-"La madre mi marido comenzó a criticarme
desde mi boda, 20 años atrás, y nunca paró de hacerlo desde entonces", afirmó
Clelia.
-"Eso no es nada”, le respondió Ilda, "mi
suegra piensa que mi marido es su ayudante personal: lo llama por lo menos una
vez por semana, insistiéndole para que vaya enseguida a su casa frente a
cualquier problemita, y haga esto o aquello".
– "Bueno, chicas, entonces mejor no les
hablo de la mía, que llama y pasa por casa todo el tiempo, esperando que dejemos
todo lo que estamos haciendo para poder entretenerla", señaló Irene.
Sin lugar a dudas, esta
conversación sobre dificultades en la relación con las suegras, podría darse entre
tres amigas de casi cualquier parte del mundo. De hecho, las relaciones con los
parientes políticos, pueden ser uno de los desafíos más grandes de la vida de
casados.
Según una investigación llevada a cabo en los Estados Unidos, casi el
60 por ciento de todos los matrimonios tiene algún tipo de problemas con las
suegras, normalmente entre la nuera y la madre de su marido. Y, de alguna
manera, aquel estereotipo de suegra bruja y regañadora, parece ser una parte
normal de la vida.
Entendiendo los malentendidos
Pero… ¿por qué existen tantos
malentendidos? Según los especialistas, a menudo esto tiene que ver con la postura
de ciertas madres que no desean dejar libres a sus hijos.
Estas madres no pueden
reconocer a sus hijos como seres adultos, por lo que continúan tratándolos como
a chicos, incluso después que se han casado y tenido una familia propia.
Los choques con las suegras
pueden incluso intensificarse a medida que uno crece. Por ejemplo, una mujer de
veinte años puede ser algo tímida para expresar sus propias opiniones, y si
tiene una suegra con 40 años de vida y experiencia, que le dice cómo hacer las
cosas, será más difícil desafiarla.
Pero para el momento en que esta
joven se haya convertido en una mujer de mediana edad, será, normalmente, un
adulto establecido con sus propias opiniones fuertes, y se sentirá con más
confianza como para enfrentar a su suegra en lo que crea necesario.
Por supuesto, los choques con los
parientes políticos están lejos del ideal de familia. Cuando una mujer y su
suegra están en malos términos, la tensión es una parte grande de sus vidas.
Su esposo e hijos pueden sentir
que los han dejado en el centro, y que están obligados a elegir por una u otra.
Así, se forma una grieta en la familia, y la salud física y espiritual de todos
puede verse afectada.
Los expertos afirman que las
batallas entre suegras y nueras pueden envenenar la vida familiar, porque si
bien las mismas puede comenzar entre ellas dos, tarde o temprano el marido, los
hijos, el suegro, y otros parientes también se verán envueltos dentro del
conflicto.
Aunque no es necesario ser “las
mejores amigas” de nuestras suegras, sí es importante permanecer en buenos
términos con ellas.
A continuación, les mostramos las cinco
quejas más comunes sobre las suegras, y les ofrecemos algunas sugerencias para
hacer las paces, en cada una de estas situaciones.
Caso 1: "Siempre me está diciendo lo qué debo hacer"
Carla Pérez comenta un problema muy
frecuente entre este tipo de relaciones: "No puedo hacer nada sin que mi suegra
se entrometa para darme sugerencias al respecto. Ella me ve usar una blusa
blanca, y me dice que le parecería más fino que la misma sea negra.
Le pongo una
campera a mi hijo, y ella me insiste en que no es abrigada y él necesita la que
está recubierta con algodón. Me ve usar manteca al cocinar, y me da una
conferencia sobre el colesterol. Ya tengo 35, pero me sigue tratando como a una
nena".
¿Cómo se pueden desalentar,
entonces, estas sugerencias indeseadas, sin entrar en una gran confrontación?
Una mujer que escribió a la redacción, afirmó que ella se preparaba durante una
hora, antes del encuentro con su suegra.
Así, antes del encuentro,
repasaba mentalmente los comentarios más recientes que le formulaba su suegra y
pensaba cuáles serían las respuestas más apropiadas.
"Anticipándome a los tipos de
observaciones que podría hacer mi suegra, puedo saber cómo podría llegar a
responderle yo, sobre todo en los puntos donde estoy hipersensible. De esta
forma, puedo pensar mas fríamente cuando ella me dice algo ofensivo".
Pero aún cuando no aprecie las
palabras de su suegra, usted puede agradecerle a ella por su preocupación.
Tranquilícela diciéndole que usted consultará con ella de entrada, cuando
perciba que hay algo que no le cierra.
Podría decirle, por ejemplo,
"Marga, yo la quiero y aprecio su preocupación. Pero la mejor manera para que
mantengamos esta buena relación, es que me deje hacer las cosas a mi manera".
Eso sí, déjele bien en claro que usted sí necesita de su experiencia, y que
quisiera que ella estuviera implicada con su familia, pero sólo cuando usted se
lo pida.
Caso 2: "Se maneja con medias tintas"
La suegra de Daniela Tavares, fue más
allá de un consejo no solicitado, e interfirió realmente en la relación.
"Nuestras dos hijas pasaron el fin de semana con mi suegra, mientras que mi
esposo y yo salíamos de la ciudad" explicó.
"Sabemos que las personas mayores
tienen la tendencia a "malcriar! a los chicos, y los nuestros ya tienen un
montón de juguetes, por lo que específicamente le dijimos que no les compre nada
durante ese fin de semana. Cuando regresamos en la noche de domingo, la primera
cosa que hicieron nuestras hijas fue mostrarnos las nuevas muñecas que le
compró su abuela. Yo estaba
realmente furiosa".
La mejor manera de manejar este tipo de conflictos, es comunicándose. Según los
expertos, las parejas que tengan estos problemas con su suegra, deben hablar con
ella, como pares, dejándole bien en claro las preocupaciones que ambos tienen.
Para ello, invítela al parque, a comer o a tomar un café, y, en forma tranquila,
háblele de cuán importante es para ustedes, como padres, que ella no se
entrometa en la educación de sus hijos o en su propia familia.
También luche contra el impulso
de comenzar a hablarle de sus rasgos molestos. En su lugar, comience con algo
positivo, como por ejemplo, "Marga, yo la conozco muy bien, y realmente me
sorprendió e incomodó mucho cuando no hizo caso de nuestras sugerencias para con
los niños".
Entable la charla con una mente
abierta, y déle a su suegra la posibilidad de explicarse. Puede llegar a
sorprenderse de las razones por las que ella hizo lo que hizo.
Caso 3: "Desea un acompañamiento constante"
Una de las situaciones más delicadas con
las suegras, es cuando ellas desean más compañía de la que usted y su pareja
pueden o están dispuestos a dar.
Según señala Ana Motta, "adoro a mi suegra, el
problema es que ella es jubilada y vive sola, por lo que tiene mucho tiempo
libre, que no sabe cómo utilizar. Yo, por mi parte, tengo dos hijos
adolescentes, un marido y una casa para cuidar, así como un trabajo a tiempo
completo.
Algunos minutos después de que vuelvo del trabajo, ella va a mi
casa, deseando sentarse a charlar. Pero yo necesito hacer la cena, mis hijos
piden atención, y no he visto a mi marido en todo el día. Sin embargo, si le digo
que no tengo tiempo para hablar, me siento muy culpable".
Si su suegra también le está
haciendo demasiadas demandas de tiempo, sea honesta con ella sobre cómo se
siente al respecto. Dígale lo que quisiera ver en la relación, e intente
establecer el mismo nivel de derechos u obligaciones para ambas.
¿Deben reunirse a menudo?
¿Quisiera que ella le llamara una vez por semana? ¿Cuánta privacidad necesita?
¿Puede ella dejar de ir si no es invitada? Los límites claros ayudan a que ambas
puedan tener una mejor relación, tal vez con menos tiempo compartido, pero sin
dudas mucho más intenso.
Trate de establecer una
comunicación positiva. Dígale "nosotros disfrutamos mucho de estar junto a
usted, pero no obstante nos es dificultoso manejar la situación si usted viene
sin llamar primero", antes que "no nos gusta que venga acá si no se la ha
invitado".
Dígale que, definitivamente,
ustedes desean pasar tiempo juntos, pero que necesitan poder planear cuándo y
cómo.
Su suegra puede ser viuda o estar
sufriendo de muchos problemas de salud, por lo que sería muy entendible que
necesitara de un tiempo de compañía. Fíjese qué otras opciones hay para ella.
¿Existen otros parientes que
pudieran recibirla y ayudarla, además de usted? ¿Su suegra tiene amigas a las
que podría llamar en lugar de a usted? No se sienta culpable si no puede
complacer todas las necesidades de su suegra. Saber sus propios límites, será la
clave para comportarse de una forma sincera.
Caso 4: "Compite conmigo por mi marido"
Claudia Lipzin resume las
sensaciones de muchas mujeres, cuando dice, "me siento como una extraña cuando
estoy con mi suegra. Aunque estoy casada con mi marido desde hace 15 años, ella
todavía me trata como si fuera una amenaza, alguien que desea llevar a su hijo
lejos de ella.
Yo generalmente no soy una
persona competitiva, pero, cuando estoy con mi suegra, me encuentro a mí misma
comparando, haciendo cuentas, y sintiéndome insegura de mi propio estatus en la
familia".
Desafortunadamente, siempre hay
algo de rivalidad en cada relación de suegras y nueras. Los expertos afirman que
una mujer y su suegra están en una relación triangular con el mismo hombre y,
cuanto más influencia tenga la nuera en ese hombre, menos tendrá la suegra. Entonces, si otra mujer le ha causado una pérdida,
sin importar cuan comprensible sea, le será difícil de asimilar.
Una estrategia eficaz para manejar las
sensaciones competitivas, es aceptar que cierta parte posesiva de su suegra es
un aspecto natural en cada madre. Según los especialistas, una debe entender que
es posible que las suegras nunca dejen de sentir que su trabajo es vigilar y
cuidar a su hijo.
Por eso, entienda que pedirle a
ella que no esté más “encima” de su esposo, y la deje ser a usted la única mujer
influyente en la vida de su marido, es pedir algo imposible.
Y deje de compararse con su
suegra. Según los expertos, algo sano para una esposa es sentir que ella no está
intentando ser la madre de su marido. Recuérdese que usted no es su suegra.
Usted no tiene que vivir su vida
según ella lo determine. Cuanto antes establezca esto como un fundamento para su
matrimonio, más feliz se sentirá.
Caso 5: "Nunca admite sus errores"
Es posible que ya haya intentado hablar
con su suegra para señalarle que algo en su actitud la lastima, pero no haya
podido llegar a ninguna parte. Esto es exactamente lo que le sucede a Sandra
Spotegui.
"Mi suegra se olvida muy
rápidamente de sus equivocaciones. Y cuando yo intento decirle que algo que ella
hizo fue perjudicial para la familia, ella actúa como si no entendiera de qué le
estoy hablando, o pasa una hora defendiendo sus acciones. Por eso, hasta que no
comience a disculparse, no me cuido de cómo me comporto con ella".
Si su suegra no ve o incluso rechaza la
posibilidad de reconocer cómo la está lastimando, usted todavía puede, y debe,
perdonarla. El perdón no es una cuestión de insistirle a una suegra para que le
diga que se siente apesadumbrada, ya que de usted depende que pueda irse
todo ese enojo que siente para con ella. Hasta que no abandone el pasado, no
podrá moverse hacia el futuro.
El primer paso para poder
perdonar, es intentar entender la perspectiva de su suegra: podrá llegar a ver
que ella no era tan mala como pensaba. Luego, tendrá que aceptar que,
posiblemente, usted no haya hecho las mismas cosas que ella, pero que igualmente
puede haberla lastimado, o bien haberlo hecho con otra gente.
Y apenas sienta la necesidad de
pedir perdón por los momentos en los que ha lastimado a otras personas, querrá
también perdonar a su suegra.
Aunque nunca es demasiado tarde para hacer
las paces, siempre tomará un tiempo reconciliarse con su suegra. Es necesario
reconstruir su confianza, y seguramente no alcanzará con decir “la perdono”: por
más sincera que sea esta frase, conceder un perdón es sólo empezar a edificar
la confianza, y eso no sucederá del día a la noche.
Si bien
la mejora en la
relación puede ser lenta, casi siempre será posible alcanzar una buena sintonía
con su suegra. Cuanto más entienda cuáles son las causas que la llevan a ella a
hacer cosas que le ponen los nervios de punta, menos probable será que se
produzca algún incidente importante.
Recuerde que tener una buena y pacífica
relación con su suegra es parte de tener una familia fuerte. Puede tomarle
mucho tiempo, paciencia, amor y compromiso de su parte, pero, definitivamente,
valdrá la pena.
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