¿Se puede morir de amor?

Así lo demuestra un estudio que asegura que sobreponerse a una ruptura más fácil de lo que se cree...


Me cansé de morir por tu amor…


Una investigación de la Universidad Northwestern, de Virginia, Estados Unidos, afirma que el final del amor es mucho menos devastador de lo que habitualmente se cree y experimenta en carne propia y que el gran problema es que se sobredimensionan las consecuencias.

El estudio duró nueve meses y se interrogaron a diferentes personas que se refirieron al miedo que les causaba el imaginar que podían perder a su pareja. Luego, aquellos que terminaban la relación aseguraron que no sufrieron lo que esperaban y que en el término de tres meses, la angustia se pudo disipar y controlar.

A pesar de la conclusión de este estudio, no se trata de menospreciar el dolor que se causa cuando ocurre el quiebre en la pareja ni de intentar sostener que el duelo no sea doloroso.

El divorcio emocional es lo más complejo cuando una pareja decide distanciarse. Esto tiene que ver con que en la mayoría de las ocasiones uno de los dos es el que deja y el otro el dejado.

Es altamente complicado tener que separarse cuando no se quiere eso a pesar de los posibles conflictos que existan en la pareja y es en ese momento donde se piensa que es el final de todo, incluso de la propia vida si se pierde al ser que estaba a nuestro lado, pero luego en la realidad y a medida que transcurre el tiempo, se advierte que fue la mejor decisión y hasta se siente uno liberado”, explica la socióloga argentina Martina Paredes.

No voy a morir de amor…

Para no sobredimensionar la pérdida de la pareja hay que intentar dejar a un lado la dependencia afectiva. “Las personas dependientes tienen una obsesión fijativa en donde la imagen del otro y no el otro en sí es lo que cobra un protagonismo inadecuado”, comenta Paredes.

Según los especialistas son las mujeres las que sufren más cuando se desencadena un final amoroso por ser más dependientes emocionalmente. Uno de los inconvenientes más peligrosos es que las personas con tendencias obsesivas que no tienen una pareja actual, suelen concentrarse en alguna pareja anterior.

Es un comportamiento más habitual de lo que se cree y se vive así dentro de un círculo vicioso en el que la víctima nunca sana su conducta y puede volver al pasado acosando con llamadas, mensajes y visitas inesperadas”, comenta la especialista.

La intención del informe, según los investigadores es que aquellos que sufren por amor tengan la posibilidad de saber que pueden resultar menos lastimados y que existe la manera de no perturbarse más de lo necesario. “La idea es tener un amplio conocimiento de uno mismo para reconocer las fallas.

Trabajando sobre ellas se podrá tener seguridad necesaria para enfrentar los propios defectos que hacen que nos sumamos en un mar de tristeza cuando podemos evitar caer en lo más profundo”, explica Paredes.


Características a trabajar para no sufrir más de la cuenta



Baja autoestima.



Personalidad sumisa.



Inseguridad.



Tendencias de personalidad obsesivas y recurrentes.

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