Desprenderse del dinero para muchas personas es una verdadera pesadilla. “El
tacaño al sentir temor al desamparo económico se siente inseguro de perder
aquello que tiene aunque no existan indicios de que lo perderá”, sostiene la
socióloga española Mireia Constanzo Roma.
La persona avara acumula dinero y posesiones y no tiene intenciones de gastarlo.
Su conducta no responde a miedo alguno.
Hay que saber determinar muy bien cuáles son los pormenores de la situación.
“La pareja puede ser que le cueste desprenderse del dinero, pero también puede
ser posible que a la otra persona sea muy gastadora o utilice el dinero a modo
de desahogo y disponer de él sea un modo compulsivo de tratar sus problemas”,
comenta la profesional.
Hay personas que descuidan mucho el dinero mientras que hay otras que lo valoran
mucho. “Hay quienes desde pequeños no han tenido inconvenientes económicos y
siempre han tenido todo aquello que deseaban mientras que otros han tenido o
tienen que trabajar mucho para poder disfrutar de los beneficios materiales.
Todas las circunstancias tienen que estar contempladas y si ambos miembros de
la pareja se ven reflejados en estas dos realidades tan dispares tienen que
poder encontrar un punto medio y poder negociar en consecuencia.
Siempre hay una solución que pueda conformar a los dos. Solamente hay que
estar dispuestos a ceder y aceptar”, recomienda la socióloga.
Es bueno hacerse las siguientes preguntas:
– ¿Se tiene el suficiente dinero para gastar en lo que se desea?
– ¿Soy una persona que sabe ahorrar o que dispone de ahorros para resistir al
menos seis meses en caso de imprevistos?
– ¿Tengo a alguien de confianza para recurrir en caso de necesidad o me valgo
por mí sola?
Cómo hablar con tu pareja si es muy tacaña
Es fundamental poder tratar del tema para señalar los límites. “Al aceptar la
convivencia hay muchas cosas que negociar, una de ellas es el tema financiero.
¿Cada uno dispondrá de un dinero con libertad o existirá un sometimiento
concertado?.
Si ambos trabajan es más fácil moverse con facilidad, pero la situación
cambia cuando es uno de los dos el que trae los ingresos al hogar. Establecer
límites y moverse con comodidad es más complejo.
Sin embargo, hay que hablar de este tema y poder llegar a un entendimiento.
¿El dinero será de los dos? ¿Quién se encargará de gestionarlo? Aquel miembro de
la pareja que esté trabajando le dará un porcentaje mensual a su pareja?
Es importante establecer el modo para que ambos estén lo más cómodos posibles
y el vínculo amoroso no se vea estropeado por esta situación”, aconseja la
especialista.
El control extremo por parte de uno de los dos sobre el dinero no es apropiado.
“Esta especie de dictadura financiera solamente logrará distanciar la
relación y enfriar el amor.
La generosidad, la confianza y el saber compartir son virtudes que deben
poder manifestarse sin que existan reclamos posteriores. Lo mejor que se puede
lograr en una pareja con respecto al dinero es llegar a construir una postura
natural en que ambos se vean beneficiados sin que la economía familiar se vea
relegada”, argumenta la experta.
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