Las fuentes de poder
Un Ser Espiritual (al que yo no soy afecta, extrañamente) apareció y me alentó: ¡RECLAMA TU PODER!
Me dio (o me mostró) mi corazón de diamante y me instó a que usara el poder que YA tenía y a abandonar la creencia de que era un pobre ser humano que debía estar pidiendo, rogando, reclamando a Dios.
Tiempo después, este mismo mensaje comencé a verlo en cantidad de escritos.
¿De qué se trata este Poder? Ciertamente, no del poder del ego, ese que sube y baja con tus emociones, con las cosas que te pasan, con las personas que te rodean, ese que no está ahí cuando más lo necesitas.
Es posible que vivas lleno de miedos y dudas, sometido a variados juegos de control y manipulación de ese mínimo y limitado poder que te dispensa el ego… cuando anda de buenas.
Muchas de tus relaciones de supuesto amor son básicamente o se han convertido en juegos de poder.
Poder mental y poder espiritual
Así que, ¿de dónde proviene el Poder? Directamente de Dios: es la vitalidad que te anima, es lo que viene de la Fuente y fluye a través de ti y en cada cosa tuya, es tu Esencia.
¿Cómo lo atraes? Cuando estableces que eres uno con el poder de Dios, cuando te reconoces co-creador de tu vida y tus circunstancias.
Puedes hacerlo meditando o rezando y, mucho mejor, cuando te das cuenta de que ese Poder se encuentra a tu alrededor, en tu vida cotidiana, en todo lo que vives y sueñas.
No está afuera de ti ni en nada especial y grandioso. “Nadie conoce mejor la verdad de las cosas que el que mira intensamente las cosas” escribió el poeta Néstor Groppa, haciendo una épica de lo diminuto, previniendo absurdas idealizaciones y actos solemnes.
¿Cómo funciona este Poder? Expresándolo, creando, entregándolo, enseñándoselo a otros y empoderándolos.
Sabes que lo estás usando cuando estás siguiendo tu propia guía, cuando te sientes potenciado y feliz en tu camino particular, cuando estás alineado a tu corazón.
¿Cómo lo pierdes? En el Consultorio, los pacientes traen continuamente el tema de “el esfuerzo, el hacer más, empeñarse” como la solución a los problemas en que están (ellos u otras personas de su entorno).
La Nueva Energía es tan contraria a lo que nos enseña la sociedad que resulta difícil entender cómo diseñar y llevar a cabo un proyecto, en definitiva, cómo crear, cómo usar el Poder.
En primer lugar, hay algo físico involucrado; por eso también el estrés, las contracturas, las tensiones inútiles.
Debido a ello, es fundamental trabajar con la respiración porque ella es el barómetro de cómo eres y haces (sin una apropiada respiración, todo te costará el triple).
En segundo lugar, debes encontrar la forma de hacer las cosas fluida y eutónicamente, ya que el primer punto de cambio es el cuerpo.
Luego está la noción de que, luchándola y esforzándote, lograrás todo… y valdrá la pena verdaderamente… Esto es un paradigma del Ego.
Como el Ego no está conectado al Alma, al Universo, como está basado en la búsqueda de reconocimiento y amor a través de acciones dirigidas al exterior cree que haciendo algo lo logrará. El Ego no sabe ser.
Dame el poder…
La consecuencia de esto es la idea de que, si algo no te sale o te cuesta o no es debidamente “recompensado”, lo único que debes hacer es… MÁS.
Remarco estos tres ítems:
– Debes: para el Ego todo es un deber, una imposición, un “tengo que” como base de la conquista, porque es una lucha, no te olvides; no es una vida de creación y júbilo, es una lucha de obtenciones, inseguridad, rutina y sufrimiento, con ocasionales alegrías.
– Hacer: la base es Ser, la creación es un Hacer, la consecuencia es Tener.
– Más: esta es la palabra fundamental del Ego. Si fuera más…, si tuviera más…, si me exigiera más…, si todo fuera más…, entonces… (aquí llena el ideal de felicidad que crees que conseguirás si ___ más…).
El poder oculto en ti
Entonces, ¿adónde se encuentra? Jamás en el pasado ni en el futuro, porque, si estás ahí, estás invirtiendo tu energía en lo que pasó o en lo que quizás ocurrirá. Estás perdiendo tu Poder.
Él está siempre en el presente: aquí y ahora se encuentran las respuestas, las soluciones, las conexiones, la alegría, la paz, la libertad de elección.
¿Cómo te entregas a Él? Fundando un ideal para tu crecimiento y evolución que esté alineado con Dios.
Comienza creando verdad y luz en tu vida, tomando conciencia de los prejuicios, actitudes y emociones provenientes de tu ego, de tus traumas, de todo lo que no es relevante ni tiene valor ni fuerza en ti.
Date cuenta y libéralos. Luego, empodera lo que deseas para este momento, para este presente continuo e infinito.
Este es tu punto de poder: este instante. No hay nada en el pasado ni en el futuro que te impida desplegar los recursos que posees y sacar el potencial que traes. Ya tienes lo que necesitas y ahora es el momento.
Como dijo Ray Bradbury:
“Salta y aprenderás a despegar las alas mientras vas cayendo”. Aquí estoy para acompañarte.
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