Entristecerse o sentir enojo cuando a otra mujer le va bien no es agradable ni
adecuado. Aunque nadie es perfecto, la envidia es una muy mala consejera ya que
si se le da rienda suelta a sus perjudiciales propiedades, se corre el riesgo de
entrar en un espiral del cual es complejo liberarse.
Nada peor que comenzar a vivir la vida de otra a punto tal de creerse otra
persona. Aunque parezca una contradicción, la envidia
y la admiración pueden
llegar a ser hermanas de la misma frustración que produce la propia vida.
Aprender a separarse de estos sentimientos es comenzar a sanarse.
Un factor muy importante es centrar la mirada en una, sin importar al resto de
mujeres con las que haya que codearse diariamente. Es fundamental saber que si
se desea, se puede conseguir todo aquello que se necesite sin tener que
desalentarse porque otra lo ha conseguido.
El estar continuamente
comparándose con otra mujer es altamente destructivo. Lo
único que se logrará si se alimenta esta emoción negativa es dar a conocer al
resto lo peor de una y vivir constantemente sintiendo malestar.
Si se envidia lo ajeno es porque no se está satisfecha con la propia vida. Hay
que reflexionar sobre aquello que incomoda para ver las posibilidades que se
tienen de mejorar determinados aspectos.
Cultivar la intimidad y el individualismo y dejar de darle más importancia de la
que el otro tiene son maneras de ir alejándose de la envidia. Poco a poco se
verá que no es tan complejo de hacer si verdaderamente existe un compromiso y
ganas de lograr un cambio.
Claves para superar la envida:
·
Orgullo
·
Ego
·
Capacidad de auto superación
·
Actitud positiva
Mantener una envidia constante a lo largo de las diferentes etapas de la vida
solamente contribuirá a forjar una personalidad negativa.
El perfil de la mujer envidiosa se construye con actitudes motivadas únicamente
por la ira, son antisociales, se aíslan, pueden manifestar distintos tipos de
neurosis, padecen de constantes temores, son inmaduras y buscan reiteradamente
el conflicto.
Desprecian todo lo que tienen a su alcance y todo lo critican.
Nunca nada es suficiente y menosprecian el éxito ajeno.
La persona envidiosa no distingue entre familiares, amigos o desconocidos.
Siempre tendrá un motivo para envidiar sea por la pareja que la otra tiene, el
trabajo, la imagen exterior o el dinero.
Para poder solventar este trastorno hace falta mucho esfuerzo y una verdadera
ansia de superación. El estímulo debe ser el progreso personal, el querer
alcanzar las metas propuestas sin necesidad de mirar la vida pasar y compararse
constantemente con el otro.
El entorno inmediato es importante para poder ayudar a corregir este trastorno.
Admitir las propias equivocaciones es fundamental para poder comenzar con un
verdadero cambio de comportamiento.
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