Tipología de los adultos mayores

Te explicamos -entre otras cosas- por qué algunos mayores están siempre añorando el pasado...


El adulto mayor filosófico

 

Los adultos en plenitud que
cuentan con una filosofía de vida bien definida, la utilizan como antídoto
contra la neurosis. De esa forma han aprendido a vivir desenvolviéndose de
acuerdo con lo que para ellos ha sido y es la mejor opción para su
comportamiento.

 

Esta forma de conducirse les
proporciona una sensación de bienestar, que les proporciona relaciones
armoniosas de las que se enriquecen y obtienen agradables compañías.

 


El adulto mayor y sus glorias pasadas

 

Las personas mayores que
en algún momento de su vida tuvieron una época de triunfos que los hicieron
objeto de admiración y les brindaron bonanza económica que no supieron
conservar, son personas sociables, presuntuosas, demandantes, muy atentos,
buscan reconocimiento de manera incesante; son carismáticos, dan protección y
seguridad, suelen ser ordenados, respetuosos y limpios; no aceptan su realidad y
niegan su vejez; viven permanentemente en la fantasía del pasado glorioso.

 

En contraste, se muestran
despreciativos con quienes se sienten en desventaja o consideran inferiores,
incluso llegan a ser crueles, pero pueden ser compasivos con los que consideran
“indefensos ancianos”.

 

Son adultos mayores que
por su mismo egocentrismo viven en un mundo fantasioso y no se dan cuenta de que
su mejor época, ya pasó; al mismo tiempo, pretenden continuar aquellas mismas
actividades que les dieron gloria, exponiéndose a continuos fracasos.

 

Las frecuentes
frustraciones que sufren junto con las dolorosas heridas a su amor propio, les
provoca un estado depresivo del que intentan salir alimentando su mundo
fantasioso y se tornan agresivos y demandantes con sus familiares, a los que
inculpan del estado actual en el que se encuentran.

 


El adulto mayor aniñado
 

 

Es muy común creer que
los viejos son como los niños, creencia que se basa en ciertas conductas que no
se esperaría ver en un adulto mayor, las que son resultados obvios, tanto del
deterioro físico y mental, como de las condiciones de angustia en que viven,
especialmente cuando son agredidos, rechazados e incomprendidos.

 

Manifiestan rechazo a los
niños o poca tolerancia hacia las generaciones más jóvenes.

 


Psicosíndrome del anciano desorientado en tiempo y lugar

 

No es raro que el adulto
mayor llegue a ser una carga para su familia porque ya no puede ser
autosuficiente, ha perdido la noción de la realidad, está desorientado.

 

Los familiares se quejan
de que no pueden controlarlo, temen que algún día salga a la calle y no vuelva;
tienen que anotarle su nombre y dirección en una tarjeta por si no sabe
regresar.

 

Cuando el familiar
trabaja y el abuelo (a) se queda solo en casa, argumentan que puede sufrir una
caída mortal, se puede quemar, abrir las llaves del gas, tomar medicamentos no
apropiados, etc. Es así como llegan a solicitar ayuda a un asilo.

 

Como es lógico el adulto mayor
parcialmente desorientado en tiempo y lugar estuvo bien orientado y representó
un apoyo importante o incluso indispensable para la familia.

 

Sin embargo, también pudo ser
el núcleo del conflicto familiar, provocando que la familia acumulase
resentimiento, y que a la hora de la decisión final esto influirá para que sea
más fácil tomar la decisión de llevarlo a un asilo. Se puede decir que el que
“perdió la brújula” se encuentra en la antesala de la demencia o en un estado
“demencial incipiente”.
 

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