Hasta
hace unos años, lo común era que a una persona con diabetes se le indicara una
dieta estricta y con proporciones específicas (y bastante rígidas) de
carbohidratos, proteínas y lípidos.
Esta
manera de abordar las cosas ha cambiado en los últimos años, y las normativas
se volvieron mucho más flexibles e individuales, sobre todo en los casos de diabéticos
no insulino-dependientes.
Por
lo tanto, la única manera de saber cual es la dieta apropiada para cada persona
es la consulta con un diabetólogo y/o nutricionista, quien deberá determinar
(en función del peso, niveles de colesterol sanguíneo y estado clínico)
la distribución y tipo de las comidas, el tamaño de las porciones y la
distribución horaria de las raciones.
Existen,
de todos modos, algunas
pautas generales que es importante que sean conocidas tanto por la persona con
diabetes como por sus familiares.
La
alimentación debe ser balanceada en hidratos de carbono (50-55%), grasas (30%) , proteínas (12-15%) y fibras (40 gr).
No
es una “ dieta hipohidrocarbonada”, sino que se deben evitar los Hidratos de Carbono de rápida absorción: mono y disacáridos
(los dulces).
Deben
respetarse las 4 comidas. La prescripción puede ser cualitativa, indicándola un
médico clínico,
o cuantitativa realizada por el nutricionista en los casos más difíciles.
Como
regla general el paciente diabético puede comer de todo, pero en menor cantidad ( “comer en
plato de postre”).
Alimentos
que pueden utilizarse:
Leche:
descremada líquida o en polvo, en licuados.
Yogurt:
descremado, natural o con sabor a frutas dietético.
Queso:
blanco descremado, ricota descremada, cottage, fresco descremado.
Huevos:
en preparaciones de todo tipo. Evitar las yemas
Carnes:
vacuna magra, aves sin piel, pescados, mariscos, jamón cocido o crudo
desgrasado, paleta, hamburguesas caseras, vísceras: hígado, riñón, mondongo.
Limitar la cantidad sobre todo en los hipercolesterolémicos (colesterol alto) en todas
sus formas de cocción, y evitando las grasas y frituras
Vegetales
tipo “A”: acelga, achicoria, apio, berenjenas, berro, brócoli, coliflor, escarola, endibia, espárragos, espinacas, hinojo, hongos, lechuga, pepino,
rabanito, radicheta, repollo, tomate, zapallitos.
Vegetales
tipo “B”: alcaucil, arvejas, calabaza, cebolla de verdeo, chauchas,
nabos, palmitos, perejil, pimientos rojos y verdes, puerro, remolacha,
repollitos de Bruselas, zanahoria, zapallo.
Vegetales
tipo “C”: (incluye tanto vegetales en su forma natural como harinas)
batata, choclo, mandioca, arroz, fideos, ñoquis de papa o ricotta descremada,
polenta, tallarines, canelones, ravioles de verduras. “A”, “B”, “C”
en todo tipo de preparación con condimentos o aceites permitidos.
Harinas:
harina de trigo, de maíz, salvado de avena, de trigo, avena arrollada. En
sopas, en galletitas, salsas.
Frutas
grupo “1”: frutillas, grosellas, guinda, limón, mandarina, melón,
pomelo, sandia.
Frutas grupo “2”: ananá, ciruela, durazno, damasco,
frambuesa, manzana, mora, pera, quinoto.
Frutas
grupo “3”: cereza, mamón, membrillo, níspero, uva.
Frutas
grupo “4”: Banana, dátil, higo. Todas las frutas en cualquier preparación
permitida.
Bebidas:
agua corriente o mineral, soda, café, té, mate, caldo desgrasado; no se
recomienda tomar más de un vaso de vino por día, otras bebidas alcohólicas
permitidas con restricción de cantidad son el whisky, coñac, jerez y champagne
secos. No son recomendadas la cerveza, sidra, champagne dulce, copetines,
licores, oporto.
Bebidas
sin alcohol permitidas: Dietéticas.
No aconsejadas: naranjas
embotelladas y no edulcoradas .
Edulcorantes: se deben usar moderadamente, pues pueden presentar efectos
colaterales como diarrea y dolor abdominal. El nutrasweet no tiene calorías.