¿Qué hay detrás de un mareo?

¿Qué nos ocurre cuando todo comienza a dar vueltas? Una mirada cercana al misterioso mundo de los marreos

La palabra “mareo” puede tener distintos significados para las personas, inclusive para los médicos. 

En su uso cotidiano, hace referencia a síntomas que describimos como vértigo y desequilibrio, por citar sólo algunas acepciones. Sin embargo, también podríamos decir que la definición de mareo es “una sensación de desmayo o desvanecimiento inminente”.

En otras palabras, sientes que si los síntomas empeoran, pronto podrías caer desvanecido. Debemos distinguir el mareo del vértigo, siendo éste último una sensación de movilidad de los ambientes que circundan a la persona, o una sensación de inestabilidad o desequilibrio en los pies.

Los mareos pueden ser consecuencia de un descenso en la presión sanguínea, de una salida de sangre insuficiente del corazón, o de otros factores que privan al cerebro de su abastecimiento necesario de sangre.

El síntoma, asimismo, es un efecto secundario común de ciertos tipos de drogas, y también puede ser generado por determinadas patologías físicas.

Las drogas asociadas con esta respuesta incluyen medicaciones usadas para tratar la presión arterial elevada (antihipertensivos), los que a veces pueden hacer que la presión descienda más de lo debido.

El mismo efecto secundario o reacción adversa puede ocurrir con drogas usadas para tratar el dolor o la depresión, que reducen la disponibilidad y efectividad de los neurotransmisores en el cerebro y en la espina dorsal.

Los diuréticos, ya que liberan a la sangre del exceso de agua, pueden bajar los niveles de la presión arterial como así también reducir el volumen sanguíneo.

Tranquilizantes como el diazepam y otras benzodiacepinas pueden entorpecer los procesos mentales y generar desequilibrio.

Las condiciones médicas que generan mareos son, en su mayoría —aunque no exclusivamente—, cardiovasculares.

La bradicardia (latidos del corazón lentos), otras arritmias e hipotensión, por ejemplo, reducen el flujo sanguíneo al cerebro.

Algunas condiciones neurológicas, como la atrofia sistémica múltiple —relacionada a la enfermedad de Parkinson—, generan los mismos resultados a través de su efecto sobre la capacidad del sistema nervioso central de regular la presión sanguínea y el ritmo cardíaco.

Y la hipoglucemia —el nivel bajo de glucosa en sangre— puede desequilibrar la función del sistema nervioso y derivar en mareos.

Virtualmente, en todos estos casos, el tratamiento de los mareos pasa por el abordaje de la condición médica subyacente. No obstante, la búsqueda de ayuda profesional dependerá de la severidad de los síntomas.

Si es todo muy suave u ocurre cada tanto, como una breve sensación de mareo cuando te levantas demasiado rápido, no es necesario que salgas corriendo a buscar un doctor. Lo primero que debes hacer es revisar tu medicación y pensar en otros posibles disparadores.

Sin embargo, si has padecido episodios de desvanecimiento o si crees que tus mareos pueden tener alguna relación con problemas cardíacos, entonces sí deberías acudir a un especialista —generalmente, en primer lugar, el consejo de un médico clínico estará bien—.

Éste podrá revisar tus medicaciones, echar un vistazo a otras condiciones que pudieras tener, medir el pulso y la presión sanguínea, y efectuar otros estudios de ser necesario. Luego, el clínico sabrá si derivarte a un médico especialista, como un cardiólogo o un neurólogo.

En cualquier caso, hay algunas cosas que puedes hacer para lidiar con los mareos por cuenta propia —siempre y cuando no sean severos—.

Durante un episodio, será de ayuda recostarte el algún sitio. Al hacerlo, tu cuerpo ya no necesitará pelear con la gravedad para enviar la sangre necesaria al cerebro.

Por otra parte, los episodios pueden ser prevenidos mediante ajustes apropiados en las medicaciones y en los hábitos dietarios, evitando diuréticos tales como la cafeína y las grandes cantidades de alcohol, que puede interactuar con otras medicaciones —en el caso del alcohol— y contribuir a los mareos.

Tratamientos

Para que tengas una idea, así es cómo los médicos tratan el tema de los mareos. Existen múltiples alternativas terapéuticas en pacientes con mareo, genéricamente las opciones terapéuticas pueden agruparse: 

  • Tratamiento farmacológico: Sintomático o etiológico.
  • Maniobras de liberación y reposición de partículas: destinadas al tratamiento del VPPB (también llamadas Maniobras de Semont y Epley).
  • Tratamiento Kinesiológico: Destinados a la rehabilitación vestibular general.
  • Tratamiento quirúrgico: Globalmente denominados procedimientos destructivos o ablativos (consisten el destruir por medio de procedimientos quirúrgicos o químicos los sectores del oído interno que generan la asimetría de la función vestibular.

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