmo que soy un centro de pura autoconciencia y voluntad, capaz de observar,
dirigir y usar todos mis procesos psicológicos y mi cuerpo físico”.