Domingo por la mañana, el
día radiante, mi hija despierta y de buen humor. He terminado de cocinar mi
desayuno, un rico jugo está esperándome en la mesa con mi desayuno calientito.
Mi hija está contenta y
estamos muy alegres platicando, pensando en su piñata, pues le celebraremos su
cumpleaños más tarde. Cuando tocan a mi puerta, chihuahua!!!!! Pienso – a ver,
ya pague todas las contribuciones semanales ¿quién podrá ser?-.
Abro la puerta y ante mi hay
dos hombres de traje, pulcramente vestidos, bajo un sol radiante, uno con un
portafolio y un libro, parece ser la Biblia, otro trae otro libro (también
parece Biblia) y varias revistas, -vaya, ¿cómo me desharé rápido de ellos?
comienzo a pensar-, cuando uno de ellos me dice: DISCULPE NO HAY ALGUIEN . . .
Mi mente es una vorágine de
pensamientos: caramba no creo que estos caballeros sepan que estoy haciendo más
ejercicio, pues subí dos kilos, tal vez mis amigos tengan razón y si sigo
haciendo ejercicio voy a desaparecer.
¡Oh!, ¡he desaparecido!, no
puede ser, ¿qué fue eso que vi en el espejo después de bañarme? cuando me peine,
llego a la conclusión que sigo aquí, ¡¡¡¡si mi hija me dio un beso hace un
minuto!!!!!. ¡¡¡¡¡SOY NADIE!!!!!! Así que abro grandes los ojos y les pregunto
¡¡¡¡¿QUÉ?!!!!!!!!
Mi asombro no termina ahí
pues me responden: ALGUIEN CON QUIEN PODAMOS HABLAR . . . .
Mi mente sigue dando tumbos:
¿alguien-con-quien-puedan-hablar?, ¿qué? ¿van a hablar en otro idioma? o . . . .
súbitamente recupero una sensación de cuando era niña y me pedían hablar con
alguien, o sea con un adulto. ¡¡¡¡¡SOY MENOR DE EDAD!!!!!.
¡No importa que tenga más de treinta años, haya ejercido mi derecho al voto,
pague mis impuestos y algunas instituciones hayan osado darme crédito!, ¡soy
menor de edad! Así que abro aún más mis ojos y solo atino a volver a preguntar:
¡¡¡¿QUÉ?!!!!!!!
Continúan asombrándome pues
me responden otra vez: SI UN HOMBRE, SU MARIDO, SU PAPA, SU HERMANO, ALGUN
HOMBRE CON QUIEN PODAMOS HABLAR. . .
Pienso: vamos el asunto se
está aclarando, tal vez vienen a hablar de asuntos de hombres como la próstata o
algo así. . . y yo que pensaba que eran predicadores dominicales, que
equivocada estoy . . . . Así que les respondo con un simple: NO
Ambos se miran entre sí uno
de ellos levanta los hombros y me dice: BUENO, PUES ENTONCES PODRÍAMOS HABLAR
CON USTED, DESEAMOS DARLE UN MENSAJE DEL SEÑOR, TENDRÁ UNOS MINUTOS. . .
Chispas, mi mente ahora está
dando tumbos y respondo con un: NO Y LES CIERRO LA PUERTA, NO SÉ LO QUE ME
QUIERAN DECIR, PERO NO ME INTERESA. ¿Qué quiere decir eso? No soy un sujeto
susceptible de ser evangelizado a menos que no tenga marido, papá o de pérdida
hermano.
Me siento tomo un sorbo de
jugo y ante mi comida fría reflexiono en lo que me acaba de pasar. Nunca nadie
me había ofendido tanto en tan corto tiempo, veamos:
Soy nadie
Soy menor de edad
No puedo comprender
Necesito un hombre en la
casa que pueda comprender la palabra del Señor y después sea tan amable de
traducirla al simple y pobre lenguaje de las mujeres, pues no soy digna de
escuchar ese mensaje como primera opción.
Soy la última opción, el
último recurso a ojos de éstos bondadosos hombres.
Estos bondadosos hombres,
seguros de su fe, buenos, pues salen en domingo de traje, con camisa y corbata
a pleno rayo del sol a compartir la palabra del señor, SON IGUALES A LOS
TALIBANES. También hombres buenos, muy creyentes, que evangelizaban a los
demás, pero también pensaban que las mujeres somos seres incapaces de
comprender. Con la DIFERENCIA de que unos aún no tienen el PODER y los otros
ya lo tuvieron, abusaron de él y es del dominio público lo que son capaces de
hacer.
Así hay muchos hombres a
nuestro alrededor, que con su bondad infinita, con su ignorancia ingenua,
tratan de “ayudarnos” , no nos dejan crecer, seguramente por “nuestro bien”.
Qué tan pocas palabras se
necesitaron para hacerme reflexionar tantas cosas. Sin embargo, he decidido
vivir mi vida alegremente y viene a mi memoria aquella frase inglesa: “- No ofense, -none taken”.
Sé muy bien que su intención
no fue despertarme abruptamente en domingo, que trataron de “ayudarme”, no es
nada personal, no es contra mi, es en general contra las mujeres y con las
mejores intenciones.
Pensando todo esto me dio
mucha risa y me hubiera encantado, que esos “bondadosos señores” hubieran sido
capaces de escuchar todo lo que me hicieron pensar, de seguro hubieran salido
despavoridos.
Es domingo, es un día
maravilloso, va a ser el cumpleaños de mi “Pulga” y ésta “Mamá Pulga” tiene la
obligación de estar contenta. Y como esa obligación si me gusta, me como mi
desayuno frío, pero de muy buena gana.
No tomé la ofensa, no les
contesté todo lo que se me ocurrió, mi desayuno sí se enfrió, pero fue una breve
experiencia.
Minerva
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