Muchas escuelas filosóficas o sistemas de
autoayuda advierten
sobre los beneficios de mantener pensamientos luminosos y aconsejan observar los
pensamientos regulándolos evitando en lo posible el ingreso de pensamientos
negativos.
Enseñan posturas, oraciones, modos de respirar, rutinas y variadas técnicas con
el propósito de generar un espíritu optimista o simplemente de ahuyentar
aquellos pensamientos negativos principalmente los versados en la queja, culpa
al exterior, el miedo, la desesperanza, la pérdida de la fe, el (auto)-reproche,
la (auto)crítica, el odio, la desconfianza, etc.
Las técnicas para planificar la vida, para organizar el tiempo, como las
estrategias de decisión, no están al margen de este esquema.
Cada una a su modo intenta explicar que uno debe buscar pensamientos de luz,
esforzarse por evitar detenerse en pensamientos negativos o estímulos del
exterior que resulten desestabilizantes.
La recomendación no puede guardar mejores intenciones. Sin embargo, las personas
no lo logran, si lo hacen no pueden sostener este hábito por mucho tiempo.
Así es que muchos se torturan, se exigen, se sienten fracasar, se perciben a sí
mismos de alguna manera inferiores, y abandonan con tristeza o cinismo
abrumados fundamentalmente al descubrir la increíble capacidad de la mente de
engancharse con material negativo y comenzar a gatillar con ello.
Cambiar los pensamientos negativos
La experiencia confirma que con solo proponerse cancelar pensamientos negativos
y mantener pensamientos positivos no alcanza, no es algo sencillo de lograr y
sostener sin volverse loco o deprimirse ante tanto esfuerzo.
Regular la mente o batallar con ella no es el camino, el camino es saber operar
sobre ella de un modo inteligente: ni necio ni omnipotente.
La inteligencia está más cercana a la humildad, como decía Jung: La
naturaleza es aristocrática: siempre se impone y se va enseñoreando por sobre
las pretensiones humanas.
Un modo inteligente es aquél que habiéndose informado sobre los procesos
mentales humanos, los respeta y aprovecha su dinámica para generar beneficios.
No batalla contra ellos.
Trabajar en la mente de un modo productivo es justamente utilizar
este proceso natural de la
mente humana pero de un modo que resulte productivo y genere ese estado
emocional óptimo que permite responder a la vida del modo como queremos.
La manera en que usted piensa refleja la marea energética en la cual usted está
plantado hoy y por ende, se traduce en los pensamientos negativos y sentimientos
adversos que lo embargan.
Es el magnetismo de esa marea emocional donde usted se encuentra lo que los
atrae.
Por ese motivo, sus esfuerzos por controlarlos, hacerlos a un lado,
anestesiarlos, dormirlos, postergarlos, negarlos y reemplazarlos serán cada vez
más intensos y menos productivos. Sus visiones estarán igualmente limitadas.
En la medida en que usted permanezca en esos mares de aguas turbias, el
resultado será el mismo, el recorrido mental será siempre parecido, limitado,
obtendrá los mismos escenarios mentales que producirán esos climas emocionales
cargados que ya conoce.
La buena noticia es que estos problemas pueden revertirse del mismo modo
sencillo y hasta imperceptible como pueden iniciarse porque los mismos procesos
mentales son válidos para los estados positivos también: ellos también atraerán
una multiplicidad de ideas, circunstancias, personas, asuntos, objetos de
energía equivalente, es decir, atraerán beneficios en el exterior y un
incremento del bienestar.
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